«El joven debe perfilarse desde muy temprana edad para que así tenga un proyecto de vida», César Hernández

Foto: Cortesía

Este contenido hace parte de nuestra quinta edición de 360 Revista.

El director de la Corporación Grupo Urbano, que cuenta con expertos en planeación estratégica enfocados al desarrollo de las ciudades, señala la importancia de construir ciudadanía antes que ciudad.


360 Revista: 

¿Cómo hacer para que se efectúe esa llamada evolución de la educación, es decir, que cada estudiante tenga claro un proyecto de vida?

César Hernández (C.H.):

Hemos hablado de ciudadanía antes de hablar de ciudad, indiscutiblemente la forma de cómo construimos una ciudadanía parte de la educación. Hemos dicho varias veces que la educación es el motor de la transformación de una sociedad, el gran asunto es cómo hacerlo; estamos enfocados en educación en función de la cobertura y en la cantidad de personas que pueden estar dentro de esa misma cobertura, es decir, estamos volviendo la educación un problema de determinar si hay cupo o no. 

Tenemos que trascender y la educación vocacional debe ser la disculpa para ello. Creemos que una sociedad debe perfilar todas las personas que entran al sistema educativo desde los primeros años de vida, de 0 a 5 años, un programa que se ha venido perfilando a nivel local y nacional, pero creo que en la educación inicial y primaria debe haber unos análisis y evaluaciones a cada niño para mirar sus primeras vocaciones, aptitudes y actitudes a edad muy temprana.

Cuando ya ingrese al sistema educativo, primaria, y a medida que vaya avanzando desde primero hasta quinto de primaria, debe comenzar a generarse una perfilación de viabilidad cognitiva y física, la vocación no solamente son cualidades con base en el conocimiento y saber. Debemos hacer la evaluación a muy temprana edad, que la primaria sea el ejercicio de perfilación, para que cuando el joven llegue a bachillerato ya esté perfilado, de tal manera que en su educación formal entre sexto y once se arme el proyecto de vida donde su vocación la pueda desarrollar en jornada ordinaria y complementaria.

360 Revista:

¿Cómo trabajar para que un joven se enamore de la educación vocacional que le permita visionar un proyecto de vida?

C.H.:

Se le debe hacer la pregunta al muchacho sobre qué quiere ser en la vida, cómo se siente cómodo, cuál es su entorno. Muchas veces la educación de un niño por su formación como ser humano se da de acuerdo al entorno donde está. Cuando hablamos de jóvenes incorporados a bandas delincuenciales es porque no nos hemos preguntado en qué entorno está, y recordemos que un niño en una etapa de formación requiere reconocimiento, y si un grupo delincuencial le da ese reconocimiento va a entender desde su parte cognitiva y física que esa es la ruta por seguir. 

Muchas veces, por la condición económica y social de los jóvenes no se les pregunta a los jóvenes que quieren ser en la vida porque tiene que producir ingresos económicos para llevar a su hogar. Aquí es donde tenemos que hacer una disrupción muy fuerte como sociedad y es juntar el sistema público educativo de la mano con los padres de familia para que estos se involucren, es que no solo se trata del muchacho. Si los papás no ven como una alternativa la educación, le quitan el enamoramiento por obligación y lo vuelve improductivo, es decir, se corta el proyecto de vida.

360:

¿Qué retos concretos afronta hoy un joven que está en la búsqueda de un proyecto de vida?

C.H.:

Que el sistema lo pueda entender. Se puede tener claro el proyecto de vida y la iniciativa personal, pero se monta en el sistema educativo nacional anquilosado, viejo, que no responde a las dinámicas de estas nuevas generaciones. El gran reto es que el sistema se adapte al muchacho, y no que el muchacho se adapte al sistema. Hay que hacer una disrupción y por eso es por lo que la educación vocacional tiene que ser la gran disculpa, el sistema tiene que adaptarse a las nuevas generaciones; en la actualidad los jóvenes son mucho más creativos, despiertos y conectados a programas digitales.

360:

Es sabido que con educación se les arrebata jóvenes a las estructuras criminales para engrosar sus filas, pero también con el fin de evitar que haya los llamados ‘nini’, ni estudian, ni trabajan. ¿Cómo conceptúa usted acerca de esto?

C.H.:

Los ‘nini’ son un fracaso de la sociedad, tanto de la parte pública como la privada; entendiendo la privada como la familia y su entorno protector. Este entorno lo debemos considerar como uno de los pilares fundamentales para orientar y promover la formación del joven. Ahí tenemos un reto como sociedad, y es que cuando la sociedad fracasa en la orientación y no tiene sistema vocacional se termina deformando el joven.

360:

Desde su dirección en la Corporación Grupo Urbano, ¿cómo seguir aportando para la construcción de país teniendo como foco el año 2021, sabiendo que estamos en una pandemia?

C.H.:

Estamos haciendo una apuesta colectiva, tenemos que volver al diálogo de las bases, territorial, cuadra a cuadra, barrio a barrio, con todas las organizaciones. Infortunadamente, la política se ha encargado de romper los vasos conductores para poder generar una visión de país colectiva. Si nos preguntamos si una sociedad pertenece a una visión de país colectiva, diría que no existe. Y no hay escenarios para poder ser parte de esa visión colectiva, y si no hay estos escenarios pues al menos que haya direccionadores, que son los gobiernos locales, gremios que permitan generar esa visión.

Es un reto fundamental de la Corporación Grupo Urbano poder ser parte de esa visión estratégica de lo local, departamental y nacional, para poder recopilar las buenas prácticas. Las ciudades tienen muy buenas prácticas, lo que nos falta es poner una sola plataforma donde las buenas prácticas sean de transferencia de conocimiento a nivel nacional y que el diálogo colectivo de estrategia de país nos lleve a saber cuál va a ser la perspectiva sobre la cual todos tenemos que estar montados.

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