Congresistas, no prohíban el fracking en Colombia

Es la quinta vez que el Gobierno busca acelerar el proyecto que pretende prohibir el fracking en Colombia.

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El país atraviesa días y semanas decisivas respecto a lo que pueda ocurrir con el fracking en Colombia, luego de que el Gobierno realizara el quinto intento para aprobar el proyecto, que ha sido hundido en ocasiones anteriores debido a la falta de discusión en el Congreso.

Esta propuesta fue presentada por los ministros Gustavo García, del Interior, y Susana Muhamad, de Ambiente en las últimas horas. Esto resulta preocupante cuando el país en lo que debería pensar es aumentar la producción de gas.

Pero no es un secreto que Colombia enfrenta desafíos significativos en su sector energético, caracterizados por tarifas elevadas y frecuentes interrupciones del servicio en diversas regiones. Entre 2021 y 2024, las tarifas eléctricas residenciales en Colombia aumentaron a un promedio anual del 15,3%, el mayor incremento en 23 años.

No existe una discusión sensata y seria sobre el Fracking en Colombia

En distintos escenarios, Congresos y medios de comunicación, el Ministro de Minas y Energía, Andrés Camacho, ha mencionado las intenciones del Gobierno con este proyecto.

A estas declaraciones se suma que el mismo Ministro ha dicho que hacer pruebas de fracking no permitiría saber si es viable o no, es decir, de entrada niega el método científico colocando ideologías por encima de lo que las pruebas puedan arrojar.

Ministro Andrés Camacho asegura que se dio duro golpe a la transición energética
Foto: Redes

Acá como medio de comunicación cuestionamos, de ser así, ¿Cómo se hace para saber si se puede avanzar en esto o no?, como también surge el interrogante de si Colombia y este Gobierno no quieren explorar y explotar nuestro petroleo y gas, pero si lo compramos afuera, ¿Acaso esto tampoco hace daño al medio ambiente?

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El fracking ha demostrado ser una técnica efectiva para incrementar la producción de hidrocarburos en países como Estados Unidos, contribuyendo a su independencia energética. En el caso de Colombia, estudios indican que la implementación controlada y responsable del fracking podría tener un impacto positivo en el Producto Interno Bruto (PIB) nacional, estimado entre un 3% y 4%, además de la generación de empleo y el fortalecimiento de la economía regional.

No se puede negar que si bien el fracking ha sido objeto de debate debido a preocupaciones ambientales, el fracking en Colombia ha sufrido una campaña netamente de desprestigio y poco académica en este país, mucho menos científica.

Por lo anterior, resulta fundamental abordar estos desafíos mediante regulaciones estrictas y la adopción de mejores prácticas internacionales, pero es necesario generar los espacios para poder dialogar al respecto.

La experiencia global ofrece lecciones valiosas para minimizar los riesgos asociados, garantizando la protección de los recursos hídricos y la biodiversidad. Además, la participación activa de las comunidades locales en la planificación y ejecución de proyectos de fracking es esencial para asegurar que los beneficios económicos se reflejen en mejoras tangibles en la calidad de vida y el desarrollo regional.

Otro punto que, desde este medio de comunicación hemos reforzado e insistido, es la adopción del fracking en Colombia bajo un marco regulatorio riguroso y con un enfoque en la sostenibilidad, pues comprendemos que podría ser un paso decisivo hacia la soberanía energética.

Claramente este proyecto que se va a discutir en el Congreso y que merece un debate serio también presenta desafíos, sus potenciales beneficios en términos de independencia y suficiencia energética merecen una consideración seria y equilibrada. Con una implementación responsable, Colombia puede aprovechar sus recursos naturales para construir un futuro energético más seguro y sostenible.

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Pero siempre, estando convencidos, que la prohibción del fracking frenaría una cadena de desarrollo que podría catapultar a Colombia a grandes proyectos y dinaminzación de la economía.

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