Joe Biden: reporte de salud y tipo de cáncer que diagnosticaron

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El expresidente de Estados Unidos, Joe Biden, fue diagnosticado con una forma “agresiva” de cáncer de próstata y está evaluando opciones de tratamiento.

Un comunicado de su oficina emitido el domingo, dijo que días atrás el demócrata fue diagnosticado con cáncer de próstata con metástasis ósea. “Si bien se trata de una forma más agresiva de la enfermedad, el cáncer parece ser sensible a las hormonas, lo que permite un manejo eficaz” de la enfermedad.

¿Qué tiene Joe Biden?

En primer lugar, es clave indicar que hace una semana se había reportado que Biden se había sometido a un examen donde los médicos hallaron “pequeño nódulo” en la próstata que requería una “evaluación adicional”.

La renuncia de Joe Biden es sin duda uno de los hechos que serán noticia esta semana
Foto: Redes sociales

Luego, este domingo 18 de mayo, el diagnóstico médico reveló que el expresidente padece un cáncer de próstata con una puntuación de Gleason de 9, clasificado además en el Grupo de Grado 5.

Además del índice de Gleason, factores como los niveles de antígeno prostático específico en sangre, las pruebas de imagen y los hallazgos de la biopsia son importantes para determinar el posible comportamiento del cáncer y las mejores opciones de tratamiento.

Las preocupaciones sobre la edad y la salud persiguieron a Biden durante su mandato como Presidente de Estados Unidos y se agudizaron tras su vacilante desempeño en el debate con Donald Trump en junio del año pasado.

En febrero de 2024, Joe Biden se sometió a un examen físico en el Centro Militar Nacional Walter Reed, supervisado por su médico, el Dr. Kevin O’Connor, quien en ese momento afirmó que no había “nuevas preocupaciones” con respecto a la salud del presidente y que estaba “apto para el servicio”.

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Durante su mandato como presidente de Estados Unidos, Joe Biden enfrentó múltiples críticas relacionadas con su salud física y mental, especialmente por parte de sus opositores políticos y algunos sectores mediáticos. La principal preocupación giraba en torno a su edad —asumió el cargo con 78 años, convirtiéndose en el presidente de mayor edad en la historia del país—, lo que alimentó especulaciones sobre su capacidad para cumplir con las exigencias del puesto.

En varias ocasiones, sus tropiezos al hablar en público, olvidos o expresiones confusas fueron ampliamente difundidos y utilizados para cuestionar su agudeza mental, generando dudas sobre su aptitud para tomar decisiones clave en materia de seguridad nacional y política exterior.

Además, ciertos episodios puntuales como caídas al subir escaleras del Air Force One, dificultades al caminar o algunos lapsus verbales, sirvieron como combustible para una narrativa que lo presentaba como frágil o en deterioro cognitivo.

Aunque informes médicos oficiales concluyeron que Joe Biden era “apto para el servicio” y no evidenciaron problemas neurológicos graves, las percepciones públicas se vieron influenciadas por la constante cobertura mediática de estos incidentes. Sus críticos argumentaron que el país necesitaba un liderazgo más vigoroso, mientras que sus defensores denunciaron estas preocupaciones como tácticas partidistas o ageísmo disfrazado de análisis médico.

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