El departamento del Cauca bajo el control total de la criminalidad

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No solo las imagines y videos son estremecedores, sino que también escuchar a las víctimas del avance criminal en el Cauca es desolador. Peor aún cuando las autoridades parecen desentendidas de esta grave situación. La sangre, el dolor y las lágrimas se han convertido en el diario vivir de esta región que parece estar condenada al fracaso.

Editorial 

Históricamente algunos departamentos de nuestro país, como lo es el Cauca, han padecido las inclemencias, no solo del centralismo, de las ineficiencias del Estado y todo lo que esto genera como el incentivo a grupos criminales para ocupar estas zonas con actividades multicrimen.

Podríamos hablar de zonas como el Caquetá, Meta, Putumayo y el Cauca, donde realmente ha sido un fallo sistemático del Estado el no poder garantizar la presencia de la ley, y desde luego permanecer siempre en el territorio y no solo estar durante planes de Gobierno.

Hoy la situación del departamento del Cauca y varios lugares cercanos al Valle del Cauca presentan problemas de orden público, y un avance criminal contra los ecosistemas allí presentes: bosques, selvas y ríos, los cuales están siendo desforestados por grupos criminales que avanzan con sus actividades ilegales sin ninguna interrupción por parte del Estado.

Los registros de deforestación son impresionantes. La capacidad de destrucción que acumulan los invasores de predios fácilmente pueden no tener precedente en Colombia. Estas personas pueden estar siendo envalentonados primero por ambigüedades del actual Gobierno Nacional en cuanto a la política de la tierra, su distribución y a la supuesta restauración de unos derechos reposados en ningún fundamento, para que estas personas ataquen la propiedad privada, y fuera de eso, que agreden discriminadamente nuestros bosques y selvas.

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Causa curiosidad e ironía que en un Gobierno que debería estar más preocupado por el medio ambiente, es cuando más Colombia este sufriendo por el avance de los criminales. No solo es solo mirar los casos tan graves de minería ilegal en muchas regiones del país y demás casos como lo son: los ríos contaminados con mercurio, los bosques y montañas destruidas cortando cada árbol que se pueda observar, trabajando con dinamitas y desplazando a las personas de su territorio.

Situaciones que pudieron observar hace unos días en el Cauca, donde atacan a los trabajadores, amenazan a los porteros, emboscan a periodistas. Parece una región que está totalmente dedada para el Estado colombiano; y lo peor de todo es que este medio de comunicación ha logrado confirmar que la fuerza pública tiene las manos atadas y no pueden actuar en estas zonas, pues no siente la confianza, la autoridad, ni mucho menos la instrucción para ir a estos lugares claramente a combatir, pues lo que hay allí es diligencia organizada, milicias que se están rearmando de cara a sus principales negocios como lo son el narcotráfico, minería ilegal, extorción, secuestro y sicarito.

Son esas bandas multicrimen, y así las escribió el presidente Gustavo Petro, las que están profundizando un baño de sangre, inseguridad, incertidumbre y de dolor a miles de familias de esta región. Y peor aún, y está confirmado, existen y está comprobado, hay arreglos entre estas bandas al margen de la ley y algunos grupos indígenas, quienes están interesados en ocupar extensiones de territorio que claramente no son de ellas, pero que se están amparando bajo supuestos derechos ancestrales para llegar con sangre y fuego a ocupar estos lugares, que dice que les pertenece.

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Insistimos con nuestra preocupación que el Estado en ocasiones con su silencio termine siendo cómplice de estos asuntos, que tan preocupado tienen a una gran parte del país.

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