Según la comisión de la verdad, durante más de 60 años de existencia, el ELN es el grupo criminal que ha cometido actos repugnantes y totalmente injustificados y aun así continuamos en conversaciones con el gobierno para hacer la “paz”.
Editorial
Las guerras fratricidas en Colombia han dejado a millones de personas con profundas heridas muchas de ellas imborrables, mentales, físicas, emocionales; han marcado el desarrollo de varias generaciones donde los hijos no conocieron a sus padres, hijos que perdieron a un padre o una madre cuando solamente eran niños o adolescentes, madres que enterraron a sus hijos, familias enteras que desaparecieron en masacres, lágrimas que se derramaron ante los secuestros, ríos que junto con sus especies y sus ecosistemas fueron envenenados por cuenta de las acciones terroristas en contra de los oleoductos como el Caño Limón, en Coveñas por parte del ELN, que uno de sus pasatiempos favoritos es volar oleoductos.
Se han pasado por la faja hay violado código penal sin ningún problema, el ELN que siempre ha sido esa guerrilla difícil, arcaica, terrorista que se ha camuflado con la academia, con la religión, con la política, esa guerrilla que supo mostrarse débil con pocos hombres al final del gobierno Uribe para luego resucitar cuando ya la daban por muerta, una guerrilla da fundamentalista, una guerrilla aunque envejecida ha desplegado sus lazos en narcotráfico para poder sobrevivir financieramente, no contentos con las vacunas que cobran a lo largo y ancho del país, con lo que cobran por los secuestros o en las oficinas de sicariato que tienen para hacer los trabajos que les encargan.
También ese crimen transnacional que han logrado conformar desde Ecuador hasta Venezuela con la complicidad de gobiernos socialistas, la han convertido realmente en una banda multi crimen, acuñando lo que ha dicho el presidente Petro.
Lo lamentable de todo esto, es que a los colombianos que son de memoria corta, se les olvida ese número del titular, los secuestros y los asesinatos que se cuentan por miles y que detrás de cada una de esas vidas afectadas hay familias, hay sentimientos, hay sueños aplazados, rotos, proyectos suprimidos por cuenta del de criminales a los cuales el Estado colombiano no pudo derrotar.
Incluso los políticos más positivos frente a las negociaciones de paz como Santos y otros han reconocido históricamente que hacer la paz con el ELN es quizá lo más difícil, es una guerrilla mucho más complicada que las FARC, una guerrilla que claramente no quería el mismo tratamiento que las FARC y que sus procesos por eso se dilatan en tiempo, se extienden a través de negociaciones, solicitudes irrealizables a través de los ceses que rompen, a través de las treguas que supuestamente hacen para poder fortalecerse militar y operativamente.
Como colombianos, no encontramos razones, ni fundamentos, ni lógica, mucho menos actos de fe para volver a confiar en este grupo de criminales que deberían es estar siendo combativos con todo el peso de la fuerza del Estado, de las fuerzas militares, de la armada, la fuerza aérea, de la policía y de la justicia. Han cegado miles de vidas en los últimos años de policías, de Soldados, del atentado contra la escuela de cadetes, las emboscadas cobardes a las patrullas cuando se desplazan por las regiones más alejadas del país, las banderitas que les da por mandar a colgar en los puentes de la ciudad a través de sus células urbanas criminales, que la inteligencia del Estado ha sido absolutamente inferior y mediocre, ha sido una enana comparándola con el poder operativo del ELN.
Gustavo Petro había prometido que en tres meses, luego de que fuera presidente, acababa con el ELN y este grupo a dando diferentes bofetadas a este gobierno y lo ha hecho quedar mal, a veces despierta la rabia de Petro a veces sí, a veces no, pero no hay determinación.
El presidente Petro está obligado constitucionalmente a preservar la paz, a buscar la paz, pero también a proteger a la ciudadanía y desde luego a quienes están dando la vida por los colombianos en las montañas, selvas y bosques de Colombia.
El ELN no puede seguir jugando con los colombianos, jugando con los gobiernos, jugando con la ingenuidad de muchos que creen que la paz, se negocia a través de concesiones criminales en una mesa en la Habana, el ELN jamás dejara el negocio del tráfico y si se llegase al desmovilizar serán los 10 o 15 viejos barrigones, cancerígenos que están a 10 pasos de la tumba, mientras que sus estructuras más jóvenes seguirán moviendo el narcotráfico y todo su portafolio de delitos.
No es justo con la sociedad legal colombiana, no es justo con las instituciones, no es justo con la vida de soldados, policías, ciudadanos, no es justo con ese ánimo de tranquilidad que persiguen los colombianos, como sociedad deberíamos reflexionar profundamente, si es que seguimos creyendo en esta falsa paz total y mucho más con un grupo delincuencial terrorista y criminal como lo es el ELN.
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