No podemos negar que vemos con mucha desconfianza el cese al fuego bilateral que se acuerda con el ELN. Tampoco podemos desconocer que es la primera vez que se llega por primera vez a este acuerdo con esta guerrilla.
Editorial
El ELN históricamente ha traicionado todos los procesos de paz que se han hecho en Colombia, y no contentos con traicionarlos han asesinado, secuestrado y torturado a miles de millones de colombianos a lo largo de estos más de 35 años.
Ahora con el Gobierno de Gustavo Petro, una presidencia que anunció que cuando llegara al poder se iba a demorar tres meses para hacer la paz con el ELN, y sin dudas un Gobierno que tiene unas credenciales como ningún otro para hablar de paz, vemos muy difícil que si este mandato presidencial no pueda finiquitar estas negociaciones lo pueda lograr otro Gobierno.
Este se convierte en el quinto intento de hacer la paz con este grupo de “bandoleros” que ha sembrado tanto dolor y lágrimas en el pueblo colombiano. Tal vez lo que más nos preocupa tiene que ver con el desarme. Es el punto en el que más reticente se muestra esta guerrilla y que difícilmente se toca en la mesa de negociación. Y así lo pudo confirmar este medio de comunicación.
El cese al fuego se acuerda por un gesto realmente arriesgado que puede ser visto como debilidad por parte del Gobierno colombiano, luego de los secuestros y masacres que esta guerrilla ha realizado en contra de policías y soldados, en nuestro país mientras que hablaban de paz en La Habana. Tienen una larga lista de victimas en sus hombros, y como olvidar esa bomba en la escuela de cadetes a inicios del Gobierno de Iván Duque.
Es un punto en común, pero tenemos que hablar basados en este origen, y es que todos los colombianos queremos llegar acuerdos que permitan ceses de conflicto con grupos terroristas, como el ELN. No decimos la paz porque esta es una palabra más utópica. Mientras que el narcotráfico exista en Colombia nunca va haber paz, siempre habrá otros delincuentes que van a seguir delinquiendo como empresas trasnacionales desde el pacifico, el caribe y ya sin estructuras guerrilleras, pero con cadenas criminales muy peligrosas.
Acá el punto es entonces conocer en qué parte de la negociación hablará de dejar las armas, de una desmovilización armada y verificada internacionalmente. El otro ítem, el cual también es muy importante, es conocer cómo van a resarcir a sus víctimas. Claramente no van a pagar cárcel porque las Farc no lo hizo y el ELN no lo hará. Ese fue uno de los primeros puntos que expusieron antes de sentarse con el Gobierno. ¿Si no habrá cárcel que tipo de reparación les harán a las víctimas?
De igual manera, ¿el ELN ingresará al Congreso de la República con unas nuevas curules de paz?, ¿El ELN tendrá otra justicia especial de paz tal como lo venían exigiendo?, ¿Qué va a pasar si el ELN incumple con el cese al fuego bilateral?, y desde luego ¿Qué va a pasar con el narcotráfico? ¿Este grupo reconoce que dentro de sus líneas de negocio tienen el narcotráfico?; ¿van a entregar sus rutas, no las van a entregar, las van a delatar o no van a decir nada?
No quisiéramos ni más faltaba vaticinar fracasos en este proceso, pero insistimos que lo vemos con suma desconfianza, pero preservamos el anhelo y queremos que así sea, que nos tapen la boca y que demuestren después de 40 años que si quieren la paz, o por lo menos ese acuerdo con el Estado que ponga fin a tantos años de dolor.
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