La aprobación de la nueva Reforma Tributaria —también llamada Ley de Financiamiento— volvió a poner sobre la mesa un debate sensible en Colombia: el equilibrio entre recaudar más y proteger el bolsillo de los hogares. Como ocurre cada vez que llega una reforma de este tipo, proliferan los rumores en redes sociales, los temores entre la clase media y las interpretaciones parciales que alimentan la desconfianza ciudadana.
El Ministerio de Hacienda asegura que la Reforma Tributaria es necesaria para garantizar los recursos del presupuesto nacional en 2026, especialmente en áreas como educación, salud y programas sociales. Sin embargo, el efecto real de las medidas sigue siendo materia de discusión.
Lo que sí cambia con la Reforma Tributaria
Ante tantos comentarios, polémicas y cientos de críticas, el Ministerio de Hacienda decidió publicar y explicar lo que sí ocurrirá y lo que no ocurriá con la Reforma Tributaria.
Uno de los puntos centrales es que la Reforma Tributaria busca que quienes más tienen paguen más. En esa línea, los patrimonios altos, los dividendos y las rentas de capital enfrentarán una carga tributaria mayor. La canasta básica, por el contrario, no tendrá IVA, con el argumento de que los hogares de menores ingresos no deben cargar con ese peso.
La reforma también refuerza los impuestos ambientales. Los combustibles fósiles, así como los productos con mayor huella de carbono, tendrán tarifas adicionales, bajo la promesa de financiar la transición energética y cumplir con compromisos de reducción de emisiones.
El consumo de alcohol y tabaco también será más costoso. Estos impuestos, según el Gobierno, no solo buscan recaudar, sino también desincentivar hábitos de alto impacto en la salud pública.
Qué es verdad y qué es mentira de lo que se ha divulgado en torno a la Ley de Financiamiento.
La ley busca equidad, que solo los más beneficiados contribuyan en mayor medida. pic.twitter.com/chqQveRFDO
— MinHacienda (@MinHacienda) September 2, 2025
Otro punto confirmado es el impulso a la inversión pública. Con más recaudo, el Ejecutivo asegura que podrá financiar obras de infraestructura y mantener el gasto social, sin necesidad de recortes que frenen la economía.
Lo que no es cierto de la Reforma Tributaria
En medio del ruido político y mediático, también han circulado afirmaciones falsas sobre la Reforma Tributaria. Entre las principales aclaraciones están:
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No se gravará la canasta familiar. El IVA solo afectará bienes de lujo, no alimentos esenciales.
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No se impondrán impuestos a la cultura. El tributo a boletas de espectáculos aplica únicamente a entradas superiores a $500.000, dejando por fuera el cine, el teatro y la mayoría de conciertos.
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El turismo nacional no se encarece. La medida elimina un beneficio que eximía a extranjeros de pagar IVA en hospedajes, pero no cambia el esquema para los colombianos.
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Los vehículos de gama media se mantienen igual. Solo subirán los impuestos para carros híbridos e importados que superen los US$30.000.
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Las cuotas de administración residenciales no tienen IVA. La reforma se centra en inmuebles no residenciales o de uso mixto.
Un debate que no termina
Más allá de los detalles técnicos, la Reforma Tributaria revive un viejo dilema: ¿cómo garantizar un sistema fiscal más justo sin afectar a la clase media? Expertos advierten que la eliminación de algunos beneficios en renta —como los descuentos por dependientes— terminará golpeando a profesionales y trabajadores que no se consideran de altos ingresos, pero que ya enfrentan una fuerte carga tributaria.
El Gobierno defiende que sin esta Reforma Tributaria el país se arriesgaría a perder estabilidad financiera, a ver caer la inversión extranjera y a limitar su capacidad de cumplir metas sociales. Los críticos, en cambio, sostienen que se pudo haber buscado un diseño menos regresivo, que no deje a sectores productivos y consumidores con la sensación de que siempre pagan los mismos.
Entre la necesidad fiscal y la justicia social
Lo cierto es que la Reforma Tributaria será decisiva para los próximos dos años. Su aprobación marca la hoja de ruta del Gobierno en materia económica, pero también abre un pulso político y social que no se resolverá fácilmente.
Mientras el Ministerio de Hacienda insiste en que la ley no toca el bolsillo de los más vulnerables, los analistas recuerdan que las reformas tributarias en Colombia suelen tener efectos que se sienten con el tiempo y no siempre en la dirección prometida.
En el fondo, la Reforma Tributaria vuelve a plantear una pregunta que no pierde vigencia: ¿quién paga realmente el costo del Estado colombiano?