Messi pasó de ser el mejor de su generación a liderar a toda una generación de nuevos futbolistas para alcanzar su gran objetivo. Gran parte del plantel campeón del mundo es parte de una generación que nació acostumbrada a idolatrar a Messi.
Por: Rafael Torres
En el año 1990 el famoso mitólogo estadounidense Joseph Campbell escribió el libro El Viaje del Héroe. Un libro en el que explica cómo casi todos los héroes desde la antigua Grecia hasta Harry Potter contienen en sus historias una narrativa casi idéntica cuya estructura se repite en el tiempo. (Messi: El Héroe)
La historia del héroe según Joseph Campbell consta de tres etapas principales (las cuales después se dividen en diecisiete sub etapas), las tres principales etapas en la historia de un héroe son: Un llamado del destino, una etapa de abismo donde el héroe sufre una muerte y un renacimiento y finamente la historia del héroe termina con una transformación psicológica del héroe combinada con su regreso al lugar donde todo comenzó.
En el año 2005, la Selección Argentina salió campeona del Mundial Sub-20 jugado en Holanda. Lionel Messi fue el mejor jugador de la competencia y sorprendió al mundo haciéndole un golazo a Brasil en semifinales. Después de unas excelentes temporadas en Barcelona, Diego Armando Maradona lo nombró sucesor y como Messi era el elegido para llevar la copa a Argentina.
Sin embargo, la carrera de Messi con la selección parecía una tragedia más que la historia de un héroe. Derrota en la final de Copa América 2007, eliminación por goleada contra Alemania en 2010 (con Maradona como DT), derrota en la final 2014 contra Alemania y derrotas contra Chile en las finales de Copa América 2015 y 2016.
La prensa argentina amarillista como de costumbre lo liquidaba y lo tildaba de “pecho frio”. El tipo que era una estrella admirada por todos en casi todos los países del mundo era criticado en su país. Solo tres estadios abuchearon a Messi en toda su carrera: El Parque de los Príncipes después de la eliminación en Champions contra el Madrid, el estadio Eva Perón de Santa Fe en la Copa América 2011 en un Argentina vs Colombia después de patear un tiro libre a las nubes y El estadio Monumental luego de empatar 1-1 con Bolivia en las eliminatorias rumbo a Brasil 2014. Messi era aclamado en Indonesia, pero resistido en cualquier café de Buenos Aires.
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Como si todo esto fuera poco, en el mundial de Rusia 2018 muchos periodistas argentinos llegaron a decir que la Selección Argentina estaba muerta después del bochornoso espectáculo que fue ese Mundial. Un mundial en el que hubo golpe de estado al técnico incluido y en el que parecía que la Selección Argentina no tenía ninguna renovación en el corto plazo.
Desde la Copa América 2019 en Brasil hasta el mundial conseguido ayer, la Selección Argentina vivió un renacimiento futbolístico. Una nueva camada de futbolistas que habían crecido con Messi como ídolo decidieron unirse detrás del 10 y del inexperto técnico Lionel Scaloni. Jugadores como Macalister, Enzo Fernández y Julián Álvarez crecieron idolatrando a Messi y hoy gracias a ellos el 10 logró cumplir su tan ansiado destino.
Después de diecisiete años jugando para la selección, Messi por fin vuelve a su país como campeón del Mundo. Poco tiene que ver aquel joven que salió campeón de un mundial juvenil en Holanda con el Messi de maduro y líder que vimos en este mundial. Muy lejos quedó ese niño tímido que no conectaba dos frases seguidas con aquel capitán que dijo la icónica frase de “que mira bobo” después del partido en cuartos contra Países Bajos. Como casi siempre ocurre en las historias de los héroes es necesaria una transformación psicológica para poder cumplir con su destino.
Messi pasó de ser el mejor de su generación a liderar a toda una generación de nuevos futbolistas para alcanzar su gran objetivo. Gran parte del plantel campeón del mundo es parte de una generación que nació acostumbrada a idolatrar a Messi. Para muchos debió ser difícil dejar de verlo como un ídolo y empezar a verlo como un compañero.
Entender que no siempre había que dársela a Messi y que la mejor manera de ayudarlo era quitarle protagonismo. Habla muy bien del liderazgo de Messi el hecho de haber visto a jugadores tan jóvenes jugar en un nivel tan alto en el partido más importante de sus vidas.
Este año en Qatar, Messi agrandó su leyenda ahora más que nunca. Para todos los que tenemos menos de 30 no habrá otro como Messi. Como lo define Juan Pablo Varsky “Messi es la rutina de lo extraordinario”.
Por más que pasen los años y pasen los jugadores, Messi siempre va a ser nuestro héroe.