El fracking es una técnica para posibilitar o aumentar la extracción de gas y petróleo del subsuelo, usada en muchos países y prohibida en otros, por lo que genera gran controversia. En Colombia, por ejemplo, el Senado votó en contra de un artículo en la Ley de regalías que abría la puerta a esta práctica.
Por: Redacción 360 Radio
Estados Unidos es el país que más ha avanzado en el fracking, sin embargo, hay otras naciones como México y Argentina que después de aprobada, avanzan a pasos agigantados para la extracción.
Aunque las opiniones se dividen entre quienes defienden el medio ambiente y los que apoyan el fracking, es claro que tener una postura frente al tema en un país que consolida la extracción, como Estados Unidos, aleja o acerca los electores a los candidatos Joe Biden y Donald Trump.
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En la Convención Republicana de la semana pasada, Trump afirmó que Joe Biden prohibiría el fracking en caso de que llegara a la presidencia, ya que ha estado buscando, de alguna manera, el apoyo de activistas climáticos, jóvenes y votantes que respaldaron a su ex rival, el senador Bernie Sanders.
En este sentido, Biden ha prometido eliminar los “abusos ambientales de Trump” y establecer una fecha límite para llevar al país a las cero emisiones netas. No obstante, Biden descartó que tenga previsto prohibir la fracturación hidráulica o fracking en el país, pero sí lo haría en territorio público, algo que ha generado confusión en sus posibles votantes.
Donald Trump, por su parte, ha intentado en su administración revertir las normativas climáticas aprobadas por el presidente Barack Obama y ha rebajado los límites a las emisiones de gases de efecto invernadero de automóviles y camiones, igual que para la industria del petróleo y gas.
Trump, quien busca quedarse en la Casa Blanca por otro periodo, ha relajado las regulaciones de contaminación en las centrales eléctricas de carbón con el objetivo de revivir la industria, anunciando su salida del Acuerdo de París, algo que hará efectivo si revalida su mandato el 3 de noviembre.
Biden, entre otras cosas, propone implantar el Green New Deal, alejándose de los combustibles fósiles con una energía 100% limpia y cero emisiones netas para el 2050, promesa que muchos cuestionan, pues los recursos económicos a invertir parecerían difíciles de alcanzar, de acuerdo con diferentes expertos.
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Donald Trump, en cambio, apoya el desarrollo de todas las formas de energía, siempre que no haya que recurrir a subsidios, también propuso que la competencia de la regulación ambiental pase a los estados, algo que actualmente es competencia federal y, finalmente, transformar la Agencia de Protección Ambiental (EPA por sus siglas en inglés) – que también es una agencia federal – en una comisión bipartidista independiente.