El transporte es uno de los sectores más significativos en términos de emisiones de carbono de carbono, contribuyendo casi a una cuarta parte de las emisiones globales relacionadas con la energía. Este impacto varía considerablemente según el medio de transporte utilizado, desde los cruceros altamente contaminantes hasta los trenes de alta velocidad más ecológicos.
Según datos de Our World in Data, el Departamento de Seguridad Energética y Net Zero del Gobierno del Reino Unido y el Consejo Internacional sobre Transporte Limpio, a diciembre de 2022.
Emisiones de carbono según el modo de transporte
Panorama general: Las huellas de carbono de los principales métodos de viaje medidas en gramos de dióxido de carbono equivalente (CO₂e) emitidos por persona al viajar un kilómetro. Esto incluye tanto el CO₂ como otros gases de efecto invernadero.
Los cruceros, con una huella de carbono de 250 gramos de CO₂e por pasajero-kilómetro, se destacan como los más perjudiciales para el medio ambiente. Estos buques no solo utilizan un tipo de combustible con alto contenido de carbono, sino que también requieren grandes cantidades de energía para operar y proporcionar servicios a bordo. Por otro lado, los vuelos, especialmente los de corta distancia, son también notorios emisores de carbono debido a la cantidad de combustible que consumen durante el despegue y el ascenso.
El uso del automóvil, tanto diésel como gasolina, también figura como uno de los transportes con mayores emisiones de carbono, emitiendo alrededor de 170 gramos de CO₂e por pasajero-kilómetro. Esta cifra destaca la importancia de considerar alternativas más sostenibles como los vehículos eléctricos y los híbridos enchufables, que emiten significativamente menos CO₂e por kilómetro recorrido.
Los vehículos eléctricos, que emiten alrededor de 47 gramos de CO₂e por pasajero-kilómetro, ofrecen una alternativa más limpia, aunque su impacto ambiental real puede depender de la fuente de electricidad utilizada para cargar las baterías. En regiones donde la red eléctrica es mayormente alimentada por fuentes renovables, los vehículos eléctricos representan una opción considerablemente más verde en comparación con aquellos lugares donde la electricidad proviene de la quema de combustibles fósiles.
Por qué es importante: En términos de transporte público, los autobuses, tranvías y sistemas de metro, como el de Londres, demuestran ser opciones mucho más eficientes en términos de emisiones de carbono. Además, los trenes nacionales y servicios como el Eurostar ofrecen alternativas de viaje de baja emisión, con el Eurostar emitendo tan solo 4.5 gramos de CO₂e por pasajero-kilómetro.
Con estos datos en mano, es claro que la elección del modo de transporte puede tener un impacto significativo en las emisiones de carbono individuales y, por extensión, en el cambio climático global. Mientras el mundo continúa buscando formas de reducir las emisiones y hacer frente a la crisis climática, la adopción de modos de transporte más eficientes y menos contaminantes será crucial para alcanzar los objetivos globales de sostenibilidad.