El transporte por carretera en Colombia vive un inicio de año marcado por el encarecimiento sostenido de sus principales costos operativos. Las cifras más recientes del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) revelan una tendencia al alza tanto en el transporte de carga como en el transporte intermunicipal de pasajeros, con aumentos que responden, en gran medida, a factores estructurales como los combustibles, los peajes y la mano de obra especializada.
Los resultados, correspondientes a marzo de 2025, muestran cómo estas presiones inflacionarias están impactando a dos indicadores clave para el sector: el Índice de Costos del Transporte de Carga por Carretera (ICTC) y el Índice de Costos del Transporte Intermunicipal de Pasajeros (ICTIP).
Aunque miden periodos distintos y modalidades de transporte diferentes, ambos reflejan el mismo fenómeno: mover mercancías o personas por las vías del país es hoy significativamente más caro que hace un año.
Panorama general: El ICTC registró en marzo una variación mensual de 0,30 %, impulsada principalmente por el encarecimiento de los peajes y otros costos fijos, que representaron más de la mitad del aumento mensual. El grupo “costos fijos y peajes” aportó 0,16 puntos porcentuales a la cifra total, mientras que el grupo de “partes, piezas y servicios de mantenimiento” también tuvo un comportamiento superior al promedio nacional, con una variación de 0,75 %.
En contraste, aunque el grupo de combustibles creció por debajo del promedio mensual (0,23 %), su peso específico dentro de la estructura de costos del transporte lo sigue posicionando como uno de los principales generadores de presión financiera sobre los transportadores.
El alza en peajes y combustibles dispara los costos del transporte intermunicipal en Colombia
A nivel anual, el panorama se torna aún más complejo. La comparación interanual de marzo de 2025 frente al mismo mes de 2024 arrojó un aumento de 8,31 % en el ICTC. Este resultado estuvo fuertemente influenciado por el incremento de los combustibles, que crecieron 13,57 % y aportaron por sí solos 4,86 puntos porcentuales a la variación total.
Otros elementos clave dentro de este análisis anual fueron los peajes, con una variación del 12,82 %, y los costos asociados a la mano de obra de conductores y ayudantes, que aumentaron 8,32 %. Estos resultados no solo reflejan una presión directa sobre los márgenes del sector, sino también la complejidad de gestionar una operación en un entorno cada vez más costoso y volátil.
Por qué es importante: El transporte de carga enfrenta una inflación persistente, el transporte intermunicipal de pasajeros no escapa a la misma lógica. El ICTIP, medido de forma trimestral, reportó una variación de 4,42 % entre el primer trimestre de 2025 y el cuarto trimestre de 2024.
Detrás de este crecimiento se encuentran incrementos sustanciales en los grupos de “peajes y uso de terminales” (6,74 %) y “costos fijos” (6,25 %), ambos por encima del promedio. Si bien el alza en combustibles fue menor en este caso (1,93 %), su efecto combinado con otros costos operativos sigue haciendo mella en el balance económico de las empresas transportadoras.
La clase de costo que más se encareció en el trimestre fue la mano de obra de conductores y ayudantes, con un aumento de 10,88 %, una cifra que refleja tanto la escasez de personal capacitado como la necesidad de ajustar salarios en línea con la inflación general.
En el análisis anual —al comparar el primer trimestre de 2025 con el mismo periodo de 2024— el ICTIP presentó una variación acumulada de 7,74 %. Al igual que en el transporte de carga, los combustibles (+12,08 %) y los peajes (+12,14 %) aparecen como las principales variables de presión, seguidos por los costos laborales (+10,90 %) y los seguros (+3,47 %).
¿Qué implican estas cifras para el país?
Los datos del DANE confirman lo que muchos actores del sector ya anticipaban: los costos del transporte no solo están creciendo, sino que lo están haciendo a un ritmo que compromete la competitividad logística del país.
Este aumento de precios impacta a toda la cadena de valor. En el caso del transporte de carga, se traduce en mayores costos de distribución para los productores, que a su vez podrían trasladarse a los consumidores finales. En el caso del transporte intermunicipal, el encarecimiento podría llevar a aumentos tarifarios, reduciendo el acceso a la movilidad de amplios sectores de la población.
Además, el peso de los peajes —que en algunos corredores superan incluso el costo del combustible— plantea la necesidad urgente de revisar la política pública en materia de infraestructura vial y financiamiento de mantenimiento. Lo mismo ocurre con los combustibles, cuyo comportamiento sigue sujeto a variables globales y a decisiones internas sobre subsidios y política fiscal.