¿Cuál ha sido el arancel más alto de la historia?

Esta dinámica ha despertado el interés por conocer cuál ha sido el arancel más alto de la historia y qué consecuencias ha tenido este tipo de medidas en la economía global.

Foto: Redes

En medio de una nueva escalada de tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, desatada por la política arancelaria del presidente estadounidense Donald Trump, el mundo vuelve a prestar atención a los efectos del proteccionismo económico.

La historia del comercio internacional está marcada por múltiples episodios de proteccionismo extremo. Sin embargo, uno de los casos más emblemáticos y también más desastrosos ocurrió en los Estados Unidos hace casi un siglo. Se trata de la famosa Ley Arancelaria Smoot-Hawley, promulgada en 1930, en pleno contexto de la Gran Depresión.

Tras el colapso del mercado bursátil en 1929, el Congreso estadounidense aprobó la Ley Smoot-Hawley con el objetivo de proteger a los agricultores e industriales nacionales de la competencia extranjera. Esta legislación elevó los aranceles de más de 20.000 productos, con tasas que en algunos casos alcanzaron el 60%.

La historia del arancel más alto y su impacto en la economía global

Aunque el propósito era estimular la economía interna, el efecto fue totalmente opuesto. Las principales economías del mundo respondieron con medidas similares, desatando una guerra comercial global que agravó aún más la crisis económica.

La historia del arancel más alto y su impacto en la economía global
Foto: Redes

Entre 1929 y 1934, el comercio internacional se redujo en más de un 65%, y la recuperación económica se vio seriamente obstaculizada.

Por su impacto devastador en la economía mundial, este arancel es considerado uno de los más costosos de la historia, no necesariamente por su valor individual, sino por el efecto dominó que desencadenó en el sistema económico global.

Aranceles extremos en el siglo XXI

No obstante, cuando se trata de aranceles individuales particularmente elevados, otros países han impuesto tasas incluso más altas que las registradas durante la era de la Ley Smoot-Hawley.

India, por ejemplo, ha aplicado aranceles de más del 100% a productos como el vino y los vehículos de lujo importados, en un intento por proteger a su industria nacional y equilibrar su balanza comercial.

En América Latina, tanto Argentina como Brasil han llegado a imponer aranceles superiores al 300% en determinados bienes agrícolas, buscando salvaguardar los ingresos de sus productores locales.

Un caso especialmente llamativo es el de Corea del Sur, donde las importaciones de arroz un alimento esencial en su dieta ha sido gravadas con impuestos de hasta el 500%, una medida diseñada para preservar la autosuficiencia alimentaria y proteger a los pequeños agricultores.

Actualmente, el conflicto comercial entre Estados Unidos y China ha entrado en una nueva fase. En respuesta a la reciente decisión del gobierno de Trump de imponer aranceles del 145% a una amplia gama de productos chinos, Pekín anunció, a través de su Comisión de Aranceles, una serie de represalias que entrarán en vigor en las próximas horas.

Estas medidas afectan no solo a los productos electrónicos, sino también a sectores estratégicos como la maquinaria, los componentes de vehículos y los productos agrícolas.

La respuesta china refleja la voluntad de no ceder ante las presiones estadounidenses, en lo que muchos analistas ya consideran una nueva “guerra arancelaria” que podría tener consecuencias serias para la economía global, especialmente en un momento en que varios países enfrentan procesos de desaceleración.

Foto: Redes

La historia parece repetirse, la utilización de los aranceles como herramienta política y económica ha demostrado ser, en muchas ocasiones, un arma de doble filo.

Si bien pueden ofrecer protección temporal a sectores específicos, los efectos colaterales como la reducción del comercio, el aumento de precios para los consumidores y la ruptura de cadenas de suministro pueden resultar perjudiciales a largo plazo.

El mundo observa con atención los movimientos en esta nueva disputa comercial, mientras los expertos recuerdan las lecciones del pasado: el proteccionismo extremo rara vez conduce a la prosperidad.

Lea también:Desde cuándo se levanta el racionamiento de agua para Bogotá y Soacha

[mc4wp_form id=»74432″]

Salir de la versión móvil