Un informe de la Federación Nacional de Departamentos (FND) dado a conocer al final del mes de enero, ha sacado a la luz un panorama preocupante en materia de seguridad, orden público y presencia de grupos armados en Colombia.
Según cifras publicadas por el Ministerio de Defensa y recopiladas en este informe, en el período comprendido entre 2017 y 2024 se ha registrado un aumento significativo en el número de integrantes de tres de los grupos armados más influyentes del país:el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el Clan del Golfo, las Disidencias de las FARC.
El crecimiento de las tropas del ELN, Disidencias y Clan del Golfo
Los datos reflejan que el Clan del Golfo pasó de contar con 3.378 integrantes en 2017 a 7.062 en 2024, lo que representa un incremento aproximado del 109%. Este grupo, conocido por su participación en actividades ilícitas y por su influencia en el narcotráfico, ha logrado expandir sus filas de manera notable, consolidándose como uno de los actores más potentes en el escenario de seguridad del país.
Por otro lado, las Disidencias de las FARC han experimentado el crecimiento más drástico de los tres. En 2017, se estimaba que alrededor de 1.500 miembros formaban parte de este grupo, cifra que en 2024 se ha elevado a poco más de 5.000, lo que implica un aumento de aproximadamente el 233%.
Este crecimiento se enmarca en la recuperación y expansión de los subsistemas tradicionales de estas disidencias, abarcando áreas como el control territorial, el mando y control, la capacidad militar, las finanzas y la organización política. Líderes surgidos en 2019, como Iván Márquez y Jesús Santrich, han utilizado el incumplimiento de los acuerdos de paz de 2016 como argumento para reconfigurar y fortalecer sus estructuras.
El ELN también ha mostrado un incremento en sus filas, pasando de alrededor de 4.000 integrantes en 2017 a aproximadamente 5.000 en 2024, lo que representa un aumento de cerca del 25%. Sin embargo, detrás de este modesto crecimiento en números se esconde una dinámica de expansión geográfica que no debe subestimarse.
Además, el informe revela que, en conjunto, los tres grupos armados sumaban alrededor de 9.000 integrantes en 2017, mientras que en 2024 la cifra total alcanzó los 17.000 miembros. Este aumento combinado de más del 88% en solo siete años subraya la magnitud del desafío que enfrenta el Estado para contrarrestar el crecimiento y expansión de estas organizaciones en el territorio nacional.
Expansión territorial y control de economías ilícitas
El análisis de la evolución del ELN entre 2018 y 2020 revela una presencia sostenida en 136 municipios, con exploraciones de expansión en 57 nuevos territorios. En 2019, el ELN incrementó su presencia en 54 municipios respecto al año anterior, y en 2020 se observó la expansión hacia 3 municipios adicionales.
Los departamentos con mayor registro de acciones del ELN durante estos años han sido Antioquia, Cauca, Chocó, Norte de Santander y Nariño. Estas regiones, marcadas por conflictos y disputas territoriales, se han convertido en escenarios clave donde se libra una intensa competencia entre grupos armados.
El informe destaca que, en 2024 y 2025, el ELN continúa expandiendo su control territorial en el oriente colombiano, extendiéndose hacia la frontera con Venezuela y Brasil. Esta expansión está estrechamente vinculada al control de economías ilícitas, tales como el narcotráfico y la extracción ilegal de minerales. Además, el grupo busca mantener el control del corredor de movilidad estratégico que conecta el oriente con el occidente y el norte del país, situación que se disputa constantemente con el Clan del Golfo y las diversas estructuras de las Disidencias de las FARC.
Factores detrás del crecimiento y la expansión de los grupos armados
La situación presentada en el informe de la FND evidencia que el incremento en el número de integrantes de estos grupos armados no es un fenómeno aislado, sino el reflejo de procesos complejos que combinan factores políticos, económicos y sociales.
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Por un lado, el crecimiento en los números se debe a una serie de factores internos, como la recuperación de estructuras y la consolidación de subsistemas de mando, control y financiamiento. Por otro lado, la expansión territorial, especialmente del ELN, pone en evidencia la lucha por el control de zonas estratégicas y de economías ilícitas, lo que incrementa el nivel de violencia y el desafío para el Estado.
Expertos en seguridad han señalado que estos aumentos en la incorporación de nuevos miembros representan una amenaza significativa para la estabilidad del país. La competencia entre los distintos actores armados no solo complica la labor de las fuerzas de seguridad, sino que también genera un entorno de incertidumbre que afecta a la población civil, especialmente en regiones donde la presencia de estos grupos es más notoria.
En este sentido, el informe de la FND y las cifras del Ministerio de Defensa deben ser interpretados como una llamada de atención urgente para el fortalecimiento de las estrategias de seguridad y la implementación de políticas públicas que apunten a desarticular estas estructuras.
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