El próximo presidente de Colombia

Foto: Andrés Felipe Gaviria

Colombia ha atravesado 4 años lo suficientemente turbulentos, de manera que es totalmente válido considerar estas próximas elecciones como trascendentales, transversales y definitivas, en cuanto se refiere a una posibilidad de cambio de modelo de país, sobre todo a nivel económico. 


Este contenido hace parte de nuestra sexta edición de 360 Revista. Cada año, nuestro medio de comunicación realiza una publicación impresa con la compilación de los hechos más relevantes del año que culmina y con proyecciones de expertos para el que nos espera.

Por: Andrés Felipe Gaviria Cano

En el calendario está tachado el domingo 29 de mayo del 2022 como el día en que los colombianos acudan a las urnas para elegir, por lo menos en primera vuelta, al nuevo presidente. De ocurrir un milagro, ninguno de los múltiples candidatos que hoy están vigentes y que seguramente se depurarán y todo indica que llegarán 3, máximo 4 corrientes a la primera vuelta.

Los últimos 2 años aproximadamente nos han demostrado que a veces esa frase de “el hombre planea, mientras Dios se ríe” es más que cierta, pues el mundo sigue luchando contra la pandemia producida por el Covid-19, las variantes, las cepas, el proceso de vacunación, los refuerzos, mantener las medidas sanitarias y correspondientes para contener una propagación del virus, pero sobre todo, la mayoría de esfuerzos están enfocados en que las personas no se mueran, en que las unidades de cuidados intensivos tengan siempre suficiente respaldo. 

Ahora que en Europa se habla nuevamente de confinamientos; en países como Alemania y Francia, no dejan de ser vientos que llegan de Europa y pueden asustar a países como Colombia que vienen con un ritmo de recuperación bien importante.

Para el otro año Colombia tiene tanto elecciones legislativas como presidenciales y el hecho de que unas elecciones puedan llegar a ser permeadas por un eventual pico del COVID, podrían ser verdaderamente eventos nefastos y bastante perjudiciales para una democracia que aunque sostenida está amenazada, fragmentada y sobre todo sensible, de manera que la fórmula que se presente en la primera vuelta si desea ganar en ese comicios deberá obtener la mitad más uno del total de los votos válidos; de no ocurrir esto, el 19 de junio del 2022 será la segunda vuelta entre los dos candidatos con mayor votación.

El país ha atravesado 4 años lo suficientemente turbulentos, de manera que es totalmente válido considerar estas próximas elecciones como trascendentales, transversales y definitivas, en cuanto se refiere a una posibilidad de cambio de modelo de país, sobre todo a nivel económico. 

Foto: Andrés Felipe Gaviria

Aunque la izquierda no desaparecerá de la política colombiana si se trata de un último intento del candidato más fuerte que ha tenido la izquierda colombiana en los últimos 20 años para llegar a la casa de Nariño, lo cual supondría para la izquierda posponer una vez más su idea de gobernar y seguramente sería pospuesta por un período bastante prolongado.

Se vuelven claves estas elecciones viendo a la Nación después de atravesar una pandemia que ha sido absolutamente cruel con los colombianos en todos los sentidos, no sólo en el nivel de muertes, de infecciones; sino de habernos hecho regresar 20 años atrás a lo que con tanto esfuerzo sacrificio, dedicación y constancia se había construido, en términos de reducir la brecha de inequidad, en aumentar la cobertura y la calidad en la educación, en la creación de puestos de empleo, en la creación de empresas, en el turismo como una nueva apuesta gigante como fuente de ingresos, entre otras. 

Un país que vivió en los últimos tres años, sobre todo los dos últimos en constantes marchas, protestas, bloqueos y qué decir del período comprendido entre abril y junio del presente año, donde varias ciudades principales, al igual que los municipios más remotos del país fueron sitiados por delincuentes, por ilegales y organizaciones criminales que no solamente ocasionaron muertes y terror, ocasionan bloqueos, la muerte de animales, el encarecimiento de productos bienes y servicios, atentaron contra la vida de policías y soldados con la libre movilidad de las personas, entre otras.

Un presidente, Iván Duque, que se despide con unos niveles de desaprobación, según la mayoría de las mediciones bastante bajos; con un desempeño para mucho aceptable, pero desde luego con acontecimientos durante su período de gobierno que realmente le hicieron mal, perjudicaron su agenda de gobierno y directamente sus intenciones en ejecutorias para el país y aunque como con todos los gobernantes, el tiempo lo juzgará. 

Sería una irresponsabilidad no señalar que a este presidente le ha tocado más duro que a muchos; recibir el acuerdo de paz más importante de los últimos 20 años, que terminó por marcar la división de un país; recibirle a un gobierno contrario a lo que él representa; lidiar con una crisis económica real y desde luego con la pandemia, sumado al acecho permanente de sus enemigos políticos. 

Ahora, el nuevo presidente de los colombianos, que todo parece indicar estará entre el candidato de la izquierda, que será Gustavo Petro, el candidato del centro que está entre Sergio Fajardo y Alejandro Gaviria, con más posibilidades el segundo que el primero; y por la derecha quienes salgan del Centro Democrático y la Coalición de la Experiencia. Seguramente, llegarán estas 3 candidaturas a disputar la primera vuelta con unas cartas muy marcadas que hay que mirar desde un punto de vista objetivo, realista, pragmático y sobre todo tomando en una mano la temperatura del país y en la otra entendiendo las dinámicas de la sociedad en cuantos a las expresiones cotidianas.

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Gustavo Petro obtuvo algo más de 8 millones de votos en las pasadas elecciones, enfrentado a Iván Duque quien obtuvo 10.400.000 votos, 2 millones de diferencia. Ahora, para muchos analistas, Gustavo Petro, tiene comprado el tiquete de segunda vuelta con aproximadamente entre 3.5 y 5 millones de votos; para otros, el centro depende de sí mismo, de su capacidad de unión, de cohesión y de trabajo en equipo, un trabajo realmente colectivo que permita que su espectro político, lejano de Petro y lejano de lo que pueda se considera uribismo, que marque una pauta de aislamiento de esas opciones y puedan representar una opción de poder; mientras la derecha estaría presta a escoger una fórmula Antioquia-Caribe, Caribe-Bogotá o Bogotá-Antioquia, propuesta por el exalcalde de Barranquilla, Char; el exalcalde Peñalosa, junto con el excandidato presidencial Oscar Iván Zuluaga, oriundo de Manizales. 

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La verdadera disputa será por pasar a segunda vuelta y es claro que quien tiene la más firme intención de dar todo es el centro, representado por la coalición de la Centro-Esperanza, pues tienen claro que de pasar a segunda vuelta contra Petro o contra la candidatura de la derecha, serán los más seguros ganadores, puesto que Colombia es un país que vota decididamente por opciones de centro, opciones medias, que no se mojan, posiciones clara y firmes y no que buscan más los grises y no el blanco o el negro. Ha sido un patrón de conducta generalmente en Colombia eso.

Otro escenario es si pasan la izquierda y la derecha a segunda vuelta, puede haber eventualmente un gran movimiento para votar en blanco, pero sin buscar resultado alguno, pues no produciría ningún efecto, pero con el gran peligro para muchos de que pueda terminar en la izquierda aun no queriendo apoyar a Gustavo Petro y ahí, la búsqueda en la derecha de encontrar un candidato y una fórmula que genere consensos con el centro para una eventual segunda vuelta, que se puedan sentar, mirarse a los ojos, conversar y llegar a unas concordancias relevantes que bloqueen la llegada de Petro al poder.

Hemos consultado al abogado Abelardo de la Asprilla, frecuente analista político del país, una persona acreditada para entender las realidades y dinámicas que surgen en Colombia y le preguntamos para él que componentes principales requiere el país, ¿Qué tiene que tener el próximo presidente de los colombianos?

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