Lo que necesita Satena

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EDITORIAL


Nuestro editorial para hoy jueves 10 de noviembre tiene que ver con esta aerolínea estatal colombiana –Satena– que tuvo una edad dorada entre los años 2007 y 2012, cuando logró convertirse en una aerolínea estratégica para el país, tuvo una gran inversión durante el fin del gobierno de Álvaro Uribe Vélez y el comienzo del de Juan Manuel Santos. No solamente se remodeló su flota sino que se introdujeron nuevos sistemas para mejorar la navegación, la tecnología, la prevención y sobre todo el cuidado de las aeronaves.

Esta aerolínea está llamada a hacer un servicio social, a cubrir esas rutas que no son rentables para las aerolíneas privadas, siempre ha tenido distintos lunares, no solo contar con tarifas muy altas. Hoy un tiquete Medellín-Bogotá puede costar cerca de $500.000, vemos que los tiquetes entre Bogotá y Caracas, ida y vuelta, estarán por encima de los USD 600, pero más allá de eso esa labor social que siguen cumpliendo es invaluable para millones de colombianos que usan la aerolínea.

Con el Gobierno de Gustavo Petro se abre una gran posibilidad para que Satena no solamente reciba más y mejor inversión, sino que realmente dé un salto más allá de mejorar su flota, a perfeccionar los sistemas de atención, de navegabilidad, de seguridad y que se eviten errores tan frecuentes como los cambios continuos de itinerario, cuando un vuelo está programado para una hora difícilmente se cumple ese vuelo, siempre tiene retrasos o adelantamientos imprevistos en donde los ciudadanos tienen que comunicarse con la aerolínea para poder confirmar sus registros, o en otros escenarios prometen que una ruta será operada por un avión pero luego no es operada por ese avión.

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También hay inconvenientes en la operación de Medellín, cuando por esos retrasos y el cierre de las 6:00 p.m. del Enrique Olaya Herrera hace que tengan que llevar a las personas en buses a Rionegro, dejarlas allá hasta que un avión ATR pueda aterrizar en Rionegro, recuperar a estas personas dos o tres horas tarde para poder llevarlas a sus ciudad de destino.

Actualmente la flota de Satena es bastante pobre, solo tiene dos Embraer ERJ 145 de fabricación brasileña, con capacidad para 50 personas cada uno; en los últimos meses cada uno de ellos ha entrado a mantenimientos muy prolongados, lo que ha afectado notoriamente las operaciones. Las directivas de Satena tomaron la decisión errada hace varios años de abandonar los convenios con la fabricante brasileña Embraer apostar por los aviones franceses e italianos ATR 42600 de 48 pasajeros y el ATR 42500 de 48 pasajeros de la misma fabricación.

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Foto: Actualidad Aeroespacial

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Hace poco, cuando el presidente Petro anunciaba su deseo de que Satena operara la ruta Bogotá-Caracas continuábamos con el seguimiento a ese Embraer 170, el avión que tenía Satena frecuentando las rutas Medellín-Bogotá, Bogotá-Medellín, desde hace bastante tiempo estaba a la venta. Este podía transportar 76 pasajeros, fueron retirados hace más de seis años de la operación porque supuestamente la operabilidad de esta aeronave era demasiado costosa y la estandarización hacia la flota de ATR hacía inviable que este avión continuara. En su momento, se encomendó la venta a la compañía Airstream  y hace algunas semanas se logró que ese avión de matrícula FAC 1180 se vendiera por cerca de USD8 millones.

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Satena requiere inversión si quiere cubrir mejor sus rutas, y si quiere cubrir nuevas rutas, no puede quedarse con los ATR. Necesita aviones como los Embraer, en mala hora se vendió ese avión, se debió recuperar; son convenios que se pueden rescatar ahora que Luiz Inacio Lula da Silva es presidente, Petro debería hablar con ellos y hacer una gran inversión que le permita a Satena unos 18 aviones para que siga cubriendo el objeto misional de los trayectos a los que no van las aerolíneas privadas, sino para que pueda operar esas que les ayudan a compensar dichas pérdidas y que pueda volar Bogotá-Cartagena, Bogotá-Cali, Bogotá-Barranquilla, Medellín-Cali, Medellín-Cartagena, Medellín-Barranquilla, Cali-Cartagena, Medellín-San Andrés, Medellín-Caracas, Bogotá-Caracas, Bogotá-La Habana.

Sí a todo lo anterior, pero que den un salto a lo que significa una verdadera aerolínea.

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