El congreso debe exigir recorte en el gasto antes de aprobar una nueva reforma tributaria

Es clave reconocer necesidades más importantes en un marco de debate de una nueva reforma tributaria.

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En una casa en donde se gasta cada vez más dinero, pero a la par está entrando mucho menos, la solución no es aumentar el gasto y buscar que quienes ya están trayendo un dinero insuficiente tengan que sacar más de sus propias finanzas y ahorros o hacer locuras para sostener algo descontrolado, tal como lo plantea la reforma tributaria. 

En ocasiones preferimos acudir a analogías para el mayor entendimiento de las personas y en este caso pues no será la excepción porque nos encantaría que el propósito de esta editorial fuera entendido tanto por unos bandos como por otros, porque lastimosamente en Colombia nos estamos entendiendo es a partir de bandos.

El gobierno de Gustavo Petro es cierto que no es del todo el responsable de la coyuntura económica tan negativa que tiene Colombia actualmente, pero lo que sí es cierto es que han sido responsables de no corregirla, de no tomar unas medidas necesarias y para acabar de rematar sí han tenido que ver en la profundización de esta mala o de esta gran incertidumbre económica que tiene el país y un futuro más sombrío que claro.

Lo que planean con la reforma tributaria

Primero porque aumentaron el gasto público año tras año desde que llegaron al gobierno, cuando esto no debía haberse permitido. En segundo lugar, han sido supremamente ineficientes en la ejecución y tercero han peleado con las principales fuentes de ingreso del estado colombiano.

Entonces este gobierno aumentó el gasto de funcionamiento casi desde 211 billones a más de 308, y ahora buscará llevarlo a 328 billones, sólo en funcionamiento. Gastos de funcionamiento con crecimiento exponencial. Es difícil encontrar una medida más irresponsable que estas. 

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Otro de los temas relevantes en esta reforma tributaria es el servicio de la deuda. Si bien es en algunos escenarios naturales que aumenten, este gobierno no ha hecho los suficientes esfuerzos para bajar el nivel de deuda de Colombia. Y la inversión ha caído estrepitosamente, no sólo por parte del gobierno, sino del sector privado, lo que es una bomba exquisita para dinamitar una economía. 

El Congreso de la República está bajo la lupa de la opinión pública del país porque no puede ser que se vayan a prestar para aprobar sin mayor problema una reforma tributaria en donde se contemplen los escenarios anteriormente mencionados. Y para ello el gobierno tiene que negociar. 

Y una de las premisas para negociar, consideramos que es exigirle al gobierno que reduzca su gasto de funcionamiento, que haga un recorte en más de 20 billones de pesos en gastos de funcionamiento y que estos se compaginen con un aumento en el pago de la deuda y un aumento en la inversión. 

Para el gobierno puede sonar sumamente exigente esta premisa. Pero es el camino indicado, el camino que no conoce el color político, es el sendero que Colombia debe transitar si quiere tener una economía sana, creciente, un estado más eficiente y un sector privado mucho más competitivo, fuerte y con seguridad, tanto jurídica y tributaria.

En manos del Congreso estamos y esperemos que no nos defrauden. Y también esperamos que el gobierno tenga meridiana sensatez para entender que el éxito como gobierno de ellos mismos también depende de este grado de decisiones que se tomen en el inicio del tercer año del gobierno.

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