Como bien podemos prever, esta será una editorial que pueda generar molestias, que pueda incluso motivar comentarios pasionales originados en erróneas percepciones, y por eso queremos decir con total claridad, que esto no es un ejercicio diferente al de llamar la atención, al de pedir una reflexión y solicitar el accionar de las autoridades para velar en primer lugar por la vía de los motociclistas.
Los motociclistas sin lugar a duda son quienes junto con los ciclistas y los peatones tienen mayor exposición a accidentes viales y a perder su vida. No tienen parachoques más que sus rodillas o sus hombros y en muchas ocasiones lamentablemente ni siquiera usan cascos que puedan protegerles su cabeza.

Los números no mienten y están para ser escrutados. Son absolutamente desoladoras las cifras que se tienen respecto a la accidentalidad provocada por los motos ciclistas en las vías de Colombia; cada año son más negativos y trágicos los números, primero porque siguen siendo los peatones arrollados por motociclistas, siguen siendo ciclistas arrollados por motociclistas, siguen siendo motociclistas arrollados por otros motociclistas, los que lamentablemente pierden la vida.
La pregunta es ¿qué se está haciendo? Y no se trata de cuestionar ahora una inacción de las autoridades porque es algo que ha venido creciendo de manera continua, año tras año y, por más que se hacen esfuerzos por parte de autoridades nacionales y locales, son insuficientes, sobre todo en las regiones más alejadas de las ciudades capitales
Es evidente para cualquier persona que incluso llegue a la ciudad de Santa Marta, algunos municipios de Bolívar, del Atlántico, de Sucre, de Córdoba, ver cómo el casco prácticamente es un adorno, accesorio del maniobrante de la motocicleta porque las personas no usan el casco.

Tampoco se respetan los semáforos, mucho menos los cruces peatonales que en algunos lugares son inexistentes. En las ciudades capitales se siguen, sobre todo por parte de los servicios domiciliarios, violando las normas de tránsito. Como un simple semáforo se puede observar en Bogotá, se puede observar en Cali, se puede observar en Medellín
Los domiciliarios, fuera de estar violando continuamente los semáforos, algo que es perceptible ante el ojo de cualquier civil, pues no contentos con violar un semáforo y poner en riesgo la vida de personas y por ello ser de los mayores protagonistas de accidentes viales, pues también circulan por los andenes de las ciudades, circulan por las ciclorrutas y lo peor es que cuando se les pide que respeten la norma responden violentamente.
Lo que vemos es un cúmulo de transgresiones, esto sin meternos en factores como el ruido y la contaminación, que podrían ser material de otra editorial. Los que en definitiva están poniendo a Colombia en una situación riesgosa, porque de no atender e intentar controlar esto pueden llevarse sorpresas desagradables en un futuro y llegar a un punto en donde sencillamente no se controle a esta marea de motociclistas y termine el país como la India.
Por último, y esto demuestra el desafío de la ley, sobre todo para ciudades como Medellín y Cali, respecto al 31 de octubre, grupos de motociclistas han desafiado a las autoridades convocando a rodadas en la noche de Halloween en donde salen miles de motociclistas sin placas, sin casco a rodar por las ciudades, muchos de ellos, no todos, aprovechando para cometer delitos como robos o asesinatos.

Delitos como el cobro de extorsión, que si bien es cierto no son fenómenos que no sucedan en lo que resta del año, sino que en esa noche tienen un aumento inusitado por cuenta de las caravanas que convocan, que por cierto para este año están convocadas otra vez. La Alcaldía de Medellín y la Alcaldía de Cali dicen que no hay permisos para estas rodadas, pero no hay nada que incentive más a estos grupos de motociclistas que esa afirmación para salir a rodar.
Los datos están, son negativos, son escrutables y nuestra tarea como medio es llamar a una reflexión a las autoridades y a la ciudadanía, en donde se proteja primero la vida de quienes cumplen la ley, de muchos motociclistas que trabajan, que pagan su seguro obligatorio, que respetan las normas de tránsito, respetan los andenes y peatonales; a ellos hay que protegerlos.
Y a los demás, ojalá las autoridades cada vez avancen más en tecnología y en capacidad instalada para poder sancionarlos.
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