El sector ganadero en Colombia atraviesa un momento decisivo: sostiene el 1,4 % del Producto Interno Bruto (PIB) nacional, produce más de 29,5 millones de cabezas bovinas y mantiene 1,07 millones de empleos directos. Lejos de ser una actividad marginal, la ganadería se consolida como motor rural y eje de la seguridad alimentaria del país.
Radiografía del sector ganadero en Colombia
El hato colombiano —decimotercero a escala mundial— se expande sobre 27,1 millones de hectáreas destinadas al pastoreo, el 69,2 % de la frontera agrícola. Meta, Casanare, Antioquia y Córdoba suman el 37,7 % de esa superficie, lo que explica su alto inventario bovino y su peso en las exportaciones de carne.
Esa extensión territorial ofrece ventajas climáticas y forrajeras que permiten ciclos productivos durante todo el año. Sin embargo, también plantea desafíos: degradación de suelos, presión sobre bosques y baja tecnificación en buena parte de los 613 000 predios ganaderos del país.
La respuesta, coinciden gremios y autoridades, pasa por transitar hacia sistemas silvopastoriles y uso eficiente del agua.
Contribución económica: PIB, divisas y encadenamientos
El sector ganadero en Colombia aporta el 20 % del PIB agropecuario y casi la mitad (46 %) del PIB pecuario, cifras que subrayan su peso al interior del campo. Cada peso generado en la actividad bovina dinamiza otros eslabones —insumos veterinarios, transporte, comercio minorista— y se refleja en la demanda de servicios rurales.
En materia externa, las exportaciones de 2024 sumaron 29 448 t de carne y 238 600 animales en pie, ingresos superiores a USD 300 millones que revalidan la resiliencia del rubro pese a la volatilidad cambiaria. China, Rusia y Chile lideraron la compra de cortes colombianos, mientras Egipto e Irak concentraron los envíos de ganado vivo.
La diversificación de destinos sigue como meta central. El Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) gestiona nuevos protocolos sanitarios para abrir mercados en Asia y robustecer los de Oriente Medio, estrategia que busca reducir la dependencia de tres compradores y blindar al negocio ante shocks geopolíticos.
Generación de empleo rural y formalización pendiente
Uno de cada cinco puestos del agro proviene del sector ganadero en Colombia. Los 1,07 millones de empleos abarcan desde vaqueros y ordeñadores hasta profesionales de genética, transporte y comercialización.
Aunque el Plan de Ordenamiento Productivo (POP) proyecta que el 100 % de los trabajadores cuenten con salud y el 19 % con pensiones, la informalidad laboral supera hoy el 60 % y limita la protección social rural.
Para cerrar la brecha, el POP plantea líneas de crédito preferencial, incentivos a la asociatividad y alianzas con el Sena para certificaciones en buenas prácticas ganaderas. Los gremios sostienen que profesionalizar el oficio elevará la productividad y ampliará el acceso a mercados de alto valor que exigen trazabilidad y bienestar animal.
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Retos y oportunidades de una cadena en transformación
El futuro inmediato del sector ganadero en Colombia pasa por elevar la productividad 78 % a 2045, meta que implica saltar de 900 000 t a 1,6 millones t de carne y duplicar la ganancia diaria de peso por animal. La capacidad de carga planeada es de 1,5 reses por hectárea, con praderas mejoradas y suplementación estratégica.
La sostenibilidad ocupa un eje transversal: el POP busca recortar 60 % el consumo de agua en plantas de beneficio y limitar la huella hídrica azul del pastoreo al 35 % del total agrícola.
Además, la formalización de la cadena —del corral al frigorífico— aspira a que 90 % de la carne se comercialice refrigerada y con protocolos de inocuidad certificados, requisito clave para la competitividad global.
Innovación y digitalización también ganan terreno. Sensores de peso en tiempo real, plataformas de trazabilidad blockchain y genética de precisión ya se ensayan en haciendas de alto rendimiento. El objetivo: reducir costos, mitigar emisiones y conquistar consumidores que demandan proteína animal verificable y con menor impacto climático.
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