La campaña de desprestigo con la que el jeque de los Emiratos Árabes, socio de los Gilinski, quebró empresas y destruyó vidas

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El cuento es largo, involucra a un jeque, se desarrolla lejos, más lejos de lo que muchos colombianos han conocido y comienza casi dos décadas atrás.


No termina bien para el protagonista, que lo perdió todo, y no termina bien para la condición humana, pues ejemplifica cómo los medios masivos de comunicación, manipulados por manos más que inescrupulosas, con intereses políticos y económicos e miles de millones de dólares, es capaz de destruir vidas y reputaciones completas. Sí; esta es la historia de una campaña de desinformación que resultó profundamente éxitosa.

Y cómo no, si la pagó el jeque, el hombre más rico del planeta. Publicada por el medio de comunicación norteamericano, THE NEW YORKER, y adaptada por 360 Radio, esta historia es una fotografía absolutamente nítida del mundo que viven los titanes y pesos pesados del mundo de los negocios en pleno 2023. 

Comienza con la anécdota de cómo Hazim Nada, un joven empresario de 34 años y fundador de Lord Energy, una lucrativa empresa que comerciaba materias primas poco despreciables como petróleo crudo, cemento y maíz, que conquistó el mundo explorando rutas poco convencionales, de Libia a Corea, o de Gabón a Italia. Así fue como, para el 2017, tenía en sus libros ingresos anuales cercanos a los US$2 billones.

En el trancurso de los siguientes cinco años todo se esfumaría. Perdería su empresa, su matrimonio, por poco pierde la salud mental, y todo porque fue una pieza clave en una campaña masiva de desinformación, contratada por el presidente y jeque de los Emiratos Arabes Unidos (EAU), Mohamed bin Zayed bin Sultan. 

Sultan, el hombre más rico del mundo y dueño, entre otras cosas, de International Holding Co, socia de Jaime y Gabriel Gilinski, los empresarios en disputa con el Grupo Empresarial Antioqueño. Pero nos estamos adelantando y Hazim es el protagonista de esta historia. 

En la sombra intimidante de su padre de 86 años, Youssef, un ferviente islamista cuya vida le hacía pensar que la suya no tenía propósito, Hazim Nada era completamente occidental (nació en Maryland), le aburría la política, la religión era un aspecto mas bien casual en su vida y lo que realmente le movía el alma era la física teórica, ciencia que perfeccionó en las mejores instituciones del mundo (master en Cambridge y doctorado en matemática apicada en el Imperial College London, en donde comenzará a dictar clases el año entrante). 

Curiosamente, y como suele ocurrir con los caminos que se abren camino solitos y sin necesidad de interferencia, el comercio de aceite era el trabajo con el que se estaba pagando sus estudios, hasta que evidentemente se dio cuenta de que con ese negocio se haría más rico de lo que podría serlo con la ciencia que explica la energía, la materia, el tiempo y el espacio. 

Hasta ahí, no tenemos nada menos que la historia típica de un emprendedor brillante con una carrera éxitosa, hasta que recibió una llamada engañosa en el otoño del 2017, que terminaría vinculandolo, de alguna forma, con el atentado terrorista contra el World Trade Center el 11 de septiembre de 2001. Un hombre que pretendía representar a Citibank se puso en contacto con la empresa de Nada y solicitó información bancaria sobre Lord Energy para procesar un pago. 

Ese diciembre su compañía apareció en una pieza periodística digital del medio Africa intelligence, sobre el retraso en la salida de Argelia, puesto que autoridades de ese país lo habían retenido, de un camión cisterna de su compañía que, en realidad, se había quedado anclado para reparaciones.  Y la joya de la corona: el artículo insinuaba que el retraso estaba relaconado con la implosión del banco de su papá poco después de que el mundo viera el colapso de las Torres Gemelas. 

El antecedente de su padre

Sobre su padre, aunque desde siempre condenó la violencia (lo que hizo que los militantes de Al Qaeda lo denunciaran de timido), discursivamente apoyó al grupo Hamas y calificó su lucha contra Israel como una “resistencia legítima”. Y sobre Youssef, los egipcios argumentaron que era, en esencia, Osama bin Laden en traje de banquero. 

En la paranoia reactiva de los días, meses y años posteriores al peor atentado en suelo norteamericano que ha padecido Estados Unidos, la Casa Blanca compró esa imagen de Youssef Nada, el presidente George Bush lo acusó de ayudar a Al Qaeda moviendo sus recursos, Suiza y la UE le impusieron sanciones, las entidades financieras le congelaron sus activos y su fortuna se esfumó. 

Él, ante este hecho, pasaría la siguiente década tratando de limpiar su nombre, periodo de tiempo en el cual le fueron levantando sus investigaciones, hasta que por fin el 26 de febrero de 2015, el Departamento del Tesoro norteameicano lo quitó de la lista de “Terroristas globales”. Un antecedente difícil. 

Lo que le pasó al padre le pasó al hijo

Cuando Hazim comenzó con el proyecto de Lord Energy en 2008, se vio forzado a probarle a cada uno de los banqueros con los que se relacionó que su proyecto no tenía ninguna relación con su padre. No obstante, Africa Intelligence presentó a esta empresa como la nueva encarnación del negocio de Youssef, de actividades comerciales incluido el aceite argelino.  Hazim asumió que un competidor había plantado la historia, pero luego otras duras acusaciones aparecieron.

El medio con base en Ginebra, Le Temps, sugirió que Lord Energy era una fachada de la célula de la hermandad musulmana, y otros nocivos titulares.  Al final del día, al poner en el buscador de Wikipedia Lord Energy, necesariamente arrojaban al lector a descripciones de nexos con el terrorismo, ante lo cual perdió a cinco instituciones financieras con las que estaba negociando y seis meses después tanto él como su compañía fueron listados bajo el rotulo de riesgo de “terrorismo”. 

No obstante, nueve días después World-Check borró la lista, reconoció el error y ofreció a Hazim una carta de disculpas. Aún así el daño ya estaba hecho, y en diciembre de 2018 Credit Suisse, su viejo aliado bancario, paró de hacer negocios con su empresa, pues a pesar de la verdad el riesgo de estar vinculado con el terrorismo era demasiado grande. 

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Lo que le había pasado a su padre le pasó al hijo, quien tuvo que despedir a sus empleados por incapacidad para financiar sus enviós y comenzó a padecer insomnio. Hazim denunció ante la policía suiza que alguien estaba orquestrando una campaña de difamación en su contra, pero el caso se cerró. 

Brero, el oscuro investigador privado 

No obstante, la policía obtuvo una pista: una firma de inteligencia privada con base en Ginebra (Suiza) había solicitado información sobre Lord Energy y una mesquita local, Alp Services, creada por Mario Brero, “el Papa” de los investigadores suizos y quien nunca hablaba con periodistas. 

No es claro Brero cómo comenzó su carrera, pero en 1986 estaba manejando una empresa que exportaba computadores y semiconductores de Estados Unidos a Europa, lo que lo llevó a tener algunos problemas con las leyes norteamericanas. Al parecer, ese fue el comienzo de su carrera en inteligencia privada. 

Brero abrió Alp en 1989 y defendió su territorio con las garras. Su negocio inicialmente se enfocó en banqueros y firmas de abogados, hasta que en 2012 mojó prensa cuando la gigante nuclear, Areva, lo contrató para investigar fraude potencial por parte de su directora ejecutiva, Anne Lauvergeon, en una “desastrosa” adquisición de $2.5 billones de una minera canadiense.  Un escandalo relacionado con esa investigación transformó su negocio y auyentó a bufetes de abogados, bancos y corporaciones conscientes de su reputación, junto con gigantes internacionales de investigaciones corporativas como Kroll, previo cliente. 

Aún asi Brero, con su discurso de ventas basado en su habilidad para difuminar información negativa en vez de solo recolectarla, atrajó a clientes menos delicados como oligarcas provenientes de la Unión Sovietica, políticos africanos y jaques del Oriente Medio. A Nada no se le escapó el nombre de Alp Services y a comienzos del 2021 amenazó a dicha compañía con repercusiones personales y profesionales si no corregía los rumores que, al parecer, había difundido sobre Lord Enery. 

Con su matrimonio en riesgo, Hazim recibió un mensaje, proveniente de un colectivo de hackers (por lo menos así se identificaron), que le dijeron que habían hackeado las cuentas en línea de Alp, demostrando su vinculación con los artículos de desprestigio en su contra. 

Más allá de lo que le pidieron a Hazim a cambio de esta información, lo esencial en este punto de la historia es la ética de Brero, quien en algunos correos decía: “Somos mercenarios pero tenemos nuestras éticas y sólo trabajamos con clientes que comparten nuestros valores”. 

Y que clientes: resulta que Brero le hizo trabajos de inteligencia a gobiernos extranjeros de países como Kazakhstan, Montenegro, Congo, Nigeria, Gabon, Monaco, Angola, Uzbekistan y Arabia Saudita, y a personalides como el productor de Hollywood, Bryan Singer, Bernard Arnault, Beny Steinmetz, así como para otros billonarios de Europa Oriental. 

Pero, ¿quién lo contrato? 

Ahora, ya sabiendo que Alp fue contratado para levantarle una campaña de desprestigio a Nada, la siguiente pregunta era clara: ¿quién contrató la firma de Brero? ¿Algun competidor del mercado de aceite? La respuesta a esa pegunta es no. 

El cliente fue el jeque, Sheikh Mohammed bin Zayed (SMZ), presidente de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), posiblemente el hombre más rico del mundo, con enorme influencia en Oriente y quien, desde la Primavera Árabe en el 2011, dirigió una campaña para reestablecer y fortalecer el orden autoritario en la región. 

En ese orden de ideas, EAU contrató a Brero como parte de una guerra eterna contra Qatar. Ambos estados estaban respaldados por occidente, eran monarquías petroleras ricas y socios cercanos al pentágono, pero ambas familias regentes tenían perspectivas distintas (aunque igualmente cínicas) sobre cómo reforzar su poder.  Por ejemplo, Qatar albergó una importante base aérea estadounidense, al tiempo en que cultivó una alianza táctica con la Hermandad Musulmana, tanto para ganar influencia de base en la región árabe como para contrarrestar a sus vecinos más grandes del Golfo Pérsico.

Y durante la Primavera Àrabe usó sus medios economicos para ampliar las demandas democráticas. Por el contrario, EAU apostó por el liderazgo regional en la noción de que ellos eran una fuerza modernizadora en una región peligrosamente atrasada, y en el marco de esa idea graduó a la Hermandad como una encarnación de ese atraso. Las tensiones entre ambos países explosionaron en el 2017, en esas tensiones entraron a cobrar los investigadores privados, y la disputa llegó al punto en que EAU instó a varios países de la región a cortar las relaciones comerciales con Qatar.  

De hecho, en agosto del 2017 Brero llegó a Abu Dhabi, como invitado de sus gobernanes con 17 paginas que contenían una argumentación para persuadir a los emiratos de que le pagaran por atacar a Qatar, así como a la hermandad. “Los haríamos ver como pervertidos, corruptos o extremistas. El poder de las relaciones pùblicas oscuras no debería subestimarse”, escribió.  En este punto de la historia, y para no olvidar su hilo conductor, amerita precisar que en esas 14 páginas no apareció el nombre de Hazim Nada. Su propuesta inicial, en cambio, fue la de atacar a personas claramente identificadas como simpatizantes de la hermandad. 

La idea de atacarlo apareció en una conversación con un nombre ya mencionado en estas líneas: el de Sylvain Besson, el periodista suizo de Le Temps que ya había escrito sobre su padre. En este orden de ideas el oscuro investigador pensó en atacarlo basado en una presunción: el hijo como una extensión del padre. Sobra decir que, a partir de ese momento, Brero construyó un caso en cantra de Hazim Nada y las personas a las que llamaba con frecuencia.

“Lord Energy aparece como una entidad muy importante y profundamente discreta dentro del sistema terrorista secreto de la Hermandad Musulmana Global”, escribió a los emiratíes. Hazim, por su parte, no podía creer que los emiratíes fueran lo suficientemente paranoicos como para comprar esa idea. 

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Pero así fue. De hecho, en febrero de 2018 solicitó más plata para expandir su operación en contra de Nada y propuso alertar a las bases de datos de cumplimiento y a los organismos de control, que son utilizadas por los bancos y las multinacionales, sobre las actividades reales de Lord Energy y sus vínculos con el terrorismo para bloquear financieramente a la compañía. 

Dicho y hecho, en mayo de ese mismo año la Alp le pagó a la periodista freelance, Nina May, 6.025 libras por cinco artículos en línea que fueron publicados bajo seudónimos. Podríamos resumirlo de la siguiente manera: Alp rápidamente puso a trabajar la plata de los emiraties. 

Nada no podía creer lo facíl que fue persuadir a los prestamistas de que lo esquivaran. Y Lord Energy, que por años fue percibida como una empresa seria de comercio de productos básicos con un negocio legítimo,“gracias a nuestras acciones, hoy se expone públicamente como una controvertida Hermandad Musulmana, empresa con vínculos con el financiamiento del terrorismo”, le escribió Brero a sus patrocinadores. 

Después de arruinar a Lord Energy, Brero persuadió a los emiratíes para que le pagaran para perseguir a muchas más personas en la lista de sospechosos islamistas del director del Programa sobre extremismo de la Universidad George Washington, Lorenzo Vidino, un convencido de que hasta las organizaciones islamistas más moderadas en Occidente pueden inclinar a los musulmanes hacia el separatismo y la violencia. 

Para noviembre de 2019, Brero había propuesto a los emiratíes más de cincuenta posibles objetivos europeos. Amerita anotar que, entre agosto 21 de 2017 y junio de 2020, los EAU  le pagaron a Brero por lo menos 5,7 millones de euros. 

En 2019 él continuó tejiendo redes de asociaciones que vinculaban a funcionarios de la acción humanitaria, Islamic Relief, con la Hermandad Musulmana o con extremistas violentos, lo que llevó a que gobiernos como el de Alemania cortaran con la caridad. 

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Violaciones a derechos humanos 

Y otra de las víctimas de Brero fue un franco-tunisiano, también financiado por EAU. En un reporte que hizo en el 2018 un panel de expertos en derechos humanos de las Naciones Unidas, este concluyó que los EAU habrían cometido crímenes de guerra en su intervención militar en Yemen. Los EAU comisionaron a Brero para que investigara el panel de miembros, especialmente a su presdente, Kamel Jendoubi, un admirado abogado franco-tunisio con una repuación excelente tras haber pasado 17 años en el exilio por oponerse a la dictadura en Tunez.

Pero por supuesto Brero hizo su magia y prometió que en seis meses “remodelaría” su imagen con “elementos negativos”. Sólo les costaría la modica suma de 150.000 euros. Dicho y hecho, a través de noticias árabes y publicaciones en línea europea, publicaciones dijeron que Jendoubi era una herramienta de Qatar, un empresario fracasado y, por supuesto, se sugirió que tenía nexos con el terrorismo. 

“Es un oportunista disfrazado de héroe de los derechos humanos” y “es demasiado cercano a Catar”, fueron comentarios salidos de la prensa y Alp creó entradas alternativas a su nombre en varias cuentas. “Wkipedia es un monstruo”, fue una de las reacciones del defensor de Derechos Humanos.

Ese era Brero y buena parte de la historia del NEW YORKER que está siendo compartida en estas líneas, se encargó de ejemplificar a un personaje naturalmente oscuro que puso en evidencia lo fácil que es, cuando se tienen los recursos, de destruir la reputación, vida pública y empresarial de una persona vía manipulación del cuarto poder. 

Ahora la última parte de la historia: ¿Qué hizo Nada, segunda generación de su familia en padecer una campaña de desprestigio de magnitudes épicas?  Sin duda quería venganza y compensación, y quería también exponer a Brero y a los emiraties. Estaba indignado de que uno de los aliados árabes más cercanos de Washington pudiera espiar y difamar a ciudadanos musulmanes y asociaciones cívicas en las democracias occidentales, y lo que era aún peor: sin pruebas. 

Es que, ninguno de los informes a los emiratíes en los archivos pirateados de Alp documentó transferencias financieras u otro tipo de apoyo proporcionado a ningún grupo extremista u organización de la Hermandad Musulmana. Finalmente denunció ante la inteligencia qatari un millón y medio de documentos cortesía de los hackers, pero sin ninguna respuesta. Un miembro de la familia real qatarí mostró interes, pero luego se echó para atrás.  Parecía que su deseo de venganza de un hombre que costaba alrededor de US$20 millones estaba desvaneciendo.

Tras el colapso de Lord Energy, Nada se divorció, ahora sale con una mujer de nacionalidad ucraniana, comenzó una aventura con el negocio de los carros eléctricos, con su compañía Aehra y aceptó un trabajo como investigador en física del plasma, puesto que comenzará a ejercer el año entrante en el Imperial College London.  No obstante, su vistazo al interior de los escrupulos de Alp y su campaña lo siguen atormentando y sostuvo al periodista del NEW YORKER que seguía bajo ataque con noticias relacionadas con sus lazos con el extremismo, en las que también fue atacada la inteligencia italiana por haberlo entrenado en paracaidismo bajo techo. 

“Esto no debería suceder: que algún dictador o sus asesores decidan atacar a los ciudadanos de una democracia y arruinar sus vidas, sin ningún tipo de proceso”. Muchas de las victimas de Brero “nunca han hecho nada malo, aparte de tener potencialmente puntos de vista que los emiratíes vieron como una amenaza.

¡Estaba claro que no tenía ningún punto de vista político!”, fue una de las conclusiones de Nada, quien perdió más de cien millones de dólares a principios de 2019, sin mencionar los millones que podría haber ganado durante los años de auge del comercio del petróleo entre 2020 y 2021.

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