En medio de especulaciones y preocupaciones por la salud económica de Colombia, el presidente de la Asociación Bancaria y de Entidades Financieras de Colombia (Asobancaria), Jonathan Malagón, ha asegurado que, pese a los desafíos enfrentados en 2023, el país no está atravesando una crisis financiera. Estas declaraciones se dieron durante la instalación del 26° Congreso de Tesorería, donde Malagón presentó un panorama del estado actual del sistema financiero colombiano.
¿Qué dice Jonathan Malagón presidente de Asobancaria sobre el crecimiento económico en Colombia?
El año 2023 fue testigo de un crecimiento económico modesto en Colombia, reportando un aumento del PIB de solo el 0,9%, cifra que Malagón describió como el octavo peor resultado en los últimos cien años. Además, se observaron caídas significativas en sectores clave como la venta de vehículos y viviendas, junto con un retroceso en la cartera crediticia y una disminución en la profundización financiera del país.
Sin embargo, Malagón enfatizó que estos datos no deben interpretarse como indicadores de una crisis financiera. «Los ahorradores, las empresas, los reguladores y supervisores pueden tener la certeza de que Colombia no tiene una crisis financiera», afirmó, basándose en tres criterios definidos por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para evaluar la solidez del sistema financiero: instituciones financieras resilientes, estándares internacionales de regulación y una supervisión adecuada.
Según el presidente de Asobancaria, el sistema bancario colombiano exhibe un nivel de solvencia del 16%, superando con creces los mínimos regulatorios del 9%. Además, destacó que, en términos de liquidez, los bancos colombianos cumplen y exceden los requerimientos exigentes, con un Coeficiente de Fondeo Estable Neto (CFEN) que sobrepasa el 115%.
Malagón señaló que Colombia ya cumple cerca del 100% de los principios de Basilea III, un estándar internacional que busca fortalecer la regulación, supervisión y gestión de riesgos en el sector bancario. Este logro, junto con la supervisión conjunta del Ministerio de Hacienda, la Superintendencia Financiera, el Banco de la República y el FMI, refuerza la posición del país como un modelo de estabilidad financiera en la región.
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