Gran pacto por el empleo, una especie de “Plan Marshall”

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Los habilitadores fundamentales de este tipo de iniciativas parten de un propósito colectivo basado en la solidaridad, la empatía y la visión compartida de que solo si “todos ponemos” saldremos adelante; la colaboración publico privada es fundamental, pero la coordinación y liderazgo para poder priorizar y ejecutar son decisivos.


Por: Jorge Mario Velásquez

El plan Marshall fue una iniciativa liderada por George Marshall, Secretario de Estado Norteamericano bajo la presidencia de Harry Truman en 1947, y que estuvo en funcionamiento durante 4 años, período durante el que se fondearon iniciativas por 12 billones de dólares de la época para la reconstrucción de varios países europeos altamente afectados por la segunda guerra mundial. 

La situación de Alemania y Europa en general era desesperada, la ingesta alimenticia de los europeos apenas alcanzaba algo más de 800 calorías por día en promedio, la producción agrícola e industrial estaba destruida, y el desempleo alcanzaba cifras alarmantes. 

Los aportes monetarios de EUA fueron acompañados de políticas focalizadas de reactivación sectorial, y una muy clara coordinación en la priorización y ejecución, cuyos resultados llevaron a que Europa alcanzara el máximo desempeño económico de su historia entre 1948 y 1952, con crecimientos de la industria superiores al 34%, y a que su agricultura superara los niveles de producción anteriores a la guerra.

La situación actual en nuestro caso es bien diferente en sus causas y magnitud, pero sin duda esta es la crisis más profunda que hemos vivido en la historia reciente.

Desempleo que alcanza niveles superiores al 20%, donde las mujeres y los jóvenes sufren con mayor fuerza, crecimiento de la pobreza monetaria revirtiendo los avances que habíamos logrado en las últimas décadas, y una población cercana a los 11 millones de colombianos que se encuentran en condiciones de informalidad y vulnerabilidad. 

A diferencia de Europa, no se vislumbra una ayuda monetaria externa decidida como la que aportó Estados Unidos en su momento a esos países; por el contrario, la realidad global muestra que las economías de muchos de ellos estarán seriamente afectadas, lo cual nos invita a pensar en buscar soluciones ingeniosas, propias, que sean el resultado de un compromiso colectivo, donde todos aportemos, y que permitan revertir esta situación lo más pronto posible.   

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Similar a lo que motivó el plan Marshall en Europa, la estabilidad y seguridad del sistema democrático y sus instituciones, dependerán de la capacidad colectiva de responder a estos retos.

La amenaza en Europa era el comunismo, en nuestro caso lo es el populismo. Los actores para producir un plan de choque al empleo entonces serán bien distintos.

Un plan para Antioquia donde converja el compromiso de las empresas de manera solidaria, el gobierno nacional, el gobierno departamental y la ciudadanía en general, puede producir efectos contundentes si se trabaja articulada y armónicamente. 

El foco deberá estar encaminado a encontrar aquellas acciones que reactiven el empleo lo más pronto posible, privilegiando los sectores de la población más afectados: los jóvenes, las mujeres, las microempresas y los ciudadanos más vulnerables.

Los sectores que más empleo generan por cada billón de pesos invertidos son la infraestructura, la vivienda y la agroindustria.

Según cálculos varios, la infraestructura puede generar entre 8 y 20 mil empleos entre directos, indirectos e inducidos por cada billón invertido en un plazo de 10 años; la agroindustria por su parte genera, según estadísticas del DANE, 67 mil empleos por cada billón de actividad económica.

Si nos enfocamos en estos sectores, privilegiando aquellas iniciativas altamente generadoras de empleo podremos recuperar de manera rápida los más de 300 mil empleos entre directos e indirectos que se estiman se han perdido en Antioquia.

Varios frentes podrían acometerse simultáneamente mediante la elección y priorización de unas pocas pero contundentes iniciativas, menciono algunas: en infraestructura, además de mantener la dinámica en las obras 4G en construcción, deberían acelerarse nuevas obras tales como el puerto de Urabá, el tramo faltante entre Mar 1 y Mar 2, un corto tramo entre “4 palos” y Camilo C no incluido en el alcance de la concesión Pacifico I, los intercambiadores viales de Primavera y Bolombolo , el tren verde, el metro de la 80, entre otras.

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Simultáneamente se podría acometer el plan de vías terciarias en el Departamento, con especial énfasis en el bajo Cauca, Urabá, Nordeste y Suroeste, que conecte la ruralidad con las vías 4G lo que traería no solo empleo, sino competitividad e inclusión social al sector rural.

Para acelerarlo, el Gobierno Nacional además de aportar recursos, podría modificar la regulación de Obras por Impuestos para permitir que de manera decidida las empresas antioqueñas puedan juntarse y acometer coordinadamente un gran plan de choque para construir vías terciarias en el Departamento. 

Modificar y ampliar los límites de este mecanismo, y permitir que más municipios, fuera de los incluidos hoy en las Zomac, puedan acceder a estos sistemas es una forma práctica, rápida y eficiente de inversión en el territorio.

En vivienda, además de acelerar los programas de subsidios a la VIS y VIP, podría promoverse un gran plan de mejoramiento de vivienda rural, con acciones que incluyan mejoras de condiciones de salubridad como servicios sanitarios, pozos sépticos, sustituir pisos en tierra, lo que redunda no solo en generar empleo, sino en propiciar condiciones dignas a nuestros campesinos, favoreciendo de paso el empleo y el medio ambiente. 

Allí pueden concurrir empresas con aportes en especie, la comunidad con trabajo y el gobierno con recursos y articulación.

Los habilitadores fundamentales de este tipo de iniciativas parten de un propósito colectivo basado en la solidaridad, la empatía y la visión compartida de que solo si “todos ponemos” saldremos adelante; la colaboración publico privada es fundamental, pero la coordinación y liderazgo para poder priorizar y ejecutar son decisivos.

El aporte de la nación no solo de recursos, sino de agilidad en la gestión de políticas y regulaciones públicas que permitan acelerar estos planes es fundamental. 

Se requiere convocar a un gran pacto por el empleo en Antioquia, liderado y articulado por la Gobernación del Departamento y con el claro compromiso de apoyarlo del Presidente de la República.

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