El Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, creó 116 nuevos cargos y 9 Embajadas como parte de un esfuerzo de “modernización” destinado a fortalecer la planta de personal de la Cancillería. Esta medida incluye la apertura de nueve nuevas embajadas, lo que ha generado debate en torno al impacto fiscal y la necesidad de tal expansión en un contexto de ajustes tributarios en el país.
Dentro de los cargos creados se encuentran nueve embajadores, catorce asesores, veinticinco profesionales especializados, veinte ministros consejeros, veintiún consejeros, nueve secretarios y veintisiete auxiliares. Esta expansión burocrática ha sido recibida con escepticismo por sectores de la opinión pública y la clase política, quienes cuestionan la justificación de incrementar la burocracia en momentos en que el Gobierno ha implementado aumentos de impuestos.
Entre las nuevas representaciones diplomáticas se destaca la embajada de Colombia ante la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), cuyo cargo será ocupado por el exsenador Armando Benedetti.
¿Qué dicen los críticos sobre la creación de estos cargos creados bajo el Ministerio de Relaciones Exteriores?
Críticos de la medida argumentan que el aumento de cargos y la creación de nuevas embajadas representan un derroche de recursos y una expansión innecesaria de la burocracia estatal, especialmente en un periodo en el que se ha solicitado a la población hacer sacrificios económicos a través de reformas tributarias. «Un Gobierno que nos aumenta los impuestos para derroche y burocracia innecesaria merece todo el repudio de su pueblo», expresan voces opositoras en redes sociales.
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