Por: José Miguel Santamaría Uribe
No han pasado ni quince días del 2021 para que caigamos en cuenta que pasar de año a año no es como barajar y volver a empezar, los acontecimientos acaecidos en el 2020 siguen su curso y los tendremos que seguir soportándolos por gran parte de este año.
Mi optimismo de los primeros días contrasta con una realidad de a puño, la pandemia del coronavirus continua y seguirá vigente durante todo el año, así las vacunas alivien en parte los contagios y las muertes, seguiremos conviviendo con este.
La vida continúa pero con muchas restricciones y contradicciones, estamos lejos de tener una normalidad como la que teníamos antes de este marzo del 2020, pensar en reuniones de amigos, en viajes de vacaciones con la familia, en conocer nuevas tierras o países o en estudiar en el exterior se ven lejanos, será lo que estamos viviendo nuestra nueva normalidad.
Aunque confío en que habrá una reactivación de la economía este año es claro que será bajo una cantidad de restricciones y retos inmensos, mientras los gobernantes no vean mas solución para contener el virus que cerrar las ciudades y deteriorar el ya maltrecho sector comercial y productivo. Esta intermitencia no podrá normalizar nada, ni el empleo, ni los arriendos y mucho menos las ventas.
En términos de gobernabilidad los retos del gobierno Duque serán muy complejos, existe muy poco espacio para hacer reformas este año y muchas son necesarias como la tributaria, pero mientras que no haya luz al final del túnel y estemos cerca a una relativa normalidad no tiene espacio.
El tema político será complejísimo mientras sigan existiendo las cuarentenas, aislamientos y toques de queda, hacer una campaña al Congreso o a la presidencia sin poder visitar las regiones y reunirse con sus habitantes es difícil, aunque la conectividad ha mejorado mucho y se puede llegar a las personas virtualmente estar presente hace una gran diferencia. Lo mismo pasa con procesos de recolección de firmas, encuestas presenciales etc., se necesitará mucha imaginación, la participación ciudadana está en riesgo.
Al final los nuevos reyes del mundo, que ya no son ni los banqueros, ni los que producen armas, ni los medios de comunicación tradicionales si no los dueños de las compañías tecnológicas de la comunicación y la información tendrán el poder sobre todos, de hecho, ya conocen nuestras costumbres, que nos gusta y que no, por medio de algoritmos deciden quien nos oye y quien no, que podemos ver y entender y que no, y han llegado al extremo de silenciar a cualquier persona así sea muy poderosa sin que nadie pueda decirles absolutamente nada, no hay quien los controle.
Muchos pensábamos que las nuevas tecnologías estaban aumentando nuestras libertades y nuestra capacidad de llegar a las noticias y acontecimientos de primera mano, hoy creo que estamos pasando de un mundo conocido a uno desconocido donde no sabemos a ciencia cierta hasta donde nos están manipulando y manejando nuestras vidas.