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Ahora entrar a las  redes sociales, se está convirtiendo en lo más  mamón del mundo, se ve a un fulano  que acaba de romper con su pareja, o que otro, ha empezado a salir con alguien, otro zutano sisbenizado muestra su botella whisky sello azul lo que le dejará una resaca financiera de meses.


Por: Redacción 360 Radio

Se ve también, que otra persona está haciendo algo tan peculiar como es, comer en un restaurante, y para que no queden dudas, pone la foto de lo que está comiendo.

Otra saltimbanqui cuenta en qué gimnasio está y dice los kilómetros que acaba de correr, como si eso nos fuese a quitar el aliento o darnos un shock de alegría.

Y qué decir de los que posan como galanes de vereda en aeropuertos, centros comerciales, spas, playas, discotecas y conciertos y ese mundo de cosas light, eso sí, poco se ven en eventos de crecimiento intelectual o espiritual, en fin… la farándula.

Hasta hace unos años, estos hechos formaban parte de la vida privada de una persona y solo se compartía con los más cercanos. Hoy en día, ese tipo de información ha pasado a formar parte del dominio público.

Este fenómeno tan actual, ha llegado a ser objeto de múltiples estudios.

…¿por qué hay personas que lo publican todo en sus redes sociales? ¿Por qué se publica una foto con una frase casi lapidaria, que claramente va dirigida, en forma de indirecta, a alguien en particular? ¿Por qué alguien pone una foto de un plato de comida?

Da la impresión de que si se hace algo, y no se publica en Instagram o en Facebook, si no se entera todo el mundo, es como si no se hubiera hecho.

La aparición de las redes sociales, ha sido una estupenda manera de estar en contacto con la gente conocida; de conocer noticias casi en tiempo real, y de enterarnos de cosas curiosas e interesantes.

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Sin embargo, hay mucha gente que las utiliza como si de un diario personal se tratara.

Podríamos decir que cada uno tiene sus preferencias a la hora de hacer publicaciones en sus redes sociales. Están esas personas que no paran de publicar selfies. Casi no publican nada más, sólo fotos de ellas mismas.

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Otras que prefieren contarnos qué están haciendo en cada momento, incluyendo claro está, lo que desayunan o cenan. Hay quien publica cosas, para que las lea su ex, y así sacarle la piedra por lo que sucedió. Y hay quien todos los viernes, nos cuenta con lujo de detalles la programación incluso horaria de lo que va a ser su grandioso fin de semana… ¡Aquello de bendecida y afortunada!

Estos son sólo algunos ejemplos, pero hay muchos más. Está quien te dice en qué trancón de la ciudad está en ese instante; o quien te da las buenas noches, porque ya se va a dormir al estilo topoyiyo.

Los estudios realizados por las ciencias sociales a nivel mundial concluyen que las personas más inestables emocionalmente, hacen mayor cantidad de publicaciones que las que son más estables. Todo esto, con el objetivo de regular sus emociones, y recibir más apoyo social; lo que les producirá mayor bienestar.

El abuso de publicaciones en las redes, demuestra la necesidad de recibir cariño y la valoración social.

También está la necesidad de aprobación y aceptación de los demás, y la intención de paliar la soledad.

Cuantos más likes tenga una publicación, más subirá la autoestima que no es real por supuesto, pero que consigue minimizar el malestar, al menos por un rato.

Y es que cada vez, la necesidad de llenar ese vacío emocional será mayor.

Se ha demostrado, que cada vez que obtenemos un like en una de nuestras publicaciones, nuestro cerebro libera una pequeña cantidad de dopamina, hormona de la recompensa, y activa en nosotros una sensación placentera.

Una persona que publique contenido en las redes continuamente, puede llegar a desarrollar producción constante  de la dopamina y a uno de sus efectos, la sensación de felicidad.

Ojo esta podría ser la explicación biológica a la adicción  a la redes.

Curiosamente, no existe en las redes el botón “no me gusta”; Esto tiene una explicación y es que, un estímulo negativo como podría ser un “no me gusta”, tiene un impacto emocional mucho más intenso que el positivo y eso lo saben los desarrolladores de las redes sociales, con lo que podría provocar que mucha gente dejara de utilizarlas.

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Lo que publicamos en las redes sociales, dice mucho de nosotros y de las carencias que tenemos.

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Las personas que publican muchas fotos con su pareja, tienen la necesidad de demostrar continuamente que hay alguien que les quiere y les valora o como un mecanismo de demostrar propiedad privada.

Por otra parte, aquellas personas que constantemente publican sus series u a esto súmele los filtros, tienen la necesidad de ser aprobados y admirados por los demás, y podrían tener ciertos rasgos narcisistas.

Y es que está demostrado psicológicamente que los que publican selfies donde exhiben continuamente su cuerpo, y que puede aparentar una gran seguridad en sí misma, en realidad no tienen una buena autoestima; y necesitan reforzarla con los comentarios y reacciones de los demás.

Además las personas que constantemente publican lo que comen y con quien, quieren demostrar que tienen una vida social muy activa. Pero, también refleja el miedo a pasar desapercibidos o a demostrar que a pesar de sus orígenes humildes se pueden dar gustos gastronómicos.

Ahora bien, las personas que publican mensajes, reproches o indirectas que van dirigidos clara y exclusivamente a sus parejas, amigos o jefes del trabajo carecen de las habilidades sociales necesarias para expresar sus emociones en persona o cara a cara.

Indudablemente las redes sociales se deben utilizar de una forma prudente y esto implica no necesitar la aprobación ni la aceptación de los demás, para sentirnos bien con nosotros mismos.

Tampoco tendríamos por qué necesitar que todos sepan lo que hacemos en cada momento, ni la necesidad de enviar una indirecta a través de las redes. Cuando se tiene esas necesidades, es probable que sea porque hay algo que trabajar, desde el punto de vista psicológico.

Es importante diferenciar entre lo que es personal y lo que es privado.

Lo personal se refiere a cómo eres, qué te interesa, qué opinas de algunos temas, qué “te gusta”, o qué es lo que “te divierte”.

Lo privado es otra cosa, y quizás no sea necesario publicarlo en las redes. La privacidad es innegociable e impublicable y si se monta  en las redes, deja de ser tuya y deja de ser privada.

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