El ministro de Hacienda y Crédito Público, Ricardo Bonilla, confirmó que la discusión sobre el incremento del salario mínimo para 2024 comenzará con una propuesta de aumento del 6,2%, tomando en cuenta las perspectivas de inflación para noviembre, las cuales se espera que terminen en un 5,2%.
El aumento del salario mínimo en Colombia para 2025: ¿qué impacto tendrá en los trabajadores y las empresas?
En declaraciones realizadas a su salida del Congreso de Asofiduciarias, Bonilla explicó que, según los cálculos del gobierno, la inflación acumulada en noviembre de 2024 sería del 5,2%, lo que, combinado con el punto de productividad, derivaría en un incremento del 6,2%. «Por más que haya algún ajuste, nunca podrá estar en doble dígito», afirmó el ministro, asegurando que el aumento seguirá la tradición colombiana de alinearse con las expectativas de inflación y el comportamiento de la productividad.
Este aumento afectará a millones de trabajadores colombianos, particularmente a aquellos que, según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), reciben el salario mínimo. En un país donde la desigualdad laboral sigue siendo un desafío, el salario mínimo es una medida clave para garantizar un nivel básico de ingresos a una parte significativa de la población.
El impacto en los trabajadores
De acuerdo con datos del Ministerio de Trabajo y el DANE, entre enero y agosto de 2024, había un promedio de 22,8 millones de personas ocupadas formalmente en el país. Sin embargo, una gran proporción de esos trabajadores recibe un salario por debajo o igual al mínimo: más de 10 millones de personas (aproximadamente el 44% de los trabajadores formales) ganan menos de un salario mínimo, mientras que más de 3,3 millones (alrededor del 15%) solo perciben un salario mínimo.
En contraste, hay cerca de 5,3 millones de colombianos (un 23,42% del total de trabajadores formales) que ganan más de un salario mínimo, y solo poco más de 929.000 personas devengan ingresos superiores a los cuatro salarios mínimos. Estos números reflejan una profunda desigualdad salarial en el país, donde la mayoría de los trabajadores sigue luchando por mantener su poder adquisitivo frente a una inflación creciente.
La ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, destacó que el aumento del salario mínimo tiene como objetivo «proteger la capacidad adquisitiva de los trabajadores colombianos». En sus declaraciones, Ramírez también señaló que el gobierno ha implementado medidas de desindexación, las cuales han permitido sacar de la extrema pobreza a 1,6 millones de trabajadores, lo que ha sido clave para mejorar las condiciones de vida de los colombianos más vulnerables.
La controversia con los empresarios
Aunque el aumento al salario mínimo es visto por muchos como una medida necesaria para mejorar las condiciones de los trabajadores, el ambiente para las negociaciones con los empresarios no parece ser el más favorable. La principal organización gremial, Fenalco, ha manifestado su preocupación respecto a los posibles efectos negativos de un incremento elevado en el salario mínimo.
Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, expresó su pesimismo en relación con las conversaciones, advirtiendo que un aumento desmedido podría tener consecuencias graves para las empresas y la economía en general. «Este año somos muy pesimistas, porque el Ministerio de Trabajo y la ministra mostraron una postura de no gustarles la concertación», afirmó Cabal, refiriéndose al proceso de negociación laboral en el que los empresarios no habrían sido suficientemente escuchados.
En este sentido, señaló que las reformas laborales recientes, como la reforma laboral que no fue debatida en la Comisión de Concertación Laboral, tampoco habrían tenido la participación esperada del sector empresarial.
Según Cabal, si no se logra un acuerdo que tenga en cuenta las necesidades de las empresas, un aumento excesivo del salario mínimo podría poner en riesgo la competitividad de las compañías y llevar a la pérdida de empleos. Para el presidente de Fenalco, el panorama es incierto y las negociaciones podrían no ser tan fáciles como en años anteriores.
Por su parte, Rodolfo Correa, presidente ejecutivo de Acopi, la Asociación Colombiana de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas, también expresó su preocupación ante un posible aumento por encima de la inflación. Correa advirtió que un incremento salarial superior al Índice de Precios al Consumidor (IPC) podría tener un impacto devastador en las pequeñas y medianas empresas del país. Las PYMES, que ya enfrentan dificultades económicas debido a la inflación y la incertidumbre del mercado, podrían ver afectada su viabilidad económica, con el riesgo de enfrentar cierres masivos si no se toman en cuenta sus condiciones específicas.
Este proceso de negociación salarial se da en un contexto económico complejo, donde las autoridades buscan equilibrar las necesidades de los trabajadores con la sostenibilidad económica de las empresas. El aumento del salario mínimo es una medida clave para garantizar que los trabajadores puedan mantener un nivel de vida adecuado en un entorno de alta inflación. Sin embargo, la división entre sindicatos, empresarios y el gobierno refleja los desafíos inherentes a este tipo de decisiones, que tienen implicaciones directas sobre la competitividad, el empleo y la estabilidad económica del país.
El incremento propuesto es solo el inicio de un proceso de negociación que continuará en los próximos días, con la esperanza de que todas las partes puedan llegar a un acuerdo que sea justo para los trabajadores y viable para las empresas. Mientras tanto, millones de colombianos siguen esperando que este ajuste al salario mínimo sea una herramienta efectiva para mejorar sus condiciones de vida y enfrentar los retos económicos del año venidero.
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