En un contexto donde se han logrado avances trascendentales en la concientización y ejecución de prácticas sostenibles en los espacios de intercambio y entretenimiento cultural y artístico en el país y la región, aún queda un largo camino por recorrer para mitigar el impacto medioambiental.
Frente a este panorama, nos encontramos en un momento crucial que nos brinda una gran oportunidad para avanzar en la lucha contra el cambio climático, la contaminación y la escasez de recursos naturales. A través de nuevos enfoques y prácticas como la economía circular, podemos transformar los modelos tradicionales de producción y consumo hacia sistemas regenerativos y sostenibles. A diferencia de la economía lineal, que se basa en tomar, hacer y desechar, la economía circular se enfoca en la reutilización, reparación, reciclaje y reducción de la generación de nuevos residuos, extendiendo así el ciclo de vida de los productos y materiales.
Adoptar este tipo de prácticas, especialmente en el sector cultural, es de vital importancia. La cultura, con su capacidad de influir y transformar, tiene un papel crucial en la promoción de la sostenibilidad ambiental. Al integrar prácticas sostenibles en los eventos culturales, no solo reducimos el impacto ambiental, sino que también educamos y sensibilizamos a la sociedad sobre la necesidad de adoptar un enfoque más responsable y consciente en nuestras actividades cotidianas.
Un ejemplo notable de cómo podemos lograr esto es el programa Cultura Circular del British Council, el cual está dirigido a gestores de eventos culturales en Colombia y América Latina. Este programa se centra en un fondo de inversión dedicado a fortalecer las conexiones culturales entre la región y el Reino Unido y a promover las prácticas sostenibles.
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En 2023, logramos involucrar a más de 30 festivales y eventos culturales en Colombia y América Latina, brindando capacitaciones a más de 500 organizadores y promoviendo más de 50 iniciativas sostenibles. Estos logros destacan el potencial de la cultura para liderar la lucha contra el cambio climático y subrayan la importancia de seguir avanzando en esta dirección.
Como líder de este programa en Colombia, es muy gratificante ver cómo festivales de gran reconocimiento, como el Festival Estéreo Picnic, se benefician de nuestra convocatoria. Este año, el festival implementó con éxito la estrategia «Basura Cero», logrando un índice de aprovechamiento de residuos ordinarios del 48%. Además, los residuos orgánicos, que normalmente terminan en el relleno sanitario de Doña Juana, fueron tratados y transformados en combustible con múltiples usos. Esta iniciativa no solo promueve la circularidad de los residuos, sino que también establece un estándar para otros eventos culturales en el país.
Esto no solo está dirigido a grandes festivales como Estéreo Picnic, sino también a todos los eventos culturales del país. Es un placer presenciar cómo las iniciativas sostenibles, muchas de las cuales ya están planteadas y solo necesitan los recursos, se vuelven una realidad y nos acercan cada vez más a un mundo más responsable.
Y cuando me refiero a iniciativas, no solo me refiero al buen manejo de los residuos sólidos, sino también a las iniciativas creativas. Un ejemplo de esto es el reciente Festival Internacional de Cine de Cartagena, donde se realizaron talleres con productores de contenido audiovisual sobre la naturaleza, generando conciencia con proyectos como «Salvando Primates» sobre especies en peligro de extinción endémicas de Colombia.
Los beneficios de Cultura Circular van más allá de la implementación de prácticas sostenibles. El programa ha fomentado una conciencia profunda sobre la importancia de reducir el impacto ambiental en el sector cultural. Los festivales participantes han fortalecido sus equipos y diseñado estrategias sostenibles, capacitando a sus miembros para enfrentar los desafíos ambientales y colaborando con actores del sector privado para alcanzar sus objetivos de sostenibilidad.
Una evaluación realizada por nuestro aliado Julie’s Bicycle, organización pionera que moviliza las artes y la cultura para tomar medidas ante la crisis climática, natural y de justicia, ha revelado un aumento en la conciencia ambiental y un cambio de comportamiento hacia prácticas más sostenibles entre asistentes y participantes de diversos eventos culturales.
Sin embargo, los festivales colombianos enfrentan desafíos significativos en la implementación de estas prácticas. La misma evaluación señala que la falta de presupuesto interno y de apoyo gubernamental son las principales barreras para la acción climática y ambiental en los eventos. La falta de conocimiento y recursos humanos también representa obstáculos importantes. Por eso, el British Council se ha comprometido en los últimos años a financiar proyectos e iniciativas sostenibles en el sector cultural en ocho países y, para este año, se logró expandir la convocatoria a otros dos países en la región: Chile y Jamaica.
Además, hemos incluido un enfoque ampliado en la inclusión social y la equidad de género dentro de las prácticas sostenibles, lo cual está evidenciado en los criterios de selección con la representación de miembros de grupos minoritarios
En definitiva, es fundamental que los organizadores y gestores culturales del país se continúen sumando a esta ola de cambio. La sostenibilidad no es solo una tendencia; es una conexión vital con la vida. Es una oportunidad para reinventar la manera en que realizamos y disfrutamos de nuestros eventos culturales. Con el apoyo adecuado, una pedagogía clara y oportuna, y sobre todo un compromiso colectivo, podemos construir un futuro en el que la cultura y la sostenibilidad vayan de la mano, beneficiando a nuestro medio ambiente, nuestra economía y nuestras comunidades.
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