¿Es la inteligencia artificial una amenaza? Temores clave de expertos y usuarios

Las preocupaciones sobre la inteligencia artificial crecen entre ciudadanos y expertos, con temores centrados en la desinformación, la privacidad y el impacto en el empleo.

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La inteligencia artificial (IA) continúa avanzando a pasos agigantados y con ella, también crecen los temores sobre sus implicaciones sociales, éticas y económicas. Sin embargo, no todos comparten los mismos niveles de inquietud.

Un estudio reciente del Pew Research Center, publicado en marzo de 2025, revela una marcada diferencia entre cómo los expertos en IA y el público adulto en Estados Unidos perciben los riesgos asociados con esta tecnología.

La encuesta, realizada a 5.410 adultos estadounidenses entre agosto y octubre de 2024, junto con 1.013 expertos en inteligencia artificial residentes en EE.UU., pone en evidencia no solo las áreas de preocupación común, sino también las discrepancias que podrían influir en el futuro de la regulación y la implementación de la IA.

Expertos y ciudadanos no ven igual los riesgos de la inteligencia artificial

Expertos y ciudadanos no ven igual los riesgos de la inteligencia artificial

Desinformación y suplantación, los mayores temores: Uno de los puntos donde hay consenso parcial entre ambas partes es el riesgo de que la IA contribuya a la propagación de información falsa.

El 70% de los expertos lo identificó como una de sus principales inquietudes, mientras que el 66% del público general coincidió en su gravedad.

No obstante, el mayor temor entre los adultos estadounidenses no es la desinformación como tal, sino la capacidad de la IA para hacerse pasar por personas reales. Esta posibilidad inquieta al 78% de los encuestados, frente al 65% de los expertos.

El uso de herramientas como los “deepfakes”, que permiten generar voces e imágenes casi indistinguibles de las reales, ha aumentado la percepción de que esta tecnología podría utilizarse con fines maliciosos, desde fraudes hasta manipulación electoral.

Datos personales y privacidad en la mira: Otro punto de alta coincidencia se da en la preocupación por el uso indebido de la información personal. Un 71% de los adultos considera este un riesgo prioritario, comparado con el 60% de los expertos.

La facilidad con la que algunos sistemas de IA pueden recolectar, procesar y almacenar grandes volúmenes de datos personales ha encendido las alarmas entre consumidores y defensores de la privacidad.

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La percepción de sesgos en las decisiones automatizadas, como las tomadas por algoritmos en procesos judiciales, laborales o financieros, también genera inquietud: un 55% de los expertos y del público expresó preocupación en este aspecto.

La imparcialidad de estos sistemas aún está lejos de estar garantizada, y los casos recientes en los que la IA ha replicado o amplificado sesgos históricos no han hecho más que aumentar la presión para una mayor regulación.

Brecha generacional y profesional: Donde las diferencias entre expertos y ciudadanos se acentúan más es en el ámbito del empleo. Para el 56% del público, la IA representa una amenaza directa a su estabilidad laboral, una preocupación que solo comparte el 25% de los expertos.

Esta diferencia puede estar influenciada por el hecho de que muchos de los expertos trabajan en sectores que se benefician de la automatización, mientras que los adultos encuestados representan una muestra más amplia del mercado laboral, incluyendo oficios susceptibles a ser reemplazados.

Otro punto de disenso es la posible afectación a las relaciones humanas. Mientras que el 57% de los adultos cree que la IA podría reducir la conexión entre las personas, solo el 37% de los expertos lo ve como un problema significativo.

También se percibe un desacuerdo en cuanto al nivel de comprensión que tiene la sociedad sobre lo que la IA puede hacer: el 58% del público cree que hay un desconocimiento generalizado, frente al 52% de los especialistas.

Optimismo vs. pesimismo: una visión dividida del futuro

Las diferencias no terminan en los riesgos. También se evidencian en las actitudes hacia el futuro de esta tecnología.

Casi la mitad de los expertos en IA (47%) se declara más entusiasmado que preocupado por lo que traerá la inteligencia artificial. En contraste, apenas un 11% del público comparte ese entusiasmo. Por el contrario, el 51% de los adultos afirma estar más preocupado que optimista, una cifra que triplica el 15% de los expertos que siente lo mismo.

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Esta brecha en la percepción plantea desafíos importantes para los gobiernos, empresas tecnológicas y educadores. Si bien los expertos pueden estar enfocados en los beneficios de la innovación, como la mejora de procesos, la eficiencia o los avances médicos, el público parece estar más enfocado en los impactos inmediatos que puede tener la IA en su vida diaria.

Por qué es importante: Entender cómo se alinean —o divergen— las percepciones sobre la inteligencia artificial entre expertos y la población general es fundamental para crear políticas públicas que sean efectivas, legítimas y aceptadas. El diseño de marcos regulatorios no puede basarse únicamente en las visiones tecnocráticas, sino que debe tomar en cuenta el sentir ciudadano y sus preocupaciones.

Contexto: Desde 2023, la irrupción de herramientas como ChatGPT, Midjourney o Sora ha hecho que la inteligencia artificial pase de ser un tema académico a una realidad cotidiana. Su uso en sectores como el marketing, la educación, el transporte, la medicina y el entretenimiento ya está transformando la forma en que vivimos y trabajamos.

Panorama general: A medida que la IA continúa expandiendo su influencia, es crucial cerrar la brecha entre el desarrollo tecnológico y la percepción pública.

La inclusión de múltiples perspectivas —académicas, ciudadanas, éticas y legales— será indispensable para que el avance de esta tecnología se traduzca en un beneficio común, sin dejar a nadie atrás. Las cifras de este estudio son una alerta para construir una conversación más inclusiva y equilibrada sobre el futuro digital.

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