La economía circular está permeando todos los sectores industriales y para la industria de alimentos particularmente supone un desafío mayúsculo. Las empresas del mundo estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance para innovar los procesos de producción, con el fin de aportar al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Sin embargo, dependemos de la tecnología y de nuevos proveedores que nos permitan tener procesos más sostenibles, sin descuidar la calidad y la seguridad de los alimentos.
Empecemos por el principio, ¿por qué es importante la economía circular? Este proceso permite la optimización de materiales y el aprovechamiento máximo de la vida de los recursos para que, como objetivo final, se reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero y los desechos. Así pues, para aplicar estas prácticas en la industria alimenticia se requiere fortalecer los diferentes eslabones del ciclo de vida de los productos y el proceso mismo de producción. En ese camino y teniendo en cuenta que con la economía circular se podrían reducir entre un 80 y un 99% los desechos industriales en algunos sectores -según la ONU-, desde la industria y, puntualmente, desde Griffith Foods estamos buscando cómo innovar en nuestras capacidades para migrar a prácticas circulares.
Para ello y hablando especialmente de empaques, desafiamos lo convencional para dar solución a varios interrogantes: ¿cómo producimos materiales más sostenibles sin comprometer la inocuidad de los alimentos? ¿cómo podemos aprovechar los recursos al máximo con la tecnología que hoy tenemos? ¿cómo se puede recuperar los empaques una vez ya los tenga el consumidor para evitar los desechos de los que habla la economía circular?
Actualmente es muy común escuchar “yo compro esto porque viene en envases biodegradables o eco amigables”. Si bien, es una buena alternativa, se debe tener en cuenta que no todo alimento puede estar almacenado en estos empaques. Es así como desde la industria tenemos que ser muy cuidadosos, pues hay materiales que podrían interferir con la salubridad del producto, comprometiendo su calidad y la seguridad alimentaria. Por ello, necesitamos de la tecnología y la innovación de proveedores y demás actores de la cadena de producción para que logremos avanzar en esta materia. Aún nos falta camino, mientras tanto, ¿qué podemos hacer y qué estamos haciendo desde Griffith Foods?
A partir de estos desafíos, en la compañía encontramos oportunidades para contribuir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Trabajamos en el rediseño de nuestros empaques y la reducción del material utilizado, el peso de los mismos, la implementación de bolsas reciclables, entre otras acciones que nos han permitido, por ejemplo, en 2023 ahorrar 12.2 toneladas de material que habría sido enviado a los rellenos sanitarios y proyectamos ahorrar este año 8.1 toneladas de residuos, que, sumadas a la cifra alcanzada el año pasado, lograríamos un ahorro total de 20.3 toneladas de dicho material que no irá a la basura. Esto representa menos desechos, menos contaminación y menos gases de infecto invernadero: punto a favor de la economía circular.
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En relación con la reincorporación de materiales y empaques para darles un segundo uso es necesario un sistema de limpieza que, para el caso de algunos residuos, por ejemplo, aún no se tiene en el país por lo que existe una oportunidad latente de avanzar en los equipos y la tecnología necesaria para dicho proceso. Mientras, en Griffith Foods hemos avanzado en proyectos piloto con aliados que han encontrado la forma de lavar ciertos empaques para poder aprovecharlos en otros procesos. En esto están compañías de todo el sector en Colombia y el mundo: haciéndose preguntas y encontrando respuestas para este y muchos otros retos.
Pero, hay que considerar que esta responsabilidad no solo debe ser de las autoridades y estados, para incluir tecnologías y proporcionar la infraestructura para innovaciones de este tipo, también de la ciudadanía. Sin el compromiso de cada persona es imposible hablar de sostenibilidad y economía circular. Es importante fomentar la cultura y la educación ciudadana para que los colombianos separen adecuadamente los residuos, de manera que se optimice y potencie el trabajo de los recicladores quienes desempeñan un papel esencial en el cierre de ciclo de los productos.
El reto como sociedad no es menor, me permito alzar la mano y convocar a los actores públicos y privados y a cada lector para aunar esfuerzos busquen avanzar de forma acelerada en los planes hacia la sostenibilidad y adaptabilidad de los procesos de producción, teniendo en cuenta que es un camino que demanda inversión en investigación y desarrollo, así como una voluntad firme de adoptar prácticas más responsables. El compromiso con la transformación que hoy necesita el mundo debe ser nuestra inspiración, una tarea diaria que nos guíe y permita soñar con un planeta vivo para todos.
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