Por: Catalina Escobar y Juliana Hernández
El pasado domingo, Colombia eligió un modelo de país que aunque a la otra mitad de colombianos no nos guste, es el modelo que ganó. Y es que, en democracia se gana y se pierde, sin embargo, este nuevo panorama nos obliga a cuidar el modelo económico que le conviene al país. En efecto, estamos llamados a vigilar y cuidar nuestra institucionalidad y alertar y denunciar cualquier acto que arriesgue nuestra libertad, democracia y economía.
Ahora bien, marquemos la diferencia con respecto a lo que ha pasado en otros países de la región que le apostaron a este modelo. Unámonos y hagamos control político a cada una de las propuestas que Gustavo Petro hizo al país y que siempre nos han generado alertas como: la amenaza al sistema pensional, acabar con el sistema de salud, el hecho de que quiera que las empresas repartan el 70% de sus utilidades, la intervención del gobierno central en el Banco de la República, la democratización de la tierra, la impresión de billetes…
Esta experiencia nos debe dejar una clara enseñanza y es que los ciudadanos no podemos esperar las elecciones cada 4 años para medio informarnos e interesarnos en la política, nos guste o no, la política termina afectando todos los aspectos de nuestra vida cotidiana.
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Hablamos mucho del derecho al voto, pero, ¿no será más un deber? Como ciudadanos no solo tenemos derechos, también tenemos DEBERES y a pesar de que estos últimos no son tan celebrados, nombrados y defendidos, son igual o más importantes que los primeros. Ahora bien, las fechas de las elecciones en un país son sagradas, así que cada año electoral tenemos que asumir nuestra responsabilidad como colombianos y reservar las fechas electorales para cumplir con nuestro deber ciudadano de elegir a quienes tomarán las decisiones más importantes del país.
Es momento de empezar a interesarnos en la política, no podemos seguir pensando que esto solo le compete a los políticos, cada decisión política, tiene consecuencias para todos los colombianos. No es momento de bajar la guardia, de resignarnos, por el contrario, estamos llamados a la acción, estamos llamados a defender los valores democráticos en los que creemos. Nuestro país no está en manos de un hombre, nuestro país nos pertenece a todos y de la mano de DIOS seguiremos luchando por el.
La indiferencia y pensar que la causa es de otros, puede costarnos mucho. Empecemos a tomar acciones por el país desde donde nos encontremos: una empresa, una comunidad religiosa, un movimiento ciudadano, un tanque de pensamiento…
Al final, en las oscuridad es que aprendemos a apreciar la luz…
¡Te amamos Colombia!
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