Dos contratistas responsables de la vía entre Medellín y Quibdó han declarado insolvencia, generando preocupación entre los pobladores de la región y arrojando interrogantes sobre el futuro de la conocida «trocha de la muerte». A pesar de recibir más de 900 mil millones en inversión y la promesa adicional de 500 mil millones por parte del presidente Petro, la vía sigue siendo fuente de inseguridad y malestar.
La «trocha de la muerte» ha ganado su nombre debido a su peligrosidad y a los problemas recurrentes que enfrenta. Aunque se han invertido sumas significativas en su mejora, la situación persiste, llevando a los pobladores a exigir soluciones definitivas.
Incertidumbre entre los pobladores de la vía Medellín-Quibdó
Con la declaración de insolvencia de los contratistas, surge la incertidumbre sobre quién asumirá la ejecución del nuevo presupuesto prometido por el presidente Petro. Los pobladores, cansados de la inseguridad y la falta de avances, esperan respuestas concretas y medidas eficaces para resolver los problemas que enfrentan a diario en esta vital conexión entre Medellín y Quibdó.
La «trocha de la muerte» no solo es un desafío logístico, sino también un reflejo de la corrupción que ha afectado a muchas infraestructuras viales en Colombia. Los transportadores evitan estas rutas de noche, evidenciando la necesidad de una intervención más profunda para garantizar la seguridad y la calidad de las carreteras en el país. La situación pone de manifiesto la urgencia de abordar de manera efectiva los problemas estructurales que afectan a estas importantes vías de comunicación en Colombia.