Cada colombiano consumió más de 38 kilos de pollo y 365 huevos en 2025

El consumo per cápita de pollo y huevo en Colombia alcanzó máximos históricos en 2025, impulsado por el crecimiento de la producción avícola.

El consumo de pollo y huevo en Colombia continúa consolidándose como uno de los pilares de la dieta de los hogares, en un contexto marcado por la búsqueda de proteínas más accesibles y estables en precio. En 2025, cada colombiano consumió en promedio 38,2 kilos de pollo y 365 huevos, cifras que confirman la fortaleza del sector avícola y su papel central en la seguridad alimentaria del país.

De acuerdo con un informe de Investigaciones Económicas de Bancolombia, la producción de carne de pollo mantendría un ritmo sólido de crecimiento, con un repunte estimado de 9,1% en 2025, luego de un avance marginal de 0,3% en 2024. Este desempeño estaría explicado, principalmente, por un mayor nivel de encasetamiento, que alcanzaría 954,3 millones de pollos en 2025 y se proyecta en 991,7 millones para 2026, reflejando una expansión sostenida de la capacidad productiva.

El consumo de pollo y huevo se consolida como pilar de la seguridad alimentaria en Colombia

El consumo de huevo también seguiría una senda ascendente. Según el mismo informe, la producción crecería 7,7% en 2025, después de que en 2024 se registraran 18.019 millones de unidades, con un aumento de 6,9%. Esta dinámica responde tanto al incremento de la oferta como a la preferencia de los consumidores por una proteína versátil y de menor costo relativo frente a otras carnes.

En términos per cápita, el avance ha sido notorio en la última década. El consumo de pollo pasó de 24 kilos por persona en 2010 a 36,8 kilos en 2024, y las proyecciones apuntan a que alcance los 38,2 kilos en 2025, consolidándose como la principal proteína animal del país. En el caso del huevo, el consumo aumentó de 300 unidades por persona en 2010 a 360 en 2024, con expectativas de llegar a 365 unidades en 2025, según estimaciones del sector.

Este crecimiento ha estado acompañado de un alivio parcial en los costos del alimento balanceado, uno de los principales componentes del gasto en la avicultura. Entre enero y noviembre de 2025, el precio del maíz promedió US$203 por tonelada, con un aumento anual cercano al 7%, impulsado por una menor oferta en Estados Unidos. No obstante, la caída en los precios de la soya y sus derivados compensó parte de esa presión: la soya se redujo 12% hasta US$446 por tonelada y la torta de soya cayó 19% a US$412 por tonelada.

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Además en el gremio avícola colombiano hay preocupación por el proyecto de reforma tributaria, ya que este causaría un efecto negativo tanto para productores como para consumidores.

En materia de precios, el informe muestra comportamientos diferenciados. El pollo mayorista prácticamente duplicó su valor desde 2017 y, a octubre de 2025, se ubicó en $13.271 por kilo, con una variación anual cercana al 7%, reflejo de una demanda estable y de su rol como proteína líder en los hogares. En contraste, el huevo rojo AA registró descensos significativos, con una caída de 17,7% en 2024 y de 4,8% en el promedio acumulado a octubre de 2025, afectado por una mayor oferta y menores costos de producción.

En el frente del consumo, el pollo y el cerdo presentaron inflaciones contenidas, de 3,5% y 1,3% anual en octubre, respectivamente, mientras que la carne de res superó el 8% anual, lo que ha incentivado un traslado de la demanda hacia proteínas más económicas.

El comercio exterior también empieza a ganar relevancia. Las exportaciones de huevo pasaron de niveles marginales en 2022 a 10,6 millones de unidades en 2024 y 25,2 millones entre enero y septiembre de 2025, con Cuba como principal destino. Aunque el volumen exportado sigue siendo reducido frente a la producción total, la apertura de nuevos mercados, incluido Estados Unidos para huevo industrial, representa una oportunidad de diversificación.

De cara a 2026, el principal reto del sector será mantener la rentabilidad y la eficiencia productiva, gestionar la volatilidad de los insumos y fortalecer la productividad en granja y la logística. Si las tendencias de costos y demanda se sostienen, la avicultura seguirá siendo un motor clave del empleo agroindustrial y un ancla fundamental de la seguridad alimentaria en Colombia.

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