En el contexto de la última semana para determinar el salario mínimo para el próximo año, los gremios y las centrales obreras continúan en desacuerdo sobre la cifra, siendo el 18% la propuesta concreta de las centrales sindicales.
Después del vencimiento del plazo inicial el 15 de diciembre, la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, se embarcó en conversaciones individuales con cada una de las partes involucradas, buscando tender puentes y acercar posturas. Sin embargo, tras una reunión el pasado viernes 22 de diciembre que se extendió por dos horas, no se alcanzó un acuerdo definitivo.
«Vamos a seguir trabajando, vamos a seguir profundizando el diálogo para que el acuerdo le beneficie al país», expresó Ramírez, quien no descartó la posibilidad de que el Gobierno decrete el aumento en caso de la falta de consenso.
¿Qué sucedería si no se llega a un acuerdo sobre el salario mínimo?
Las partes disponen solo hasta el 30 de diciembre para llegar a una resolución. En caso de no alcanzar un pacto, será responsabilidad de Gustavo Petro para decretar el incremento salarial.
Hasta el momento, la única cifra concreta sobre la mesa es la propuesta del 18% de las centrales sindicales. Según esta propuesta, el salario mínimo se elevaría de $1.160.000 a $1.394.000, representando un aumento de $234.000. Esto se traduciría en un aumento de los costos laborales, pasando de $1,8 millones a $2,1 millones por cada trabajador que perciba el salario mínimo.
En contraste, los empresarios asisten a la negociación sin una cifra específica, pero sostienen la consideración de que el aumento debería rondar el 10,15%, en línea con la tasa de inflación. Bajo esta premisa, los costos laborales estimados por los empresarios ascenderían a $1,9 millones.
Los analistas económicos han señalado una propuesta de aumento del 12% en el salario mínimo y han advertido sobre las posibles consecuencias de un incremento sustancial. Juan David Ballén, director de análisis y estrategia de Casa de Bolsa, destacó que «un aumento sin fundamento del salario mínimo podría moderar el ritmo con el que está descendiendo el IPC, dificultar el recorte de tasas del Banco de la República y afectar la creación de empleo debido a mayores costos laborales».
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