La ausencia de una comunicación clara, directa de manera reciproca en la búsqueda del objetivo en común y las claras carencias de seguridad física, jurídica y económica han hecho que varios proyectos de energía renovable se retiren de Colombia.
EDITORIAL
EDF Renewables es una empresa francesa, líder en varios lugares del mundo, en estar orientando y ejecutando proyectos de generación de energía solar y de otras formas renovables, ha anunciado que se retira del proyecto de energía solar que estaban haciendo en Girardot.
En 2021, esta compañía había ganado la subasta de energía de largo plazo impulsada por el gobierno de Iván Duque, en donde se había planteado la necesidad de llevar a cabo dos proyectos de energía solar por 145 MWP. En ese entonces, el gobierno tenía una prioridad que logró encadenar con otros proyectos del gobierno de Juan Manuel Santos, en donde existieran precios competitivos, de condiciones de seguridad en el terreno, de reglas claras de juego a nivel jurídico y desde luego, buscando que la capacidad energética nacional estuviese marcada por la necesidad de tener una autosuficiencia y una soberanía en este espectro.
De manera que era necesario diversificar y por eso la cantidad de proyectos que se han venido haciendo en distintas zonas del país. Proyectos que valga la pena decir, han iniciado antes de este gobierno, lo cuales estaban marchando bien y ahora vemos como en la Guajira, ahora en Girardot y en otros lugares del país están siendo cancelados por las compañías que en algún momento decidieron apostar por Colombia, invirtiendo recursos, creando empleo, creando instalaciones, haciendo obras de compensación, obras de protección, de mitigación, pero como no ven garantías se van.
Quizás lo más importante, en ese entonces no se veía a las empresas privadas como el enemigo, como que hay que ponerle un obstáculo, hay que molestarlo con licencias, con regulaciones, con sobre tasas, como trabajamos la consulta previa y toda una serie de artimañas para espantar la inversión.
Hoy este proyecto de EDF se cancela gracias a los retrasos mayúsculos en los permisos y las licencias ambientales que eran necesarias. De tal manera, EDF se retira del desarrollo de este proyecto. También lo hacen sus socios y los que perdemos somos los ciudadanos y el país. ¿Quién va a responder por esto? Seguramente nadie, ¿Quién va a responder por la demanda, por esta y por otras que se puedan venir en el futuro?, y ¿Quién la va a pagar?, los colombianos.
Uno de los puntos más importantes que habla el comunicado de EDF, es que la cantidad de cambios regulatorios y fiscales desde que sucedió la subasta, uno de ellos la reforma tributaria de Gustavo Petro la cual buscaba dinamitar las rentabilidades de los proyectos y los beneficios de la ley 1715 para promover energías renovables. Fue el gran detonante para que muchas empresas que pensaban venir a Colombia se retractaran y el contexto económico tampoco le sirve a las compañías, las tasas de interés por las nubes, la volatilidad de la tasa de cambio y la falta de seguridad en el terreno.
Como noticia es lamentable, como hecho puntual para el país, es desastroso, genera miedos, genera pánico, genera incertidumbre, mandan muy mal mensaje al mundo y políticamente demuestra que el gobierno está comprometido con la transición energética solamente en los discursos porque no han sido capaces de garantizar que proyectos que venían andando, terminen y eso ya habla de otro nivel de incompetencia.
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