Por: Marcela Carmona Acevedo
Si hay un concepto complejo y difícil de definir en las ciencias sociales y humanas, y es el concepto de familia. No es posible dar una definición única de familia que sea aceptada en su totalidad por la comunidad académica y científica. Lo que sí se puede es caracterizar los elementos que la conforman: el parentesco, los vínculos afectivos y emocionales, las funciones, las responsabilidades legales, su tipología, su estructura, su dinámica interna, la comunicación, sus crisis y conflictos. Lo que nos lleva a preguntarnos, la familia multiespecie: ¿es otra tipología familiar?
Todos estos cambios y cuestionamientos han generado que en la actualidad contemos por ejemplo con que cada vez más comercios y empresas abren sus puertas también a los animales no humanos para evitar privarnos de su compañía. Cabe destacar, que los espacios “Pet Friendly” cuentan con un ambiente alegre, el trato y actitud de las personas es mejor que en otros lugares donde no permiten mascotas. Incluso, las personas tienden a quedarse más tiempo en un lugar “Pet Friendly”.
Éstos animales que hacen parte de nuestro proceso evolutivo indican cómo nuestro desarrollo social, han tenido una influencia positiva en nuestro comportamiento, donde cumplen un papel supremamente importante en las familias multiespecie, y se evidencia comunicación no verbal por la conexión y vínculo de los humanos con otras especies, suplen además, necesidades básicas de compañía, mejoran la salud y dan bienestar a los seres humanos y todo lo que comprende aspectos sicológicos, fisiológicos, terapéuticos y sicosociales.
Sin embargo, en una sociedad donde constantemente estamos violentando las 5 libertades de los animales incluyendo al humano, estamos “sobreviviendo”; esta situación algunas veces nos hace tomar una actitud de individualidad, lo que genera una competencia entre especies por la disminución de recursos, aumento de incidencia de enfermedades y enfermedades sico-socioemocionales que generan constantemente reacciones de agresividad y estrés. Éste es un problema esencialmente cultural y educacional, por lo que debemos introducir programas nacionales a todos los niveles de educación en etología, tenencia responsable y en bienestar animal para evitar generar crisis y así no romper lazos con los seres vivos que más cercanos están a nosotros.
Además, la elección de llevar un perro o gato a casa, debe ser una decisión bien pensada y de consenso familiar. Recordando que el compromiso durará, con perros alrededor de 15 años y con gatos algo más. Durante toda la vida del animal, la familia será la responsable de su alimentación, higiene, salud, vacunación, desparasitación interna y externa, revisión veterinaria, esterilización, tratamientos, bienestar, comportamiento y socialización, entre otros. Para tener un animal sano y bien socializado, se debe invertir en él. El día que llega a casa, debe contar con ciertas cosas y como responsables se debe asegurar de tener al menos: comida específica para el estado de desarrollo del animal, recipientes para la comida, reglas claras y consensuadas en la familia, juguetes, programación diaria de paseos para verificar disponibilidad de tiempo, correas, pecheras y en caso de los felinos la caja de arena.
Su función como facilitadores en las terapias asistidas motivacionales y físicas de numerosas enfermedades, ha permitido que los efectos benéficos de la tenencia de animales sean empleados en el ámbito terapéutico, convirtiéndose en un soporte sicológico, reduciendo la sensación de soledad y permiten la interacción de sus cuidadores con el medio social que los circunda.
Es muy importante trabajar en un concepto equilibrado frente a los animales de compañía, no de victimización, porque no son menos que los animales humanos; Interpretar equivocadamente las señales que envía un perro o un gato es un error muy común que puede llegar a causar serios problemas y graves accidentes, por lo que debemos aprender sobre su comportamiento y características para mejorar nuestra relación con ellos, lo que ha hecho que sea tan importante el estudio de la etología, la cual como ciencia, es la base y fundamental para el entendimiento del comportamiento de los individuos en su hábitat natural, por tal motivo, al emplearse como herramienta para el tratamiento de los problemas de comportamiento de caninos y felinos, permite la resolución de los mismos, sin maltrato, violencia o fuerza física, obteniéndose como resultado, la aceptación, voluntad y optimización del bienestar y la relación humano – animal.