Cada nueva elección es una oportunidad, tanto para la sociedad como para los políticos, de hacer bien las cosas, cambiar paradigmas y no proseguir en actos que sean desleales a los buenos modernos de gobernanza, por lo que el 29 puede ser un punto de llegada o de salida.
Quizás el mayor error de los políticos es el creer que el punto de llegada es el día de las elecciones, cuando se gana, se celebra y se está feliz por el resultado que se consiguió, el cual ojalá haga honor a una buena campaña y a un buen perfil, y no al chantaje y extorción de bloques que aún subsisten a las necesidades de las personas más necesitadas.
En este mismo aspecto querría mencionar que este 29 de octubre hay mucho en juego, y si bien no espero que la sociedad cambie radicalmente su comportamiento, pues sería un milagro aunque muy necesario, sí espero que los políticos lo hagan en un aspecto diferencial en cuanto a los modelos de Gobierno, lo cual se basa en que la mejor campaña que se hace es cuando se gobierna y no escondiéndose en un escritorio y una oficina.
Las personas que se van a elegir tienen retos muy grandes, como garantizar la seguridad de los ciudadanos en un momento coyuntural en el país, invertir en infraestructura y obras públicas.
Tienen que hacer todo lo que esté en su alcance por mejorar la calidad de la vida de los ciudadanos. Esa tiene que ser su obsesión, a la par de escoger unos modelos de gobernar que sean ejemplares, que separen lo público de lo político y que la administración de servicios públicos sea transparente.
Hoy el mundo enfrenta un reto y es acoplarse a unos modelos más sostenibles y procurar que las personas tengan atenciones en salud mental, modelos de educación que cada vez sean más exigentes; el inglés tiene que ser la segunda lengua en todo el país, y se fomenten programas de cultura ciudadana que sean transversales en cada una de las secretarias que las alcaldías y gobernaciones tengan.
En la medida que tengamos una ciudadanía más culta, respetuosa y tolerante, todos nuestros indicadores van a ser mejores. La importancia de escuchar y dialogar con el otro nos va ayudar a crear reales equipos que ayuden a una transformación de lo público, que no es tan difícil. Se requiere voluntad e inteligencia para hacer las cosas bien.
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