El panorama político de cara a las elecciones de 2026 empezó a moverse entre pasillos, conversaciones y cálculos estratégicos, lo que ha permitido llegar al punto de que Según varios partidos tradicionales estén empezando a explorar las opciones una macrocoalición que les permitiría avalar a varios candidatos sin exponerse a sanciones por doble militancia.
La idea, que surgió en encuentros privados, involucra a figuras de Cambio Radical, el Centro Democrático, sectores del Partido Liberal y parte del sector Conservador.
La iniciativa fue planteada por dirigentes cercanos a Germán Vargas Lleras y Germán Córdoba, quienes habrían compartido la propuesta con sectores del uribismo. El objetivo central sería diseñar un mecanismo legal que habilite a las colectividades para respaldar varios proyectos presidenciales o parlamentarios en simultáneo, sin infringir las normas internas de sus estatutos.
Partidos tradicionales avanzan en conversaciones para una macrocoalición
En esa lógica, la coalición permitiría, por ejemplo, que dirigentes del Centro Democrático participen en eventos de liberales o conservadores sin ser objetos de cuestionamientos disciplinarios, en este sentido, lo que se busca es que todos los partidos puedan acompañar a quienes quieran sin riesgo de doble militancia.
Es preciso recordar que en Colombia, el riesgo de doble militancia se refiere a la posibilidad de que un ciudadano incurra en una conducta prohibida por la ley electoral: apoyar simultáneamente a dos partidos, movimientos o candidatos distintos, o actuar políticamente en un partido diferente al que pertenece.
Esto resulta relevante porque en Colombia el sistema de partidos exige coherencia en las alianzas, y la doble militancia puede anular candidaturas, generar sanciones disciplinarias y afectar la validez de procesos electorales o internos de los partidos.
El debate interno no se limita a la arquitectura jurídica de la alianza pues también han surgido tensiones sobre la participación de ciertos liderazgos, una de ellas tiene que ver con Abelardo de la Espriella, de quien algunas voces aseguraron que no entraría a ninguna consulta interpartidista, mientras otras sostienen que sí estaría dispuesto. Este punto se mantiene abierto, y sectores cercanos creen que lo ideal sería aclararlo directamente con los protagonistas.
En contraste, Vicky Dávila, otra figura mencionada no participaría en una consulta si Abelardo de la Espriella hace parte, aunque se rumera y se se comenta que Dávila desistiría de su candidatura pronto, como ocurrió con Andrés Guerra.
El otro nombre que genera inquietud es el de Sergio Fajardo, a quien dentro de la conversación política algunos aspiran a sumar a esa gran coalición, incluso si él no parece entusiasmado con la idea. La preocupación de quienes lo observan es que termine aislado en caso de que su campaña no repunte en las encuestas.

Para quienes promueven la coalición, Fajardo tendría más que ganar que perder: si él resultara victorioso dentro de la alianza, todos los partidos saldrían a acompañarlo. Si no, podría quedar sin un espacio competitivo. Ese análisis explica el interés en acercarlo, aunque admiten que lo ven “muy reacio”.
En el conservatismo también hay movimientos relevantes. La figura de Carlos Andrés Trujillo habría consolidado mayorías internas, mientras sectores cercanos a Javier de Córdoba estarían haciendo esfuerzos por quedarse con el control del partido. Esta reconfiguración interna sería clave para definir si el conservatismo se sumaría a la gran alianza.
Por ahora, las conversaciones avanzan en silencio, sin anuncios oficiales. Lo cierto es que, a un año largo de las elecciones, varios partidos tradicionales buscan proteger sus fichas, ampliar su margen de maniobra y evitar fracturas internas. Si la macrocoalición prospera, podría modificar el mapa electoral y abrir un nuevo capítulo en las dinámicas de poder de cara al 2026.
También puede leer: ¿Se retrasa la elección del candidato del Centro Democrático?