La terquedad del Gobierno hunde la Reforma a la Salud

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Hay que reconocer la decisión del Partido de la U, el Partido Conservador y el Partido Liberal de retirar el apoyo a una Reforma a la Salud que era tan mala. Partidos que siguen las ideas del Gobierno, y que actuaban más como notarios que como congresistas decidieron no apoyar una ley sin fundamentos.


La Reforma a la Salud estaba condenada a fracasar, tanto si era aprobada como si no lo era. Esto iba a salir muy mal para los colombianos o para el Gobierno Nacional.

De igual manera, también iba a medir la salud de la democracia colombiana y de la capacidad de las instituciones encargadas, no solo de realizar un ejercicio de contra poder ni equilibrio, sino de velar por el cuidado de los colombianos. Siendo capaces de separar la política de la composición elemental de un Estado en un derecho tan delicado como el de la salud, que no son componentes y que se pueden reformar, según el capricho que tenga el Gobierno de turno.

La reforma propuesta por la Ministra de Salud, Carolina Corcho, tuvo en sus bases resentimiento, rabia; todo un coctel de malos ingredientes provenientes de sesgos políticos, ideológicos, fundamentalismo, que no podían prosperar en Colombia.

Desconocer la ciencia, los datos, las mediciones, las estadísticas, los mismos episodios como la pandemia del Covid-19, el cual aún se encuentra en la memoria de los colombianos, diciendo que el sistema de salud en el país es uno de los peores del mundo, cuando quizá es de las pocas cosas a la que se aferran la mayoría de los ciudadanos para decir: tenemos un buen sistema, lo podemos mejorar, pero no lo queremos destruir, no lo queremos cambiar; algo muy distinto a lo que piensa el Gobierno de turno, ya que tienen en su ADN la necesidad de ir en contra del sentido común y vender reformas solo por venderlas, porque son el Gobierno del cambio y para ellos solo había escombros antes que llegaran y ahora traen la salvación.

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Esta reforma se convertía en algo increíble, que si prosperaba iba a detonar una destrucción total de un sistema que se ha ido construyendo de una manera amable, deliberativa y constructiva a través de diálogos, discusiones e entendimientos que no se podían terminar de la noche a la mañana.

De igual manera, los partidos fueron claros en decir que se debe reformar la salud para mejorar lo que tenemos, pero no para destruir lo que hay, y el Gobierno decidió hundir la reforma todo por no escuchar. Esta situación habla muy mal de las personas que nos gobiernan.

Van dos reformas caídas: la salud y la política, y esperamos que la pensional y la laboral tengan la misma suerte.

Para concluir, la ministra de Salud, Carolina Corcho, debería presentar su renuncia, pues su presencia es insostenible. La capacidad de destrucción, de desconfianza y su incapacidad para trabajar en equipo no tiene precedentes en un Gobierno, y la verdad para el Presidente Gustavo Petro sería mejor prescindir de los servicios de la jefa de cartera que mantenerla.

Esperamos que los Partidos no cambien de parecer y que la ciudadanía, los millones de colombianos, sigan defendiendo el sistema de salud que tenemos actualmente y que pidan cambios, todos las queremos, pero las reformas se hacen bien hechas, concertadas, comunicadas, socializadas, sin fundamentalismo, sin política o no se hacen.

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