Culmina un año de transición

En este escenario, si todo se desarrolla según lo previsto, el próximo año el país podría registrar un crecimiento de entre el 1.5 % y el 1.8 %, con una inflación que oscile entre el 5 % y el 6 %.

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Vocero: Sergio Olarte, economista principal Scotiabank Colpatria

La economía colombiana ha exhibido una notoria resiliencia tras enfrentar la doble embestida de la pandemia y las protestas de 2021. A pesar de que el Producto Interno Bruto (PIB) recuperó niveles prepandemia en el tercer trimestre del mencionado año, reflejando la capacidad de adaptación de empresas y familias, no podemos pasar por alto los costos significativos que actualmente estamos trabajando para revertir.

Durante los años 2021 y 2022, el consumo de los hogares experimentó un crecimiento del 12.5 % en promedio, superando la tasa excepcional de crecimiento del PIB, que en periodos anteriores había alcanzado una tasa excepcional del 9.4 %. Es crucial tener en cuenta que el crecimiento promedio a largo plazo ronda el 3.5 %. Este desequilibrio generó una demanda desmedida de bienes y servicios en Colombia, elevando los precios y exacerbando las presiones existentes sobre el consumidor debido a la disrupción de canales de distribución y el aumento de costos de producción.

Esta vorágine de demanda contribuyó a que la inflación en Colombia alcanzara niveles históricos, cerrando el año 2022 por encima del 13 %. Simultáneamente, el aumento significativo en la demanda doméstica impulsó un incremento del 34 % en las importaciones, ampliando de manera insostenible el déficit de cuenta corriente a más del 6 % del PIB el año pasado, duplicando la cifra esperada del 3 %.

Estos desbalances proyectaron al 2023 como un período de transición y ajuste para la economía colombiana. El Banco de la República, cumpliendo su mandato de controlar la inflación, elevó la tasa de interés al 13.25 %, su nivel más alto en décadas. Este aumento, pese a que era necesario, tuvo un impacto contundente al encarecer el financiamiento para las empresas, afectando considerablemente la inversión. Aunque son medidas dolorosas, son esenciales para retornar a crecimientos sostenibles.

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Por otro lado, tanto hogares como empresas han respondido de manera efectiva al incremento de tasas de interés, inflación y tipo de cambio. Han desacelerado significativamente la expansión del consumo, con un modesto crecimiento del 1.5 % en los primeros tres trimestres de este año, centrándose en el consumo defensivo y reduciendo la adquisición de bienes duraderos. En paralelo, la inversión de la economía ha experimentado una caída del 6.5 % en promedio anual hasta septiembre.

Estas medidas, si bien , están dando los frutos deseados. El déficit en cuenta corriente se está aproximando rápidamente al 3 % del PIB, aliviando la presión sobre la tasa de cambio y restableciendo la sostenibilidad del desbalance externo. Además, la inflación del país ha comenzado su camino de convergencia gradual a la meta, aunque de forma más lenta de lo esperado.

La economía colombiana se encuentran en un momento de transición

En resumen, la economía colombiana ha demostrado su capacidad para navegar por diversos desafíos en los últimos tres años, manteniendo políticas económicas ortodoxas. Sin embargo, este proceso no es exento de costos, y algunos sectores enfrentan desafíos mayores que otros mientras se estabilizan los niveles de inflación y desbalance externo. La resiliencia del sector de servicios destaca, sugiriendo que los sectores intensivos en mano de obra pueden jugar un papel crucial en mantener la economía a flote, mientras se espera la recuperación de la industria y la construcción con la eventual disminución de las tasas de interés por parte del Banco de la República.

Una vez concluya el 2023 como periodo de transición y corrección de los balances descritos anteriormente —lo cual se estima podría ocurrir entre el primero y el segundo trimestre de 2024— es probable que la economía colombiana, mostrando resiliencia y con las instituciones y operando de manera eficiente, inicie una recuperación económica. Se anticipa que la inflación experimentará una ligera disminución, convergiendo hacia la meta establecida, permitiendo al Banco de la República reducir su tasa de interés. Con ello, se espera que la economía, la tasa de cambio y la inflación alcancen la estabilidad, generando condiciones propicias para un crecimiento sostenible.

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En este escenario, si todo se desarrolla según lo previsto, el próximo año el país podría registrar un crecimiento de entre el 1.5 % y el 1.8 %, con una inflación que oscile entre el 5 % y el 6 %, y tasas de interés que podrían descender a niveles cercanos al 6 % o 7 %. Esto representaría un retorno a la normalidad previa a la pandemia para Colombia, caracterizada por crecimientos estables, con una economía en funcionamiento, especialmente recuperándose en materia de inversión.

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