En diciembre de 2024, el Gobierno de Petro y el Ministerio de Vivienda anunciaron la suspensión del programa “Mi Casa Ya” debido a problemas económicos del Estado, en particular por el déficit presupuestario que impide cubrir la alta demanda de subsidios.
Con este cambio, surge un nuevo escenario, muchos colombianos que quieren acceder a su vivienda propia buscan alternativas de subsidios que ahora reemplazan a ‘Mi Casa Ya’.
Durante años, ‘Mi Casa Ya’ fue un programa emblemático que facilitó el cierre financiero de innumerables familias, permitiéndoles acceder a créditos para la compra de vivienda.
Sin embargo, la alta demanda y la falta de recursos obligaron al gobierno a reevaluar el modelo. Ante este panorama, los subsidios otorgados por las cajas de compensación y el respaldo del Fondo Nacional del Ahorro se han convertido en la nueva esperanza para quienes buscan adquirir una vivienda, combinados con una tendencia a la baja en las tasas de interés hipotecarias.
Los subsidios que pueden «reemplazar» a Mi Casa Ya

El anuncio realizado en diciembre de 2024 marcó un antes y un después en la política de vivienda en Colombia. La decisión de suspender ‘Mi Casa Ya’ respondió a un agobiante déficit presupuestario, que hacía inviable seguir otorgando subsidios en la misma magnitud que se había venido haciendo. Este programa, que había sido un pilar en el acceso a la vivienda para sectores vulnerables, fue reemplazado por un nuevo enfoque que prioriza el uso de subsidios a través de las cajas de compensación y una estrategia de financiamiento que se apoya en la reducción de las tasas de interés.
El presidente del Grupo Oikos, Luis Aurelio Díaz, explicó que “hay una parte del mercado, compuesto por los más necesitados, que se ha afectado por la decisión del Gobierno de suspender el programa ‘Mi Casa Ya’ y que está sin la opción de lograr el cierre financiero para adquirir vivienda”. Esta declaración pone de relieve la urgencia de encontrar alternativas que garanticen el acceso a la vivienda, especialmente para aquellos sectores que históricamente han dependido de estos apoyos.
Con la suspensión de “Mi Casa Ya”, el enfoque se ha desplazado hacia la consolidación de los subsidios que lo pueden reemplazar. Este cambio se basa en dos pilares fundamentales: el apoyo de las cajas de compensación y la tendencia a la baja en las tasas hipotecarias.
Según Díaz, “uno de esos frentes está relacionado con las tasas de interés hipotecarias, que gracias a su tendencia a la baja permitirá ajustar las cargas e impulsar la comercialización de los proyectos de vivienda de interés social (VIS) y algunos de No VIS”.
Esta reducción en las tasas es vista como una oportunidad para que el valor de la cuota mensual sea inferior al de un arriendo, facilitando así el acceso a la propiedad para un mayor número de familias.

Además, el Fondo Nacional del Ahorro ha comenzado a ofrecer créditos a largo plazo en condiciones favorables. “Una tasa competitiva, y créditos a largo plazo, permiten que la gente logre el cierre financiero y eso es fundamental. Por eso, además de los bancos, lo que está haciendo el Fondo Nacional del Ahorro en ese sentido está permitiendo que el valor de la cuota sea menor que el de un arriendo, y eso ayuda”, señaló Díaz. Este respaldo es vital para aquellos sectores que han quedado desprotegidos tras la suspensión de “Mi Casa Ya”.
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El panorama actual invita a una reflexión profunda sobre la necesidad de adaptar y diversificar las estrategias de financiamiento en el sector de la vivienda. La expectativa es que durante el 2025 se concentre un esfuerzo en reactivar el portafolio de construcción, tanto de vivienda de interés social (VIS) como de proyectos No VIS.
Díaz afirmó: “en el 2025 estaremos muy concentrados en volver a crecer el portafolio de construcción en estos dos tipos de oferta”. Este crecimiento es esencial para responder a la alta demanda y para restablecer un equilibrio en el mercado habitacional.
La suspensión de “Mi Casa Ya” y la transición hacia los subsidios que ahora buscan suplirlo, implican también una revisión de las políticas públicas y de la oferta del sector privado. La necesidad de construir más vivienda social se ha vuelto prioritaria, especialmente en áreas de alta concentración poblacional como Bogotá y Cundinamarca. Las estrategias actuales apuntan a optimizar los recursos y a incentivar proyectos que consideren tanto la calidad de vida de los habitantes como la sostenibilidad financiera.
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