La eficiencia en el gobierno

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Otorgar tanto tiempo a nuevos gobiernos no ha salido bien en la mayoría de los casos. Mientras las excusas existan, siempre las podrán usar para legitimar un gobierno mediocre, sin carácter y valentía. 


Por: Andrés Felipe Gaviria

El presidente de Estados Unidos, Donald J Trump, luego de tomar posesión, se dirigió a su despacho y desde allí firmó los primeros decretos que permitirían vislumbrar cómo sería su gobierno. En tan solo ocho días el nuevo presidente ya había firmado 39 principales decretos para comenzar a gobernar con la mayor cantidad de ajustes necesarios que se podían ejecutar en el menor tiempo posible. No necesitó acomodarse en la silla durante un mes, tardar nueve semanas en conformar su gobierno, primero fijarse para dónde iba el viento y cómo era su despacho, para luego ponerse a gobernar, que es lo que pasa en Colombia.

Esos decretos que fueron firmados por Trump en ocho días eran sobre aspectos álgidos, delicados y bien profundos, tenían que ver con políticas migratorias, minimizar a carga del Obamacare, congeló reglamentos en proceso, restituyó la llamada «Política de la Ciudad de México», que prohíbe el uso de dólares de los contribuyentes americanos para financiar a organizaciones no gubernamentales (ONGs) que realizan o promueven abortos. A nivel económico le ordenó a su secretario de hacienda que en un plazo no mayor a los 60 días le debía informar qué cargas tributarias se habían impuesto entre 2014 y 2016, cuáles eran injustas y cómo se podrían equilibrar y cuáles eliminar; revisó la mayoría de los tratados comerciales y el déficit nacional; eliminó las agencias o empresas innecesarias del gobierno, entre otras de carácter trascendental para el funcionamiento óptimo y eficiente de un país.

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Está bien que todos quieran dar un tiempo de espera al nuevo gobierno de Colombia, y ni mas faltaba, creo que todos esperamos una muy buena gestión, pues así suene cliché, si al presidente le va bien, a todos nos va bien. Ahora, es necesario hacer unas recomendaciones claras y alertas tempranas, pues acá no hay reelección y los tiempos de gobierno son muy cortos. Lo mínimo que uno esperaría es que se gobierne con quienes se hizo campaña, con sus amigos, pero por lo visto a este gobierno le gustara rehabilitar personas que hasta hace muy poco destilaban odio contra el Uribismo y su máximo líder el senador Uribe Vélez. Fuera de los nombramientos, que uno espera funcionen, llama la atención la supremacía de perfiles técnicos, que sin lugar a duda son necesarios y relevantes, pero que ya hay experimentos que han fallado con ese mismo método, pues siempre es muy importante tener una mezcla de experiencia política, administrativa, académica y económica.

Un gobierno emana directamente de la política, es imposible luego intentar gobernar sin ella. El Congreso necesita alicientes y eso es innegable, la llamada gobernabilidad de una u otra forma es la mano derecha para poder sacar adelante todas las reformas necesarias y en los tiempos mínimos. El resultado futuro es demasiado previsible si no se toman medidas; reformas atascadas, proyectos en trámite durante años, control político masivo y en general, toda una ralentización del sistema político que termina perjudicando a todos los colombianos.

El presidente Duque puede y debe hacer más en menos tiempo, tiene todas las herramientas, puede derogar muchas cosas que el mismo criticó cuando estaba en el Senado. Sentar desde ya unas bases con unas líneas de trabajo claras, es más que necesario. Recortar el Estado es imperante, hacerlo mas compacto y eficaz debe ser una tarea a muy corto plazo, llenar los espacios que el pasado gobierno dejó en distintos lugares del territorio nacional, como también empezar a tramitar las reformas de gran envergadura que prometió.

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