¿Cuántas personas nacen en el mundo cada hora y en qué países?

Unas 15 102 nuevas vidas llegan al mundo cada 60 minutos. Es el cálculo para 2025 de World Population Review (WPR), que traduce esos alumbramientos en 362 437 por día y 132,3 millones por año. Si se amplía la ventana a todo un día, estamos hablando de una ciudad del tamaño de Zúrich apareciendo en el mapa cada veinticuatro horas.

A simple vista la cifra se alinea con la franja de 132-140 millones de nacimientos anuales que proyecta la ONU (World Population Prospects 2024) para el quinquenio 2020-2025.

Sin embargo, detrás de ese promedio global hay enormes contrastes geográficos que modelarán el mercado laboral, las finanzas públicas y el equilibrio de poder en las próximas décadas.

La escala del reloj demográfico

• 4,2 partos por segundo

• 252 por minuto

• 15 102 por hora

• 362 437 por día

• 132,3 millones por año

Estas estadísticas —derivadas de la misma base de WPR— confirman que el planeta aún se expande, aunque a un ritmo más lento que hace una década, cuando se rozaban los 140 millones anuales.

Los países donde nacen más personas cada hora

Nueve naciones suman casi la mitad de los partos del mundo. El podio lo encabeza India, con 2 632 nacimientos por hora; le siguen China (994) y Nigeria (872). Detrás aparecen Pakistán, Indonesia, la República Democrática del Congo, Etiopía, Estados Unidos y Bangladés.

¿Por qué algunos países siguen teniendo tasas de natalidad tan altas?

El PWR destaca las siguientes conclusiones sobre la tasa de natalidad:

1. Pirámides poblacionales amplias en la base. En gran parte de África occidental y central, la media de edad apenas supera los 18 años.

2. Economías agrícolas y ausencia de redes de protección. En contextos rurales, un mayor número de hijos sigue siendo un seguro frente a la vejez o la pérdida de ingresos.

3. Menor acceso a métodos anticonceptivos. La ONU estima que la cobertura en África subsahariana ronda el 56 %, frente al 79 % en Europa.

4. Normas sociales y religiosas favorables a familias numerosas. El prestigio social asociado a la descendencia sigue arraigado en el Sahel y el sur de Asia.

5. Descenso de la mortalidad infantil sin ajuste inmediato de la fecundidad. A medida que sobreviven más niños, la tasa bruta de natalidad se mantiene alta durante varios lustros.

Donde casi no nacen niños: el otro extremo de la balanza

La fotografía opuesta se observa en el este de Asia, varios micro-Estados europeos y territorios urbanos densamente poblados. Según la CIA Factbook sistematizada por WPR, Ciudad del Vaticano registra la menor tasa bruta de natalidad, 4,6 nacimientos por cada 1 000 habitantes, seguida de Hong Kong, Corea del Sur y San Marino con cifras inferiores a 6 ‰.

El caso surcoreano es paradigmático: su tasa de fertilidad cayó a 0,72 hijos por mujer en 2023 y apenas repuntó a 0,75 en 2024. Ni los subsidios estatales ni los permisos parentales han logrado devolverla siquiera al umbral de reemplazo de 2,1.

Europa no se queda atrás. Italia, por ejemplo, registró en 2024 el menor número de nacimientos desde la unificación de 1861 y una fertilidad de 1,2 hijos por mujer.

Factores que deprimen la natalidad en países desarrollados

• Costo de la vivienda y precariedad laboral. Jóvenes que aplazan la maternidad por falta de estabilidad económica.

• Elevada participación femenina en el mercado laboral sin corresponsabilidad doméstica plena.

• Retraso en la edad del primer hijo: en Italia la media supera los 31 años.

• Desconfianza en el futuro económico y en la sostenibilidad de sistemas de pensiones.

En Corea del Sur, la combinación de jornadas laborales extensas y precios inmobiliarios estratosféricos convierte la crianza en un proyecto prohibitivo para buena parte de la población urbana.

Consecuencias de un mundo con brechas de natalidad

1. Envejecimiento en el Norte. Países con natalidad baja verán crecer la proporción de mayores de 65 años por encima de la de menores de 18 antes de 2070.

2. Tensión fiscal. Menos cotizantes sostendrán pensiones y sistemas de salud cada vez más costosos.

3. Dependencia migratoria. Alemania o Japón ya liberalizan visados para cubrir vacantes industriales y de cuidados.

4. Riesgos ecológicos y sociales en zonas de alta natalidad. Sin inversión en educación y empleo, el bono demográfico puede traducirse en pobreza crónica.

5. Innovación en políticas familiares. Desde “bonos bebé” y guarderías gratuitas (Francia) hasta agencias públicas de citas (Corea del Sur) prueban suerte para revertir la curva.

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¿Se estabilizará la población mundial?

La ONU prevé que el planeta alcance su pico —unos 10,3 miles de millones— en torno a 2085 y luego inicie un declive gradual. El desenlace dependerá de:

• Educación de niñas y acceso universal a salud reproductiva en países de alta natalidad.

• Reformas laborales que faciliten la conciliación en economías de baja fecundidad.

• Flujos migratorios que redistribuyan el déficit de mano de obra.

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