Por: Lina García Gañán
Las nuevas herramientas tecnológicas han significado una verdadera revolución en el mundo, y han cambiado para siempre las formas de interacción entre los seres humanos, la industria, el comercio, la educación, entre otros, y paulatinamente también va modificando el relacionamiento que las personas tienen con sus entornos.
Esta es una realidad a la que Medellín no puede ser ajena, y mientras más asimilemos esas nuevas tecnologías, más preparados vamos a estar para poder usarlas en pro de resolver problemáticas de ciudad en aspectos como seguridad, infraestructura, vivienda, sostenibilidad, empleo, entre muchos otros.
Hoy, gracias a algunos avances y debido a la coyuntura que nos ha significado la pandemia, podemos hablar de teletrabajo, educación virtual, comercio virtual, banca en línea, y demás, lo que necesariamente nos obliga a preguntarnos cómo seguir avanzando y cómo integrar esa nueva realidad, a un modelo de ciudad que se adapte a las necesidades del futuro a corto, mediano y largo plazo.
El camino es pensar en Medellín como una Smart City, es decir, en una ciudad súper eficiente que dictamine su desarrollo urbano basado en el concepto de sostenibilidad, entendiéndolo no solo en términos ambientales, sino también dentro de los aspectos sociales y económicos.
Al respecto hay que decir que, en los últimos años, nuestra ciudad a entendido hacia dónde debemos ir, y no en vano Medellín ha sido nombrada como sede de la cuarta revolución industrial, además, en el ranking de ciudades inteligentes (Smart City Index 2020), ocupamos el puesto 72, siendo la ciudad latinoamericana mejor ubicada, incluso por encima de urbes como Buenos Aires y Ciudad de México, no obstante el mismo informe resalta que debemos mejorar en aspectos como calidad del aire, la seguridad ciudadana, la oferta de servicios de salud y la vivienda asequible.
Particularmente he expresado públicamente mi preocupación por el tema de la conectividad de nuestras 16 comunas y 5 corregimientos, y la lenta llegada de las 5G a todo nuestro territorio, ya que evidentemente aún no contamos con una población 100% conectada, lo que hace que ese sueño de una Medellín Inteligente, hoy por hoy no esté totalmente democratizado, y frente a esto tengo que ser enfática: en materia de conectividad no puede haber ciudadanos de primera, segunda o tercera categoría.
Debemos multiplicar esfuerzos, no solo en llevar la conectividad a todo el territorio, sino también a ejecutar y diseñar planes de acción que concreten esa Medellín Inteligente que demanda tanto la ciudadanía como el mundo.