EDITORIAL
Finalizamos la semana hoy viernes 16 de septiembre con este editorial que retoma una declaración del alcalde de Envigado, Braulio Espinosa Márquez, sobre la problemática de seguridad que vive el país y cómo el Estado actualmente está confrontándola.
Citamos un escrito del alcalde Márquez: «El pensado desde Bogotá es no construir más cárceles, no aumentar el número de policías, sacar de la cárcel a los bandidos y legalizar la droga. Los alcaldes seguimos nuestra lucha como islas y sin ser escuchados».
No es la primer advertencia que el alcalde de Envigado hace, es cierto que la lucha que ha dado esta ciudad no solamente por el estigma que se le propició en algún momento y que viene superando con creces, sino porque no es ajeno a las problemáticas que tiene el área metropolitana, Antioquia y desde luego el país, está en todo su derecho de sentar su posición e invitar al gobierno a la reflexión. Y es que como Braulio Espinosa hay miles de alcaldes que están pensando lo mismo pero no se atreven a hablar por temor a represalias de distintos gobiernos.
Como medio de comunicación no solamente compartimos la visión del alcalde Braulio Espinosa sobre lo que está sucediendo ante la posición del actual gobierno que es inconveniente e inconstitucional, porque perseguir a los delincuentes no puede ser ni siquiera sometido a un asunto ideológico y mucho menos político. Si hay demasiados delincuentes en un país se tienen que construir más cárceles, no se trata de que se impulsen políticas criminales basadas en el encarcelamiento, es que hay una ley que funciona en los países civilizados y es que quien comete un crimen lo paga.
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En Colombia el mensaje que se ha dado en los últimos años es que quien comete un delito tiene un amplio número de canales para salir libre, sea por vencimiento de términos, porque el delito es excarcelable, porque la captura no fue como debería ser. Acá existen más garantías para el victimario que para la víctima, mientras tanto los alcaldes son quienes tienen que lidiar las 24 horas del día con robos, secuestros, vandalismo, microtráfico y sin herramientas por parte del gobierno nacional; podrían hasta asignar un policía a cada ciudadano, pero si el régimen judicial lo único que permite es la ventana para que la delincuencia prospere y siga creciendo, ¿qué puede hacer un policía? De ahí podemos explicar la baja moral que tienen miles de uniformados.
Vemos con preocupación que no se construya una sola cárcel desde el año 2009 entregada por Álvaro Uribe Vélez, también nos preocupa esa política de justicia restaurativa que está impulsando el actual ministro de Justicia Néstor Osuna, nos parece un disparate en todo el sentido y peor aún que esa política de impunidad se siga imponiendo en cada estancia del Estado.
Ojalá que más alcaldes se sumen al llamado de Braulio Espinosa, un alcalde que ha demostrado cómo se gobierna de una manera correcta. Envigado tiene los mejores números del país por encima de las capitales, y en este aspecto creemos que también tiene razón, es necesario que el gobierno retire la ideología de un tema tan delicado como la seguridad y la justicia y ponga en orden la casa.