Esa frase parece perfecta para entender lo que le está sucediendo al gobierno Duque con la Reforma Tributaria.
Por: Cecilia López
Difícil encontrar un padre que en algún momento no le haya dicho a un hijo que «exagerar es mentir.» Esa frase parece perfecta para entender lo que le está sucediendo al gobierno Duque con la Reforma Tributaria. Dejando atrás las confusiones, la falta de transparencia sobre el contenido de los nuevos impuestos, y las contradicciones entre altos funcionarios de Hacienda y el presidente Duque, solo algunas de las exageraciones podrían ayudar a entender el problema en que se encuentra el gobierno. Una de este tipo de afirmaciones fue la del ministro de hacienda cuando anotó públicamente que el gobierno se estaba quedando sin caja para responder por sus obligaciones en el muy corto plazo. No solo era falso, sino que aun si fuese verdad, los nuevos impuestos solo llegarían al gobierno después de mínimo un año. Y resulta que la gente boba no es y lee más noticias de lo que el gobierno se imagina especialmente en un tema tan crítico para la gente.
Pero tal vez la mayor exageración es la que se deriva del nombre que le han puesto a esta reforma: este título va desde la Gran Transformación Social mayor que ha hecho Colombia hasta el nombre más modesto hasta ahora, simplemente Reforma Social. Ya el presidente Duque le empezó a bajar el tono en su entrevista en Semana. De acuerdo con Mario Valencia, lo que busca el gobierno es recaudar $28 billones de pesos nuevos de los cuales» $6,4 billones se usarán para asistencialismo focalizado en los más pobres». Es decir, el 2,3% del nuevo recaudo que sin duda ayudarán a que sectores de población hoy en profunda crisis, pero ¿esto sí cambia la profunda injusticia y desigualdad de esta sociedad?
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Además, surgen muchas preguntas que el gobierno tiene que responder. ¿Cómo se atreven a llamar esta mínima proporción de recursos fiscales, la Gran Transformación Social? Además, ¿por qué en generación de empleo, la manera digna de ayudar a estos millones de desempleados y subempleados, solo le asignan $800 mil millones, es decir nada? La verdad que sale claramente de las cifras del artículo de Mario Valencia es otra: $16,2 billones, el 60% de los nuevos recursos, se va a pagar deuda lo que significa que la verdadera razón de esta reforma es no perder el grado de inversión y no la situación crítica del 42% de la población en pobreza, según cifras del gobierno recientes, y del 29% de vulnerables.
Esta falta de claridad del gobierno, esta pésima manera de comunicarle al país sus verdaderas intenciones, se suman al hecho de que los súper ricos siguen olímpicos y a esos sectores no les va a caer el gran peso de estos impuestos. Las clases medias que han sufrido de una manera que aun el país no ha evaluado suficientemente, recibirán un golpe desproporcionado con los nuevos impuestos. Esto, si es verdad que aliviarán la vida de tantos pobres. Por lo tanto, la falta de transparencia del gobierno y el poco peso en quienes más deben y pueden contribuir a esta crisis, tienen al gobierno entre las cuerdas. Ojalá aprendan varias de las lecciones que son obvias. Entre ellas, una de las más importantes es que exagerar es mentir.