En Medellín el dinero no alcanza

Cada vez es más frecuente escuchar escuchar decir que Medellín mantiene salarios de pueblo y estilo de vida de capital.

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Entender a Medellín tiene muchísimas complejidades, tiene inmersas en sí misma seis ciudades, cada una con un mundo distinto y realidades completamente diferentes, en algunos lugares de la ciudad todavía no hay cobertura de servicios públicos domiciliarios, no pueden ingresar las autoridades, hay construcciones fantasmas, mientras que en otras hay construcciones de millones de dólares y un desplazamiento de locales ante el precio de los arriendos, tiendas desaparecen y ausencia de espacio público.

También, el tráfico en la ciudad es cada vez peor, no hay inversión en infraestructura, las inversiones en transporte público se hacen muy lejanas y todo esto ha conformado un cóctel explosivo, nocivo y perjudicial para la vida de los medellinenses y quienes habitan en el área metropolitana. 

Durante 2022 y este año, todo el país se ha sorprendido al ver el precio de los arriendos tanto oficinas como vivienda en Medellín, Envigado y ahora Sabaneta y en Itagüi, y es que como como si fuese de un virus, el fenómeno de la inflación y la renta cara ha ido llegando a cada uno de los municipios del Valle de Aburrá. Los salarios hoy son blanco de críticas por parte de los empleados. están siendo escrutados de mala manera y valorados con comparaciones que por obvias razones les hacen quedar mal. 

Parte de esto ha servido para que la retahíla o la narrativa que los empresarios antioqueños pagan mal pues se expandan y que los empresarios deberían “colaborar aumentando el salario de las personas en Medellín”, esto ad portas a una negociación del salario mínimo, con una economía estancada pero hoy las personas piden más salarios, para mucho un salario de 3 millones termina siendo de un millón y apenas ‘da para vivir’. 

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Esto ha contribuido a una movilidad laboral bastante acentuada, están saltando de trabajo en trabajo buscando 200 mil, 300 mil, 500 mil pesos más para lograr sobrevivir, porque vivir está muy caro con arriendo, mercado, impuestos, vestirse, todo cuesta más y es una realidad que el país está viviendo de manera más cruel que otros. 

Hoy seguimos con una inflación por encima de dos dígitos, pero en el caso de la ciudad que ha sido un territorio que en los últimos 20 años no sabe para dónde va en materia económica, no ha existido planeación, ideas u orientación con un norte claro hacia donde va o hacia qué se quiere dedicar, el turismo llegó, un turismo que no es de calidad, un turismo que no viene a ver las gordas de Botero sino que viene por otros incentivos que en nada benefician a la ciudad. 

Los mayores efectos de esa ola desbordada de turismo son que miles de productividades, en las cuales está prohibido apartahoteles, subarrendar o ingresar estas propiedades a esas plataformas de turismo, pues se han convertido en campos de batalla, de peleas, de demandas, de malos entendidos y problemas entre vecinos. Han llevado a que se conviertan a estos lugares en espacios en los que no se pueden vivir, con rumbas de lunes a lunes, con drogas, prostitución, peleas, por eso en Medellín venimos viendo un desarrollo grane a proyectos como Airbnb. 

Es más, ni siquiera hoy los proyectos mitad apartamentos, mitad Airbnb están siendo atractivos para los inversionistas por cuenta de los problemas sociales que traen estos proyectos a las propiedades horizontales. 

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Un gran reto el nuevo alcalde y el nuevo Concejo de Medellín, no porque tengan que solucionarlo todo como algunos quieren o piensan, ellos no tienen la facultad de hacer que un fenómeno se extinga de un día al otro o  que los arriendos se congelen, lo que sí es cierto es que Medellín tiene que convocar de manera urgente a una conversación que trascienda los mismo nombres de siempre para entender hacia dónde quiere ir y a qué le quiere apostar, porque también es una opción que la gente se vaya, se convierta en una ciudad de nómadas o de turismo, como Las Vegas. 

Lo que tiene que pasar es que Medellín deje de vivir queriendo tomar decisiones. siguiendo por el camino del medio que todo pase pero que nada pase y que nada mejore y que nada quite, una posición peligrosa que hoy afecta la calidad de vida de las personas y que nosotros recogemos como medio de comunicación, pero que también atendemos que es completamente imposible e irracional que vayan y le paguen mal a las personas porque viven en Medellín. 

Eso no va a pasar, la economía no está creciendo y lo que se viene es un desempleo alto y quienes no cuiden su trabajo, van a lamentar haber tomado decisiones extremas en esa materia por querer ganar un poco más. 

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