¿Hasta cuándo seguirán quedando libres los ladrones en Colombia?

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De toda la especie y larga lista de ladrones que tenemos, me refiero puntualmente en este caso a los ladrones del común: a los que roban desde un celular hasta los que rompen un vidrio o son vulgares raponeros.


Por: Andrés Felipe Gaviria

Ya está bueno que se haya convertido en paisaje que los colombianos tengamos que aguantarnos a los ladrones por todas las calles haciendo de las suyas. Cuando hablamos sobre este tema, que produce indignación, rabia o  impotencia, es porque realmente no se entiende cuál es el papel que juega el Estado colombiano, la administración de justicia y sobre todo, de qué lado de la historia y de la sociedad están.

Cuando un alcalde como Federico Gutiérrez dice que todos deben remar para un mismo lado y que, los jueces deben colaborar enviando a los bandidos a la cárcel, salen los colectivos judiciales a atacar a Gutiérrez, a decirle que no tiene por qué meterse en eso, que debe respetar la independencia del Estado colombiano, y que no los puede poner en ese peligro.

Lo cierto es que Gutiérrez cuando hace esta clase de reclamos, está hablando con la venia y el aval de la mayoría de colombianos de bien. Estamos cansados de que las personas en las calles sean víctimas de toda clase de vejámenes, incluso pudiendo ser víctimas de una puñalada por cuenta de la impunidad que existe en nuestro país.

La situación es la siguiente: un círculo vicioso ya conocido públicamente; el ladrón sabe que va a la fija, el ladrón no tiene ningún inconveniente en salir a robar un celular, un bolso o una billetera, porque si son sorprendidos con un arma entenderán que es un delito excarcelable. Saben que no hay ningún inconveniente. Uno puede estar con armas, así estén prohibidas para los ciudadanos de bien, no para los bandidos y un juez los va a dejar libres.

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En el peor de los casos, les dirán “miren, deben pasar 48 horas en un calabozo”, salen y se van tranquilamente después de una sesión de fotos. Cuando hacen la mayoría de fechorías, terminan siendo robos menores, de baja cuantía, por lo cual también son excarcelables, o si es la primera vez que cometen un delito, le pegan una palmadita en la espalda «pao pao, cuidado, no vuelvas a cometer ese error», y ellos salen felices a seguir robando por todas las calles de Medellín, Bogotá, Cali, Barranquilla, Cartagena, entre otras.

Los mismos policías están desesperanzados, aburridos, supremamente desmotivados con esta situación. Están encontrando a las personas que apresan, prácticamente a la par que ellos están saliendo de la fiscalía, luego de estar 5, 6 o 7 horas con ellos.

Juan Manuel Santos no hizo nada como presidente para combatir esto. Iván Duque lo dijo en campaña hasta el cansancio, cuando le preguntaban por este problema de la nación, incluso acuñó una frase, “el que la hace, la paga”, pero eso se ha quedado en los discursos, en los papeles, porque Duque no ha movido un solo dedo para cambiar la realidad de nuestro país.

No sabemos, y no termino de entender, cómo puede parecer esto normal, cómo no hay una ministra de justicia – sea la pasada o la que está ahora – que diga: “Vamos a sacar una reforma”.

Nadie aborda el problema de las cárceles porque ese es otro salvavidas de los ladrones; como no hay cupos en centros carcelarios, les indican que se pueden ir para la casa. Yéndole mal a un delincuente, lo que ocurre es que les ponen un brazalete, y que bueno sería que nos aclaren los alcaldes Peñalosa, Gutiérrez, Char, Armitage, ¿Cuántos delincuentes sorprenden en las calles que tienen brazalete?

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Esto se está saliendo de control hace rato, no hay nadie que tome decisiones de carácter responsable. Estamos ante un reinado del hampa. Lo peor es que estamos perdiendo calidad de vida como la hemos perdido hace muchos años. Salir a las calles se volvió una labor casi heroica. Las personas van con miedo en el transporte público de Bogotá; ni se diga el temor a recibir una puñalada por robarse un celular, es indignante. Además, los casos de fleteo que se evidencian en distintas ciudades como Medellín y Cali, no dejan de aparecer.

Es como si existiera una convivencia del Estado con estos delincuentes, porque no toman ninguna decisión. Exhorto al presidente Iván Duque, quien está pronto a cumplir su primer año de gobierno, y a la nueva ministra de Justicia, Margarita Cabello, a que se pongan un día, solamente un día, del lado de los colombianos de bien, de los que trabajamos diariamente, para que así, por ejemplo, se construyan más de 10 o 15 cárceles que son necesarias, privatizarlas y modificar nuestro sistema penal y judicial.

Acá los ladrones tienen que entender que si roban van a ir a la cárcel y que pueden ser atacados por la policía, cuando están actuando en fragancia.

Nuestros agentes necesitan estimulación e incentivos. Precisamente, un estímulo, no es ver a los delincuentes que capturaron horas antes, libres en cualquier calle “tomando fresco” y haciéndoles “muecas”, burlándose de ellos, porque saben que la justicia del país del sagrado corazón, está de su lado y están haciendo su agosto, ya que siempre los van a dejar libres o les ponen un brazalete decorativo que de nada sirve.

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