La Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN) está dando pasos firmes hacia la modernización tecnológica. En su apuesta por aumentar el recaudo y reducir la evasión fiscal, viene incorporando herramientas de analítica de datos, inteligencia artificial y automatización para vigilar en tiempo real el comportamiento tributario de las empresas.
Esta transformación ya muestra resultados. A la fecha, hay más de 1,32 millones de contribuyentes habilitados para emitir factura electrónica, y solo en 2024 se han registrado picos de hasta 35 millones de facturas validadas al día.
Además, más de 3.800 funcionarios de la DIAN han visitado cerca de 183.000 empresas este año, verificando el cumplimiento de la facturación electrónica. Todo esto evidencia que el control ya no es solo digital: también es territorial.
Menos evasión, más sanciones
Gracias a su nuevo modelo de fiscalización, la DIAN ha identificado miles de inconsistencias. Uno de los casos más relevantes fue el de 506 empresas clasificadas como proveedores ficticios, responsables de emitir facturas simuladas que sirvieron para evadir impuestos. Estos hallazgos derivaron en procesos penales y sanciones económicas considerables.
Todo hace parte del “Plan de choque contra la evasión”, que la DIAN viene ejecutando desde hace unos años con apoyo internacional. La estrategia se basa en el cruce automático de datos, el uso de paneles de visualización en Power BI y modelos predictivos que identifican patrones sospechosos en las declaraciones.
Reglas claras: lo que dice la norma
En cuanto a lo normativo, la factura electrónica ya es obligatoria para la gran mayoría de empresas en el país. El Decreto 358 de 2020 y la Resolución 165 de 2023 establecen los lineamientos técnicos, formatos y plazos que deben cumplir los contribuyentes.
Además, el sistema RADIAN (Registro de Facturas Electrónicas como Título Valor) permite darles trazabilidad a las operaciones comerciales entre empresas y evitar fraudes como la venta de facturas.
La DIAN también viene implementando ajustes frente a eventualidades. En mayo de 2025, por ejemplo, amplió los plazos del reporte de información exógena debido a una contingencia técnica, pero dejó claro que los incumplimientos no justificados seguirán siendo sancionados.
Empresas: ¿cómo prepararse para este nuevo modelo de fiscalización?
Ante este panorama, las empresas deben dar un giro a sus procesos contables y fiscales. Es clave adoptar soluciones que permitan emitir y transmitir facturas electrónicas en línea, de acuerdo con los requisitos técnicos exigidos por la DIAN.
No hacerlo puede salir costoso: las multas pueden ser del 5 % del valor de la operación, con un tope de 950 UVT, y también se puede llegar a la clausura del establecimiento por irregularidades graves.
Otro punto importante es validar constantemente a los proveedores. Si una empresa compra a un tercero que no está habilitado por la DIAN o no cumple con los requisitos para emitir factura, puede ser sancionada de forma solidaria.
Por eso es fundamental revisar el RUT de cada proveedor y asegurarse de que sus documentos tengan todos los elementos exigidos.
Asimismo, es recomendable que las áreas contables estén capacitadas en los cambios normativos y en el uso de los sistemas internos. Con procesos más digitalizados y personal entrenado, se reduce el margen de error ante auditorías digitales.
Tickelia: control eficiente de gastos y cumplimiento tributario
En este nuevo entorno, contar con una solución tecnológica especializada ya no es un lujo, sino una necesidad. Tickelia es una plataforma que permite digitalizar, automatizar, legalizar y gestionar todos los gastos de una empresa, desde viáticos hasta reembolsos.
Además, está integrada con los principales sistemas contables, lo que facilita el cumplimiento tributario y garantiza trazabilidad ante cualquier requerimiento de la DIAN.
Gracias a esta solución, las empresas pueden tener control total de sus gastos, evitar errores en la declaración y responder con agilidad a una auditoría digital. En tiempos de fiscalización electrónica, estar preparados además de evitar sanciones también es una ventaja competitiva.
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