Convite en La Divisa: la comunidad de este barrio de Medellín se unió para pavimentar su carretera con el apoyo de Cementos Argos

El pasado 5 de noviembre la comunidad del barrio La Divisa de la Comuna 13 de Medellín, se unió por medio de un convite para pavimentar la carretera de su barrio con el apoyo de Cementos Argos. Esta es la historia

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Antes del amanecer, Nelson García y sus vecinos salieron a trabajar. A medida que salía el sol, más vecinos se sumaban al convite en el barrio La Divisa, en el occidente de Medellín, para pavimentar la carretera.

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Para llegar hasta allí en transporte público se debe coger el Metrocable de La Aurora en la Estación San Javier, bajarse en la primera estación llamada Juan XXIII y subir caminando hasta el sector 5 del barrio.

Se le llama convite a la jornada de trabajo comunitario en donde se construyen casas, calles, escalas, canchas de fútbol, iglesias y se pavimentan calles. De esta forma se construyeron la mayoría de barrios populares de las ciudades, especialmente Medellín.

Como la mayoría de personas trabaja en la semana, el día predilecto para los convites son los domingos. Este domingo 5 de noviembre, a las 8 de la mañana ya se estaba repartiendo el desayuno, que también se prepara y se come en comunidad.

El convite va más allá de mezclar cemento y pavimentar el camino: también es el acto previo de recolección de fondos para construir este sueño comunitario y colectivo.

Los vecinos y vecinas de La Divisa, que llevan entre 20 y 30 años habitando el territorio, se cansaron de esperar que la administración municipal les pavimentara su carretera y decidieron juntarse para hacerlo ellos mismos.

Por medio de empanadas, chorizos, morcillas, arepas, bingos bailables, recolectaron el dinero que necesitaban. Cementos Argos también aportó con la donación de 400 bultos de cemento repartidos en 2 tramos.

Nelson García y su esposa Yisela son los líderes que han jalonado este desarrollo en el barrio. Viven en una casa de 4 pisos de baldosas blancas. Cuando el papá de Yisela llegó al barrio, solamente era un primer piso de tablas y madera y ahora allí vive gran parte de de su familia.

Las vecinas del barrio La Divisa 

Al llegar ese domingo en la mañana me ofrecieron desayuno. Otra de las líderes y la que lleva las cuentas y la contabilidad de los convites es Leidy Yurani. Estaba vestida de azul, uñas pintadas de rojo y un gorro que le cubría la parte trasera del cuello.

Contó que al inicio solamente eran 3 personas líderes: Nelson, Yisella y ella. Hicieron una primera convocatoria y asistieron 7 personas y luego se fueron sumando más. «La comunidad fue pasando el run run de que estábamos recogiendo los fondos para pavimentar la vía».

Leidy Yurani es inquilina y lleva en el barrio 5 años. Dijo también que estos convites se originaron porque ya estaban «cansados y aburridos de sufrir con el barrio y con el pantano, con que los carros no entraran hasta acá porque era muy tedioso ensuciarlos».

Fueron 9 millones los que recogieron para el primer tramo durante un mes. «Lo hicimos con mucho esfuerzo, con la unión y el trabajo de toda la comunidad». Quienes no pudieron donar económicamente, fueron a trabajar en los convites.

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Las mujeres son protagonistas. También cogen la pala y mezclan el cemento, lo cargan en las carretas y lo mandan para abajo a la parte del camino donde lo estaban echando. Llevan el agua, hacen el desayuno y el almuerzo. Niños y jóvenes también participan en el convite.

«Con esto también se benefician los niños que ya pueden tranquilamente salir a jugar, a utilizar sus patines, sus carros. Les da mucha felicidad poder estar en una calle sin temor a que se van a caer y se van a pelar o sin temor a llegar a la casa otra vez llenos de barro», contó Leidy Yurani.

Yineri Herrera, más conocida como La Mona es otra de las mujeres que con firme determinación aporta en los convites. Cuando llegó a La Divisa hace 35 años solamente habían 3 casas. Empezó vendiendo tinto y empanadas en la acera de su casa de tabla y hoy tiene tres casas alquiladas y de eso vive.

«Es importante la pavimentación de la calle porque nos da una mejor calidad para el barrio», dijo La Mona. Tal vez fue mona en su juventud. Es peli negra, pero tiene los ojos más verdes que he visto. También está vestida de verde, camisa y pantalón.

Ella contó que hace muchos años la guerra les tocó muy duro. Incluso una de sus hermanas fue víctima de una bala perdida. La Divisa también le tocó vivir la Operación Orión y todos los vecinos y vecinas coinciden en que no quieren que la guerra vuelva al barrio.

La Divisa y su historia

Sentados en una tienda del barrio, descansando del trabajo, uno de los vecinos me contó que hace años no nos hubiéramos podido sentar a conversar. «Antes usted abría la puerta de la casa y usted veía algún cuerpo tirado en la calle».

Dijo que en los medios de comunicación siempre se muestra la escombrera y el 20 de julio, pero que ellos también hacen parte de las laderas de la 13. «La operación Orión fue la más fuerte y más de uno quedó muerto por eso»

A pesar de ese historial de violencia, La Divisa se ha caracterizado desde su fundación por ser un barrio autogestionado y autoconstruido: los convites no solamente se han llevado a cabo en los últimos meses para pavimentar la carretera.

En el libro «Población desplazada en Medellín: acción colectiva y reivindicación del derecho a la ciudad, 2000 – 2009», Jonathan Alejandro Murcia, cuenta que «el asentamiento La Divisa en la Comuna 13 es otro caso de la organización comunitaria en torno a la generación de recursos para solucionar sus principales necesidades, entre ellas los servicios públicos domiciliarios».

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En este libro también se cita a James Granada y su tesis de maestría «Desplazamiento forzado y acción colectiva. La mesa de organizaciones de población desplazada de Medellín» en el que se relata la historia de la escuela del barrio: «La Divisa demostraba sus capacidades organizativas y los logros de sus acciones mientras iban construyendo el espacio físico para una escuela que funcionaba con 450 niños».

De la misma forma en la que se recogió el dinero para la pavimentación de la carretera, lo hicieron hace más de 20 años para la construcción de esta escuela: «la población adelantaba la obra con los esfuerzos de todos y con los dineros recogidos con la venta de empanadas, la realización de bingos y minitecas; todo bajo el liderazgo de la Junta de Acción Comunal», relata Granada en su tesis.

Mejorando la calidad del vida del barrio, a pesar de la negativa de la Alcaldía 

Diego Valencia es otro de los vecinos que aporta en los convites. Vive en La Divisa hace 25 años y contó que entre la comunidad existe el rumor de que la Alcaldía «dijo» que ya pavimentó la carretera 3 veces pero realmente nunca lo hizo.

En respuesta a un derecho de petición hecho por 360 Radio, la Alcaldía respondió a este rumor diciendo que no se encuentra en sus registros ningún contrato para la asignación de recursos para la pavimentación de esta carretera:Respuesta 1

Respuesta a derecho de petición sobre la pavimentación de la carretera en cuestión.

respuesta 2
Vista aérea del barrio La Divisa e identificación del lote en cuestión.
respuesta 3
Demarcación de la carretera pavimentada por la comunidad del barrio La Divisa

Diego recuerda que cuando Federico Gutiérrez fue alcalde «se camino esto por acá lleno de tierra» y se pregunta: si él conoció el territorio ¿por qué tuvo que ser la comunidad la que gestionó y realizó el trabajo?

A pesar de esta negativa de la Alcaldía de Medellín de no pavimentar esta carretera, los vecinos y vecinas coinciden en que es algo necesario ya que el cemento mejora su calidad de vida.

«Da mas presencial, estabilidad a la tierra. Si es un cemento de calidad se garantiza un buen trabajo. Es algo que vale la pena», expresó Leidy Yurani.

Al medio día, el almuerzo ya estaba casi listo. La vecina que preparó el sancochó dijo que es importante compartir alrededor del alimento después de una jornada de trabajo para que todas y todos se sientan satisfechos.

Ese 5 de noviembre, las personas se quedaron hasta las 10 de la noche en el convite para poder descansar al día siguiente que era festivo. Coincidieron también en que este trabajo lo están haciendo por el futuro, para mejorarle las condiciones de vida a sus hijos y a sus nietos.

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