Esta es la profecía del Papa Negro, que se daría tras la muerte de Francisco

Con la muerte del Papa Francisco, son muchas las teorías sobre su posible sucesor. Entre ellas se habla de la supuesta profecía del Papa Negro.

La reciente muerte del papa Francisco a los 88 años este Lunes de Pascua ha reavivado una antigua predicción: la profecía del Papa Negro atribuida al vidente renacentista Michel de Nostradamus.

Jorge Mario Bergoglio falleció la madrugada del 21 de abril de 2025 tras complicaciones derivadas de una neumonía, un hecho que conmocionó al mundo católico. Mientras la Iglesia llora la partida de su líder, muchos vuelven la mirada hacia las enigmáticas cuartetas de Nostradamus en busca de conexiones.

¿De veras anticipó aquel astrólogo la muerte de un pontífice anciano y la llegada de un misterioso sucesor? ¿Qué implicaciones tendría para el futuro de la Iglesia? A continuación, los hechos y las interpretaciones que hoy alimentan el debate.

El funeral del Papa Francisco marcará un cambio histórico en la Iglesia Católica, con un protocolo sencillo y austero que refleja su legado de humildad y cercanía al pueblo.

¿Por qué se habla de la profecía del Papa negro?

El papa Francisco, primer pontífice latinoamericano y jesuita de la historia, murió el lunes 21 de abril a las 7:35 a. m. en su residencia de Casa Santa Marta, en el Vaticano. Tenía 88 años y en las semanas previas había estado hospitalizado en el Policlínico Gemelli de Roma por una infección respiratoria. Según informó la oficina de prensa vaticana, el deceso ocurrió “tras complicaciones por neumonía” y puso fin a casi doce años de pontificado.

Conocido por su carisma, su cercanía a los marginados y sus reformas hacia una Iglesia más abierta, Francisco deja un legado espiritual y social de gran calado. Su última aparición pública fue apenas un día antes, el Domingo de Pascua, cuando impartió la bendición Urbi et Orbi desde el balcón central de la basílica de San Pedro.

La muerte de Francisco activó los protocolos de sede vacante: el cardenal camarlengo asumió la administración temporal del Vaticano y, al cabo de quince días, se convocará al cónclave que elegirá al nuevo Papa. Sin embargo, más allá de la logística eclesial, el suceso ha insuflado nueva vida a las profecías apocalípticas. Entre todas, destaca la profecía del Papa Negro, un verso de Nostradamus que muchos creen describe la muerte de un pontífice anciano, seguida por la elección de un sucesor de piel oscura y la eventual debilidad de la Iglesia.

Michel de Nostredame, o Nostradamus, publicó en 1555 su obra Les Prophéties, compuesta por 942 cuartetas enigmáticas. Una de ellas menciona la muerte de un Papa muy viejo y el ascenso de un sucesor “romano de buena edad” de quien “se dirá que debilita su sede”.

Más adelante, otra cuarteta alude a que “un joven de piel oscura, con la ayuda del gran rey, entregará la bolsa a otro de color rojo”. Aunque Nostradamus no utiliza la expresión exacta “Papa Negro”, la mención a un hombre de piel oscura al frente de la Iglesia se simplificó en la cultura popular bajo ese nombre.

Los intérpretes afirman que el fallecimiento de un pontífice muy anciano encaja con la figura de Francisco. La frase sobre la elección de un “romano de buena edad” se asocia al próximo Papa, posiblemente un cardenal europeo de avanzada edad. Lo más llamativo es el “joven de piel oscura”, considerado por algunos como una referencia a un futuro pontífice africano o, alternativamente, al prepósito general de los jesuitas, cargo apodado tradicionalmente “Papa Negro” debido a la influencia histórica de la orden y al color negro de su sotana.

¿Un Papa africano en el horizonte?

Nunca en la era moderna ha habido un Papa procedente del África subsahariana, por lo que la elección de un cardenal africano constituiría un giro histórico. Entre los posibles candidatos suena el ghanés Peter Turkson, de amplia trayectoria en la Curia. Otro nombre citado es el nigeriano John Onaiyekan. Ambos, por su tez oscura, encajarían en la imagen popularizada de la profecía.

Además, el verso menciona que el joven pontífice contaría con la “ayuda del gran rey”. Quienes apoyan la interpretación literal sugieren que podría aludir al respaldo de una potencia política o al aval de una mayoría cardenalicia inusual. Otros, más simbólicos, ven en esa figura un designio divino.

La línea final —“entregará la bolsa a otro de color rojo”— añade otra capa de misterio. El rojo simboliza a los cardenales, pero también alude al martirio, a la sangre o incluso a ideologías y conflictos. Algunos teóricos sostienen que podría significar una transferencia del poder eclesial a un movimiento conservador dentro del Colegio Cardenalicio o, en lectura más dramática, a fuerzas externas hostiles a la Iglesia.

Creyentes y escépticos frente a la profecía

El atractivo de Nostradamus radica en que sus cuartetas son lo bastante ambiguas para permitir múltiples lecturas. Quienes creen en sus aciertos señalan que ya habría anticipado acontecimientos como la Revolución Francesa, la Segunda Guerra Mundial o la pandemia de Covid‑19. Para ellos, el fallecimiento de Francisco encaja con el patrón de “pontífice muy anciano” y refuerza la expectativa de un Papa de piel oscura que precipitará cambios radicales.

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Los escépticos, sin embargo, advierten que las cuartetas están escritas en un lenguaje deliberadamente velado y que los supuestos paralelismos se trazan siempre a posteriori. Señalan que en épocas anteriores se adjudicó la misma profecía a la muerte de Juan Pablo II en 2005 o de Benedicto XVI en 2022, sin que la figura del Papa Negro se materializara. Además, recuerdan que el Vaticano jamás ha otorgado carácter oficial a pronósticos esotéricos.

El interregno que sigue a la muerte de un Papa suele ser terreno fértil para rumores y teorías. Esta vez, la coincidencia con la profecía ha avivado la conversación mediática. Si el cónclave eligiera a un pontífice africano —o a un jesuita de alto rango distinto de Bergoglio— muchos verían en ello la “confirmación” del verso de 1555. Por el contrario, si resulta electo un cardenal europeo o latinoamericano mayor, los defensores de Nostradamus podrían argumentar que el joven de piel oscura será un actor emergente posterior, no necesariamente el Papa inmediato.

De cualquier modo, la Iglesia afronta desafíos concretos: la crisis de vocaciones en Europa, las tensiones doctrinales sobre temas de moral sexual, el manejo de abusos y la necesidad de transparencia financiera. Quien suceda a Francisco deberá conciliar alas conservadoras y reformistas, lidiar con la secularización en Occidente y atender al mismo tiempo el crecimiento del catolicismo en África y Asia. Ese equilibrio —o su posible fracaso— es lo que algunos vinculan con la frase “debilitará su sede”.

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