El proceso electoral ecuatoriano más reciente ha estado marcado por un nivel de violencia política sin precedentes. En 2023, la campaña anticipada que culminó en la elección del nuevo presidente para el período 2024-2025 estuvo ensombrecida por atentados, asesinatos y amenazas provenientes de grupos criminales vinculados al narcotráfico y otras economías ilícitas y, ¿Qué pasará con Colombia 2026?
El Observatorio Ciudadano de Violencia Política registró 88 incidentes violentos en el contexto electoral, consolidando a este proceso como el más violento en la historia del país. Entre los hechos más impactantes estuvo el magnicidio de Fernando Villavicencio, candidato presidencial y periodista de investigación, asesinado el 9 de agosto de 2023 tras salir de un mitin en Quito. La OEA y la Unión Europea condenaron el crimen como un ataque directo a la democracia ecuatoriana, subrayando la crisis de seguridad que envuelve al país.
La escalada de violencia no se detuvo con este hecho. Apenas días después, Pedro Briones, líder local del movimiento Revolución Ciudadana, fue asesinado en Esmeraldas. A estos crímenes se sumaron los de Agustín Intriago, alcalde de Manta, y Rider Sánchez, candidato a la Asamblea. Las elecciones seccionales de febrero de 2023 ya habían registrado atentados contra aspirantes locales, configurando un escenario de terror político sin precedentes en Ecuador.
Ecuador en crisis: Violencia política y el avance del crimen organizado en las elecciones
El asesinato de Villavicencio desató una serie de reacciones en el gobierno ecuatoriano. Una de las medidas más significativas fue el traslado de José Adolfo Macías, alias «Fito», líder de Los Choneros, a una cárcel de máxima seguridad, debido a las amenazas que había emitido contra el candidato. Sin embargo, la respuesta de las mafias no tardó en llegar: motines en las cárceles, bloqueos en las calles y un intento de presión con más de 150 motociclistas armados que exigían el retorno de «Fito» a su prisión anterior.
Los candidatos tuvieron que modificar sus estrategias de campaña en respuesta a esta crisis. Algunos optaron por reducir los actos públicos y reforzar sus medidas de seguridad. En octubre de 2024, Jan Topic denunció haber recibido amenazas para que se retirara de la contienda, mientras que Pedro Granja apareció en público con chaleco antibalas tras recibir intimidaciones. Incluso el hijo del candidato Jimmy Jairala fue víctima de un atentado que dejó a su escolta herido. Ante este panorama, la OEA instó a los aspirantes a fortalecer sus esquemas de seguridad.
Ecuador ha pasado en pocos años de ser un país relativamente pacífico a convertirse en un territorio disputado por el crimen organizado. La tasa de homicidios aumentó drásticamente, pasando de 6 por cada 100,000 habitantes en 2018 a 47 por cada 100,000 en 2023, el incremento más alto de la región. Más de 30 políticos, jueces y periodistas fueron asesinados en ese año, reflejando una crisis de seguridad sin precedentes.
Situado entre Colombia y Perú, principales productores mundiales de cocaína, Ecuador se ha convertido en una vía estratégica para el narcotráfico. Organizaciones locales como Los Choneros han establecido alianzas con cárteles mexicanos, como el de Sinaloa, para facilitar el tráfico de drogas a través de los puertos ecuatorianos. A cambio, estas bandas han adquirido un control territorial que alimenta la violencia en el país.
Pero el narcotráfico no es el único motor de la inseguridad. El contrabando de combustibles, minerales y armas, sumado a la extorsión y el sicariato, conforma una economía criminal en constante expansión. La lucha entre bandas ha derivado en masacres carcelarias, atentados con coches bomba y ataques dirigidos contra candidatos que prometen medidas drásticas contra la delincuencia.
El asesinato de Villavicencio reveló posibles conexiones entre el crimen organizado y actores políticos. Días antes de su muerte, el candidato había denunciado amenazas provenientes de «Fito» y señalado nexos corruptos entre mafias y funcionarios. Tras su asesinato, seis ciudadanos colombianos fueron arrestados como sospechosos, sugiriendo la participación de sicarios contratados. Sin embargo, la investigación se vio empañada cuando los seis detenidos fueron asesinados en prisión, al igual que otro implicado en una cárcel de Quito. Estos crímenes dentro del sistema penitenciario ecuatoriano evidenciaron el poder del crimen organizado y su influencia en las instituciones del país.
El impacto del crimen organizado en la democracia: paralelismo con Colombia 2026
Las elecciones ecuatorianas se realizaron bajo estrictas medidas de seguridad. Militares fueron desplegados en las denominadas «zonas rojas», y los comicios se llevaron a cabo con la presencia de observadores internacionales. Aunque el proceso se desarrolló sin incidentes graves el día de la votación, el temor ciudadano se reflejó en la baja participación y en la sensación de incertidumbre sobre el futuro del país.
El nuevo presidente, Daniel Noboa, asumió el poder con la tarea inmediata de enfrentar la crisis de seguridad. Su administración deberá lidiar con un Estado infiltrado por el crimen organizado y con el reto de restaurar la confianza en las instituciones.
La situación en Ecuador plantea interrogantes sobre el futuro de Colombia. Con las elecciones presidenciales de 2026 en el horizonte, el país vecino enfrenta desafíos similares en materia de seguridad. La creciente influencia del narcotráfico, la expansión de grupos armados y los casos de violencia política sugieren que Colombia podría vivir un proceso electoral bajo las mismas amenazas.
La pregunta es si las instituciones colombianas serán capaces de prevenir una crisis similar o si, al igual que Ecuador, se verá sumida en una espiral de violencia que ponga en jaque su democracia.
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